A Franz John Tennyson
Lee, le conocí desde la Universidad de Los Andes de la década de los
ochenta. Fue mi facilitador en Pensamiento Político III, y me enseñó
a leer a Karl Marx sin tapa bocas, ni bajo el “credo” de
los que se rajan las vestiduras por los procesos revolucionarios. Me
hizo entender que la latencia-tendencia era algo inevitable en una sociedad
de humanos; que el hombre estaba en el universo para formar parte de
él y no para ser víctima de los arrebatos de los astros y satélites,
que transforman a unos hombres en amos y a otros en servidores. Me enseñó
que no debía bajar la mirada, que siempre me sintiera seguro de los
caminos emprendidos y que jamás fuera desleal, falso, egoísta ni hipócrita.
Que actuara según pienso y que mi último pensamiento fuera a favor
de los desposeídos, de los condenados de la tierra que describiera
Fanon en la década del setenta.
Franz J.T. Lee posó
su mirada en mí (y esto es un mensaje para esos canallas que piensan
que soy un recién llegado al proceso de transformación de mi país)
cuando en 1989 escribí para el periódico “El Correo de los Andes”
(hoy ya desaparecido), un artículo de opinión que titulé “Franz
J.T. Lee, poeta de los tiempos que vendrán”. Y fue una opinión de
un muchacho de apenas veintiún años, en donde expresé que: “…los
caminos de la revolución se han de dar cuando el pueblo esté en paz
con su conciencia ciudadana, dando paso a hombres como Lee que como
el flautista de Hamelín (fábula o leyenda, documentada por los Hermanos
Grimm), va tocando sus arengas y lleva al caudaloso río de la sabiduría
a esos animales irracionales que atacan a los hombres…” Franz era
un hombre prestado a su época. Su visión de una sociedad superior,
organizada, modelada como esfinge divina que va más allá de todo compromiso
o interés particular (socialismo), no era simplemente un sueño, él
sabía que está allí, en cada uno de los hombres y mujeres que como
su pueblo adoptivo de Venezuela, tomó la decisión de actuar y de llevar
adelante su autodeterminación que no es más que su libertad.
La obra de Franz Lee
que más he leído es “Teoría-Práxis de la Revolución-Emancipación”.
La primera edición fue a comienzo de los ochenta y la segunda, que
aún conservo, es de 1991. Un ensayo social vigoroso, sensible; con
un estilo literario sin armazón predeterminado, sino que es abierto,
frontal y sobre todo poético; Franz nos habla: “Desde la primera
edición de este libro, como lo he advertido todo cambia: el sujeto
que escribe, el sustrato de su reflexión y lo que está escribiendo…;
desde 1986 la Virgen de Fátima acabó con el comunismo, Marx es obsoleto
y Lenin está tumbado, ¡Heil Bush! ¡Ave Gorby! Espero que la segunda
edición de esta obra vuelva a informar al lector que la Teoría, la
Práxis, la Revolución y la Emancipación son históricamente invisibles,
y son las únicas cosas en el Universo que valen la pena pensar-hacer-saber,
para producir y reproducir un Mundo que responde y corresponde no a
un hombre nuevo ni a una mujer nueva, sino al Hombre Emancipado Nuevo
del Siglo XXI dialéctico.”
Hoy ha partido del mundo
terrenal Franz J.T. Lee, pero no hace mucho, en la Web aporrea, dejó
lo que interpreto como su último testamento emancipatorio; en un breve
ensayo titulado “El paradigma de Gadafi y nuestro pequeño chance
para sobrevivir el Globofascismo” (12 de mayo 2011), donde toca el
tema a fondo del neo-imperialismo internacional, Lee nos deja su llamado:
“Para que los movimientos de los trabajadores a escala global sean
radicales tienen que agarrar cualquier problema histórico por sus raíces,
con firmeza, contundencia y principios emancipatorios bien claros. Esto
significa nada menos que agarrar el fascismo global por sus raíces
transgenéticas y erradicarlo dándole en su ‘alma’, es decir, atacando
todas las condiciones económicas, políticas, sociales, militares y
alienantes que lo han sostenido”.
En una palabra, no puede
haber posturas intermedias, complacientes; debe subsistir una conducta
humanista que haga del Hombre y del Universo, un binomio perfecto, para
conquistar el buen vivir que no es más que el de sentir la libertad
como un desafío para liberar a todos nuestros semejantes. Ha muerto
Franz J.T. Lee: ¡Viva Franz J.T. Lee!