Mucho inquietud causó al menos entre personas de nuestro entorno que en realidad es muy reducido, enterarnos a través de NOTICIAS PROMAR TV (Barquisimeto, miércoles 24 de febrero de 2021), que el sector de trabadores petroleros acordó con el Estado y el gobierno legítimo de Venezuela una convención colectiva novedosa y significativa sobre todo en la coyuntura actual, equipara el salario nominal a esa unidad monetaria digital conocida como Petro, más un bono de alimentación de igual valor; que en cristiano, equivale a 214 millones de bolívares mensuales.
Asunto que hizo preguntarse al joven periodista de la referida televisora larense, Ibar Colmenares-Trujillo, si tal monto sería extensivo a todos los trabajadores del país. Particularmente a los sectores laborales de la salud y la educación en todos sus niveles y modalidades. Acotó el narrador de noticias o ancla que, dado la importancia de esas áreas para la vida nacional, así como a los jubilados viene a ser cuestión nodal.
Ello con fines de apuntalar la recuperación de Venezuela y, agregamos nosotros a cuenta y riesgo, representa una gran incógnita porque el Producto Interno Bruto (PIB) en la última década seguramente es negativo; cosa que intuimos porque ahora es fama en la doxa periodística, que el Banco Central de Venezuela no publica esos datos estadísticos, dizque por ser muy espeluznantes por la debacle y efectos devastadores de las sanciones económicas del imperialismo y los errores en el diseño de las políticas de la revolución.
Todos juntos en comandita, unos por mera debilidad crematística cayeron en la corrupción como un tal Rafael Ramírez y su combo u otros, que a sabiendas se hicieron los pendejos, por lo que también son culpables por omisión. Ahora dizques son muy ricos tanto en Venezuela como en el exterior, parte de los que el historiador Dr. Vladimir Acosta ha dicho que la pasan bomba. Entonces nuestros grandes economistas prefieren recurrir a la estrategia del avestruz: esconder la cabeza bajo tierra, que en este caso será en lo que antes se decía "hueco fiscal" o no sé qué más zarandajas.
En ese sentido, nos enteramos también que por un grupo de WhatsApp algunos docentes adscritos a la Universidad Experimental Politécnica Territorial Andrés Eloy Blanco de Barquisimeto, UPTAEB, manejan la información off the record acerca de que el salario de los docentes universitarios por aprobarse estaría alrededor de los 120 dólares al mes, o sea 50% menos de lo que aspiran otros. Ya que, y siempre por noticias de medios locales regionales como La Prensa de Lara, enfermeras y médicos que en las últimas semanas han realizado protestas callejeras, manifestaron que aspiran alcanzar un salario de 210 dólares mensuales.
Asimismo, algunos articulistas de este portal (www.aporrea.org) que reflexionan sobre ese difícil asunto de la economía política, sostienen que una mayor capacidad adquisitiva de los trabajadores beneficia también al empleador y en cambio la cuestión salarial tiene una incidencia muy baja en la estructura de costos en cualquier organización; por lo que a todos los factores de la economía conviene nivelar los salarios. Sin embargo, la condición "necesaria y suficiente", como se dice en filosofía platónica y en lógica aristotélica, para acordar aumentos de salarios depende del aumento de los niveles de producción y la productividad de las empresas públicas y privadas.
En concreto, acotan que la firma del nuevo contrato de trabajo de "los petroleros" realizado en el contexto actual, guarda relación con el aumento de los precios de los hidrocarburos de la cesta petrolera venezolana en el mercado; pero el sector terciario de salud y educación, por ejemplo, ¿qué puede aportar a la producción?
Ergo, no puede haber aumentos salariales a todos los trabajadores venezolanos al mismo nivel que en PDVSA, ello, claro, al menos que las industrias manufactureras, del hierro y el aluminio, el comercio, la agroindustria, entre otras, se puede entender así, recuperen sus niveles máximos de producción e incremente la balanza comercial, además de que crezca el mercado interno con amplios intercambios comerciales; al comentar semejante opinión con una persona que conoce de esos asuntos, opinó que esos razonamientos son del carajo, tal vez de impecable lógica especial aplicada a la económica moderna, en este caso, pero en la práctica resulta muy desagradable: petroleros con sueldos millonarios y los otros trabajadores, no, viviendo precariamente. Por eso es que nadie quiere a gente así; menos en organizaciones como los del sector salud y educación en general y universitaria.
Sin embargo, valorando las últimas intervenciones del ministro del trabajo, Prof. Eduardo Piñate y el presidente Nicolás Maduro, uno puede advertir que la apreciación antes dicha coincide con la de los jerarcas del gobierno. Particularmente, en la intervención televisiva la tarde del día 27 de febrero del corriente 2021, el Primer Mandatario acotó que, lo que ahora suele llamar "la recuperación del salario en Venezuela", efectivamente, depende de los ingresos nacionales que moderadamente en las últimas semanas ha mejorado; finalmente, aparte de "tirar puyas" contra los "divisionistas de la ultra izquierda" y especialmente pensamos que las invectivas iban dirigidas al PCV (¡Pica gallo pica, dice un amigo mío), que lo acusa de "pactar con la burguesía y dirigir un programa económico neoliberal"; destacó que intentará arroparse hasta donde alcance la cobija.
En otras palabras, se presume habrá un ajuste salarial, tal vez mediante acuerdo semejante a la antigua "Tripartita" (empresarios, sindicatos y gobierno), porque de lo contrario los chinos y demás comerciantes miembros de esa tal burguesía se volverán locos poniendo precios astronómicos a los víveres, medicinas, cauchos, repuestos, etc. Aunque Maduro volvió a mencionar que las familias deben pagar como se debe los servicios públicos. Un escardillazo que a nadie le gusta. Todo será en secreto, porque así tiene que ser, y además dio a entender que continuarán los beneficios del Carnet de la Patria; recordó además una verdad indudable: Venezuela está bajo ataque constante, cosa que ha puesto en jaque nuestra economía.
Así, entre el imperialismo que existe de verdad como el diablo con tantas agresiones externas, made in USA y la Unión Europea, aunque también ayudados internamente por graves casos de corrupción de sectores gubernamentales, en Venezuela estamos como estamos: semejantes a como una vez que un amigo saluda al periodista don Rubén Mijares, muy apreciado comentarista de béisbol profesional, en el marco del bautizo de un libro sobre la pelota en el Hotel Príncipe, por su puesto, preguntándole: don Rubén, ¿cómo está el equipo tal? Y el maestro Mijares, dado que su equipo era colero y estaba entonces fuera de toda clasificación, responde, "¡Cómo vamos a estar vuelto mierda!" …
Como quiera que sea, se abren nuevas esperanzas por las potencialidades que siempre tiene Venezuela, más allá o más acá de los gobiernos y las oposiciones miopes de las coyunturas del presente; porque además quienes se han arriesgado con la inmigración tampoco es que están pasándola bomba por esos mundos de Dios. Lo mejor es quedarse en casa. Es decir, trabajar en su propio país, y aunque parezca lugar común darle mayor bienestar y grandeza a Venezuela.