Hemos visto, en los anteriores artículos, la motivación, los acontecimientos i la razón de existir una cátedra de ética, en los estudios de medicina, recomendación internacional (OMS), buscando la manera de concientizar a los futuros médicos, de los graves problemas en el ejercicio profesional, cuando se impone una visión mercantilista, capitalista i apartada de la realidad social de los pueblos, antes que una misión humanitaria i ética. Desde principios de la década del 80, ya dentro de las actividades del Colegio de Médicos, cuando este funcionaba como un genuino organismo gremial, se hacían elecciones, por lo menos dos Asambleas Generales al año, se organizaban cursos, se establecieron Premios de Actividades Gremiales, Científicas, Literarias i Artísticas, i al lado de diversiones i actividades deportivas se realizaba una apretada actividad cultural, musical, i socio-económica, tratando de proyectarse positivamente en la comunidad. Entre esas actividades, la publicación de su revista que fundé en 1960, pero que posteriormente, me apartaron i la publicaron esporádicamente i en ediciones a veces ridículas, escribí también, una pequeña pero densa obra o libro, titulado El Médico, donde recogí los aspectos gremiales i los universitarios que gravitan sobre un correcto i ético ejercicio profesional. También fui el creador de la Comisión de Ética, que presidí por dos períodos. Sin embargo, desde hace muchos años el colegio es un coto cerrado a la política de un partido político que, pese a estar casi desaparecido, tiene allí un bastión o refugio, con una presidenta inamovible en el cargo, creo que desde los tiempo de la IV República i hasta el Día Nacional del Médico se celebra en fracciones separadas, especialmente marginados los médicos de la izquierda o de ideales socialistas. Lo mismo ha sucedido en la vida universitaria, en la cual, para más deterioro, el recinto universitario es terreno peligroso para los estudiantes i profesores pacíficos i hasta podemos decir que existe un cierto terrorismo, o que el hampa se desenvuelve libremente en sus facultades, (ha habido revueltas, protestas, alborotos con heridos i muertos) cosa que ha sido denunciada por escritores i profesores; situación de peligro, de la cual se desentienden las autoridades universitarias, desde varios períodos rectorales hacia acá, por lo menos desde los tiempos del Rector Domingo Bracho, quien públicamente hasta se identificó con la oposición golpista del año 2002, i punto de partida de una serie de rectores mediocres. El mismo fenómeno que hemos visto en la UCV i en la ULA, donde el mal ejemplo, la crisis o el caos, se ha extendido en las universidades privadas i en manos de la anti universitaria oposición venezolana. De eso no hai que hacer recuento o historia, porque es una crisis de todos los días i conocida por el pueblo venezolano, i con el agravante que, en Caracas, se sigue descuidando notablemente al Zulia en lo político i revolucionario. Hasta los Zulianos en la capital, es poco lo que saben de su región o cuando viene por casualidad algún periodista o universitario de allá, como el caso de Vanessa Davis que, me la presentaron i como le manifesté a un reportero del Correo del Orinoco que me entrevistó en un acto del PSUV en el Camlb, ni me puso atención a lo que traté de hablarle i le caí –lo dije con humor− como “caldo de pescado” dicho popular maracaibero, no maracucho. En Caracas por laVTV, se repiten las entrevistas a los mismos personajes, hasta el cansancio, ni escapando a ello tampoco, los extranjeros conectados o conocidos, algunos oportunistas como Dieterich. En la provincia, creen, no hai intelectuales, ni hombres de respeto, excepto los políticos alborotadores como Ismael García, Julio Montoya, Elías Matta, Caimán con Sueño Barboza, etc., o los politiqueros con sotana como Roberto Lückert.
Sin embargo, volvamos un poco más a la Cátedra de Ética Médica, i luego a otra cosa preocupante i terrible para quienes nos hicimos responsables de la idea de no olvidar nunca al más grande científico venezolano de nuestra historia, como lo fue i sigue siendo el Dr. Humberto Fernández Morán, execrado un tiempo hasta en el IVIC, i rescatada su memoria aquí en Maracaibo, durante la Gobernación de Francisco Arias Cárdenas i un Comité que presidí, donde la mayor colaboración la obtuve del Dr. Humberto Bracho Vale (lamentablemente desaparecido) del magnífico poeta i escritor Manuel Martínez Acuña, el arquitecto Andrés Eloy Jiménez Finol, orgullo de hijo, i de manera mui especial por el gran Comunicador Social, Enrique Rodríguez Mota, realizador de insuperables testimonios, como ya narraré en próximo artículo. Nunca he tenido la tentación de robarle méritos a otras personas, pero indigna cuando lo que fue obra de unos pocos, luego aparecen oportunistas a cobrar indulgencias con escapulario ajeno; cosas que nunca podría hacer ni que lo desease, porque la religión i los escapularios e indulgencias, no van conmigo a ninguna parte (lo mismo que para mis compañeros); i segundo porque tengo mucha conciencia de lo efímero de nuestro paso por esta vida, i mi rastro ha de ser de puras verdades aunque se aparten de los intereses de otros, cuyo rastro será de puras mentiras. Siempre me he identifiqué mucho en la vida con uno grande que acaba de morir: Ernesto Sábato, otro argentino universal, como el más grande del siglo XX: Ernesto Ché Guevara, que nos enseñó como pocos en la Historia Universal, a dar la vida por sus ideales.
La cátedra de Ética, entonces, un logro i una necesidad para los médicos, la regenté durante once años hasta que me llegó el tiempo de jubilación de una carrera docente en tres Facultades i seis Escuelas. Así como la inicié, así concluí mi labor: con una Clase Magistral, en presencia de las autoridades universitarias de la Facultad, i con invitados especiales. Único caso conocido, no hai otro. Fue un momento especial para mi fuero interno, me sentía como dejando un tesoro, por lo que hice metáforas al sentirme como Andrés Eloy en un Coloquio bajo la palma , evocando los versos de Machado de Caminante no hai camino, se hace camino al andar o con la prosa luminosa de Juan Ramón el de Platero diciendo “la tarde es un silencio hecho de valle y bruma…sobre las hojas secas camino paso a paso, mientras tiembla el lucero y el paisaje se esfuma, extasiado en la lira de oro del ocaso”, pensando entonces que, las instituciones no tienen o no debería tener ocaso que, para los hombres es un sino inexorable, pensando que esa lira de oro no debería ser para la cátedra, jamás un ocaso, sino el brillo de un nuevo orto cada día, cada mes i cada año o década. Empero, sí parece que empecé a caminar sobre hojas secas, porque habrían de venir otros hombres que no supieran apreciar aquel esfuerzo. I recientemente he tenido a través de una bella alumna de esa querida Facultad de Medicina (en la que fui alumno i docente por casi medio siglo) la infausta noticia de que tal logro de luz espiritual i de conciencia, fue eliminada del pensum de estudios. (Continuará)
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