No hay, pues, excusa para que nadie venga con que es ignorante como si fuera un mérito porque ser un intelectual, por ejemplo, es un asco. Entonces ¿para qué crear universidades? ¿Para qué simoncitos, escuelas bolivarianas y Canaimas, etc.? Si basta con ser pueblo para tener toda la sabiduría que se requiere para sacar el país adelante, cerremos todo eso. Mucha gente que dice ser revolucionaria anda con la muela de que no le hace falta formarse y exhibe con orgullo obsceno una ignorancia sin lagunas en cuanto tema requiera un mínimo de educación formal. Parece de oposición. Es de oposición.
Porque donde la ignorancia alcanza su apoteosis es en la oposición. Siente orgullo de su ignorancia de la historia, por ejemplo, con el cuento aquel del Camaro Supersalvaje, cuyo lema era “infiel al pasado”. En realidad era tan fiel al pasado que ya no quedan ni chatarras ni recuerdo de ese carricoche. Yo me acuerdo porque soy un memorioso, pero la mayoría ni supo de la existencia de ese perol y quienes supieron olvidaron, porque, como todas las modas, era una efervescencia olvidable.
La moda es un sistema totalitario que se saluda con una beata perversidad, «lo que es moda no incomoda», etc. Depender de la moda es renunciar a toda autonomía. “Está de moda” es declarar que no se tiene albedrío ante lo que te impongan las grandes multinacionales comerciales. Con el cuento de la moda arrasan culturas completas, así como los rústicos destrozan la biodiversidad. Esa actitud de la oposición se agrava cuando se cree “la gente pensante de este país” y habla de “chaburros” (http://j.mp/bSRq8n). Pero allá la oposición; no se ha percatado de cómo renunció a ser élite.
“Ser cultos para ser libres”, dijo José Martí, pero ese sí de verdad era revolucionario.
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