Es posible que para los venezolanos parezca insólita la afirmación que hoy, a once años de Revolución Bolivariana, tengamos una universidad en la cual no hay un debate responsable de cuanto acontece en el país. ¡Y miren ustedes cuanto ha ocurrido! En otras oportunidades hemos dicho que las llamadas autónomas y privadas están de espaldas al país. Claro que sí. No se trata de graduar centenares de profesionales. A la universidad de hoy se le reclama participación directa, protagónica y respuestas a la aguda problemática social, educativa, económica, política y cultural que vive nuestro país. No debemos conformarnos con la práctica del servicio comunitario o alguna esporádica oferta académica. La educación superior debe volcarse con todo su potencial de conocimiento y convertirse en explosivo motor transformador.
El proyecto de la LES que ha vetado el Presidente tiene bondades que serán conquistas para democratizar el ingreso, permanencia, calidad curricular y democratización interna. ¿Quién se opone a ello? Lo más importante es que en manos de los universitarios y el pueblo legislador existe hoy la posibilidad de dotarnos de una ley que rija este importante “aparato ideológico”, como es la educación superior. Entonces, bien bueno lo que ha hecho Chávez, porque con este veto saca de la modorra y del chinchorro a una universidad dormida en los laureles. Veto que sacude el polvo y propicia una discusión que desde hace muchos años no se da en la universidad. Ahora, compatriota Fernando Soto Rojas, como estamos en tiempos de Revolución, póngale tiempo a esto. Y al Presidente Chávez… ¡Gracias por este favor que le has hecho a la universidad, al propiciar la discusión y el debate!
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