El FMI Retoma los Postulados de Keynes ¿Qué hará Venezuela?

El Fondo Monetario Internacional (FMI) es una de las instituciones financieras más representativas y promotoras del neoliberalismo, otorga créditos a los países bajo una serie de condiciones restrictivas que generalmente son para el provecho de la burguesía y no de la población. Esta semana y no por reconsideración de sus postulados sino por interés han manifestado, en un comunicado publicado como noticia en el diario la Jornada de México, que la recuperación por la crisis de coronavirus requerirá intensificar recursos en inversión pública, expresando que "Aumentar el gasto público en las economías avanzadas y de mercados emergentes podría ayudar a reactivar la actividad económica tras el derrumbamiento de la economía mundial más brusco y profundo de la historia contemporánea".

Consiente de la crisis global del capitalismo y hoy acentuada por la pandemia el FMI plantea que "La inversión privada es muy escasa, debido a la fuerte incertidumbre acerca del futuro de la pandemia y las perspectivas económicas. Por lo tanto, en muchos países ha llegado la hora de acometer inversiones públicas de alta calidad en proyectos prioritarios, lo que puede hacerse endeudándose a un costo reducido".

Llama la atención porque dentro de la concepción del neoliberalismo está la del libre mercado sin la intervención del estado como agente regulador de la economía (véase los escritos de Milton Friedman) y cuando se financia al estado es para proveer de recursos al capital privado o para que este genere el gasto sobre la población a través de subsidios directos, vale recordar la agenda Venezuela de Caldera y Petkoff, lo hace para incrementar el consumo no productivo sino las necesidades inmediatas de la población que básicamente es alimentación.

Esta concepción que hoy asume el FMI se asemeja a lo planteado por economista Jhon Maynard Keynes en la crisis de 1929 de los EEUU y que a través de una carta pública dirigida al presidente de Franklin Roosevelt en diciembre de 1933, quien es el único presidente de los EEUU que se ha enfrentado al poder financiero, y por cuya analogía en los planteamientos nos permitimos citar algunos elementos medulares de esa misiva pero que también para Venezuela hemos planteado desde hace algunos años.

Varios economistas y académicos han hecho referencia a esta carta, en ella le dice a Roosevelt que se enfrenta a una doble tarea: recuperación de la crisis y la aprobación de reformas económicas y sociales que debieron haber sido introducidas hace mucho. Estamos claro que el objetivo de la recuperación es incrementar el producto y el empleo, en nuestro caso devolver el poder adquisitivo a la población. En el mundo el producto se destina a ser vendido y su volumen depende del poder de compra que le hará frente en el mercado.

En el texto Keynes platea que un incremento en el producto requiere de por lo menos uno de tres factores: 1.- Las personas deben ser inducidas a gastar una mayor parte de su ingreso, 2.- las empresas deben ser persuadidas, ya sea por una mayor confianza o por una menor tasa de interés, a contratar más personal y así crear más ingresos en manos de sus empleados y 3.- Alternativamente, el estado debe ser llamado a crear ingresos adicionales a través del gasto público. Pero cuando los tiempos son malos o se viven períodos de crisis no se puede esperar que las personas aumenten el gasto, al contrario su capacidad adquisitiva se ve mermada por lo que el primer factor no funcionará a una escala adecuada. Con esa limitante en el consumo, el segundo factor no podrá operar sino hasta que el gobierno haya revertido la situación a través del gasto público. En consecuencia, el mayor impulso para salir de la crisis sólo puede provenir del tercer factor, es decir del gasto público.”

De forma concreta Keynes estaba replantando su teoría de la demanda efectiva para indicar que en tiempos de crisis, cuando el gasto y las expectativas se deprimen, la inversión privada se contrae y no puede ser el motor para sacar una economía adelante, ni que esta sea llamada burguesía revolucionaria. En fin el gasto público es la alternativa para suplir la deficiencia en la demanda agregada. Las políticas de austeridad que hoy se apliquen son la antítesis de esta visión y representan el regreso a una ortodoxia que niega la realidad.

En el terreno de las recomendaciones, Keynes insistió: la prioridad está en otorgar crédito para el gasto bajo los auspicios del gobierno. Una preferencia estaría en obras que pueden madurar rápidamente y en gran escala, como la culminación de la red ferroviaria, construcción y rehabilitación de viviendas, rehabilitación de carreteras, etc.

Hoy día a ochenta y siete años después, la carta de Keynes a Roosevelt mantiene su vigencia esclarecedora. Mientras la crisis en la trágica historia del capitalismo sigue su marcha, los poderes establecidos a nivel mundial aprovechan la coyuntura para arremeter contra lo que queda del estado de bienestar. El colapso actual tiene sus raíces en el estancamiento de los salarios reales en las principales economías capitalistas del mundo. La mala distribución del ingreso ha llevado a un sobre endeudamiento de las clases trabajadoras. Y ahora, en una brutal recesión en la que todos los agentes están empeñados en desendeudarse, nadie quiere aumentar pasivos y cualquier ayuda en forma de subsidios fiscales se utiliza para pagar deudas, lo que no contribuye a incrementar la demanda. En este contexto urge el lanzamiento de un vasto programa de obras públicas. ¿Será eso lo que está pensándose el FMI?

Finalmente vale decir que esa postura del FMI, en nuestro análisis, es una propuesta desesperada por colocar créditos como una manera de incrementar el consumo y poder vender inventarios al igual que reducir el desempleo por medio del comercio exterior. Pero en una burguesía cuya producción es tan débil como la nuestra el estado tiene que buscar en sí mismo la estructura para la reactivación, bien sea por su aparato productivo en cuanto a la transformación de recursos primarios como los insumos difundidos, hidrocarburos y petroquímicas y/o mediante desarrollo del programa de obras públicas de infraestructura. Surge la pregunta ¿ante el bloqueo económico que sostiene l propio FMI, de dónde saldrá el recurso para la reactivación? en este caso el gobierno puede apelar al endeudamiento interno a través de la banca pública y hasta la propia emisión de dinero por parte del BCV para inversiones productivas y atacar frentes de desarrollo donde el uso de divisas extranjeras sean menores como en los ejemplos citado.



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Endert Gil Montserrat

Ingeniero Electricista y docente de la UPTAEB-LARA .

 endertgil@gmail.com

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