¿Los Psicópatas se apoderan de la política y la economía?

Los psicópatas y los sociópatas comparten una serie de características, incluida la falta de remordimiento o empatía por los demás, la falta de culpa o capacidad de asumir la responsabilidad de sus acciones, el desprecio por las leyes o las convenciones sociales y la inclinación a la violencia. Una característica central de ambos es una naturaleza engañosa y manipuladora.

Los sociópatas son generalmente menos estables emocionalmente y altamente impulsivos; su comportamiento tiende a ser más errático que el de los psicópatas. Al cometer crímenes, ya sean violentos o no violentos, los sociópatas actuarán más por compulsión. Y les faltará paciencia, cederán mucho más fácilmente a la impulsividad y carecerán de una planificación detallada.

Los psicópatas, por otro lado, planearán sus crímenes hasta el más mínimo detalle, tomando riesgos calculados para evitar la detección. Los inteligentes dejarán pocas pistas que puedan conducir a ser atrapados. Los psicópatas no se dejan llevar por el momento y, como resultado, cometen menos errores.

Ambos actúan en un continuo de comportamientos. Muchos psicólogos todavía debaten si en realidad deben ser diferenciados, aunque actualmente una corriente de la psicología usa solo el término de sociópatas. Pero para aquellos que los diferencian, una cosa está ampliamente acordada: los psiquiatras usan el término psicopatía para ilustrar que la causa del trastorno de personalidad antisocial es hereditaria. La sociopatía describe comportamientos que son el resultado de una lesión cerebral, o abuso y/o negligencia en la infancia. Sin embargo, no todos los psicópatas o sociópatas son asesinos, como nos han convencido a través de las películas de esos casos.

Son personas que harán el mal, a sabiendas que están haciendo algo indebido, pero piensan que es un beneficio propio o global. Cuando se habla de maldad no se habla de personas, ni de grupos de individuos, ni de profesiones, ni de posiciones sociales, ni de enfermos mentales; como no se habla de raza, sexo u orientación sexual. La maldad es la consecuencia de un acto. Es la derivada de una actitud o un pensamiento compartido y por tanto una conducta.

Fuera de ese límite social, nadie es malo en términos absolutos, afortunadamente los verdaderos psicópatas son pocos, según los estudios, una persona de cada 100 en la población general. En las cárceles ese porcentaje sube hasta el 15%. Lo interesante es que varios estudios han encontrado que el porcentaje entre los directivos de las empresas está entre el 4 % y el 6%, es decir, cinco veces más que en la población general, mientras que en ámbito político está en el 4%.

Sujetos maquiavélicos en el sentido estricto. Se atribuye a Maquiavelo la frase "El fin justifica los medios". Además de escritor, el autor de El Príncipe era filósofo y diplomático. Estaba situado en la primera línea de las altas esferas, donde se libraban las luchas políticas sin cuartel en las que se decidía quién ocuparía qué trono o quién portaría el Anillo del Pescador. Maquiavelo fue un gran observador de aquellos que movían los hilos del mundo pero rara vez se manchaban las manos de sangre.

Esto no es de extrañar porque algunas de las características de los psicópatas son útiles para los negocios. Pueden tomar decisiones difíciles sin verse afectados emocionalmente, asumen más riesgos, son mejores manipulando y convenciendo, y tienen algo llamado resistencia al caos. Esto quiere decir que mantienen la cabeza fría y disfrutan en las situaciones más estresantes y caóticas, porque en realidad las consecuencias les dan igual.

Según el psicólogo canadiense, Robert Hare que desarrolló un test que mide el nivel de psicopatía, y según ese instrumento, casi todo el mundo tiene algún pequeño rasgo. El test puntúa entre cero y 40. Si consigues más de 30, eres oficialmente un psicópata.

Por su parte, el doctor Kevin Dutton, en su libro La Sabiduría de los Psicópatas, usó una escala diferente llamada inventario de personalidad psicopática y la aplicó a varios presidentes y figuras históricas, nos muestra estos resultados:

  • Gandhi: 119

  • Margaret Thatcher: 136

  • El emperador Nerón: 151

  • Hitler: 169

  • Donald Trump: 171

En el libro se citan otros nombres como los de Neil Armstrong, Bill Clinton, Jesús Cristo, Vincent Van Gogh, John Stuart Mill o J. F. Kennedy. Porque según Kevin Dutton, psicópatas hay muchos y en absoluto tienen por qué ser criminales o asesinos.

De esta forma, en la política y en la economía encontramos muchos ejemplos que gozan con el acompañamiento de diversos sectores de la sociedad, pero fundamentalmente, siempre están acompañados de élites de poder económico que también tiene comportamiento psicopático, así por ejemplo, dentro de los casos histórico venezolano nos encontramos que uno de los más emblemático sea Rómulo Betancourt, con sus famosas frases de "disparen primero y averigüen después" o cualquier otra expresión que incentivaba a matar o a robar el erario público.

Entre algunos casos ubicables en este siglo, además de Trump, tenemos algunos ejemplos:

  • George Bush destruyó a Irak, con la excusa para buscar armas de destrucción masiva donde básicamente hay petróleo.

  • A Barack Obama, le dieron hasta un premio Nobel de la Paz y fue el presidente que más guerra ha iniciado en los EEUU.

  • Las políticas económicas de Macri en Argentina, no pueden pasar como un acto de ignorancia sino una acción premeditada para favorecer las élites económicas en desmedro de todo el país.

  • La negación de Jair Bolsonaro en Brasil a aceptar el proceso de vacunación contra el COVID-19, afectando con miles de muertes a su población.

  • En el caso de Nayid Bukele en El Salvador, en franca conducta obsesiva construyó una cárcel por más de 40.000 presos, creando un espacio de confinamiento social, a lo que el presidente Gustavo Petro, llamó "un campo de concentración".

  • En Venezuela se encuentran más de 100 detenidos por corrupción y unos cuantos solicitados, son personas que teniendo un compromiso con el país, decidieron desviar el destino de los fondos para su beneficio personal.

En el ámbito de la economía, nos encontramos casos como Elon Musk, cuya conducta obsesiva es inocultable. Sin embargo, ese es sólo un ejemplo por sus excentricidades, porque en la actualidad los casos son comunes y numerosos. Desde las conocidas expresiones desde el Grupo Bilderberg, hasta los que influyen en la política para corromper a funcionarios y hasta para desviar la política de un país: como el caso de los dueños de corporaciones que incitan a las guerras para el control económico de recursos naturales y desplazamiento tecnológico o comercial, entre otros elementos de interés económico.

En la propia economía pero en pequeña escala se dan casos de psicopatía empresarial:

  • Los que fomentan la corrupción del gobierno para sus beneficios personales en resultados económicos.

  • Los que evaden impuestos, aun cuando sus ganancias son excesivas.

  • Los que falsifican datos de los procesos productivos para ocultar el verdadero margen de ganancias y en consecuencia, aumentarlas.

Pudiera pensarse que en estos tres últimos casos, es un problema de debilidad del funcionamiento y de la moral de los que conducen el Estado, lo cual en cierta medida es verdadero, pero también es una expresión de la psicopatía en los empresarios que encuentran eco en otros con su patología.

En conclusión, las expresiones de psicopatía en gobernantes y empresarios, siempre han existido. Más bien, hemos sido los ciudadanos quienes no hemos entendido el carácter psicológico de cómo se opera en esas estructura de poder y la relación entre ellas.

*El autor es docente de la UPTAEB Lara



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Endert Gil Montserrat

Ingeniero Electricista y docente de la UPTAEB-LARA .

 endertgil@gmail.com

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