Hace algunas semanas tuve la oportunidad de enterarme de dos situaciones curiosas que tienen que ver con el Ministerio del Poder Popular para la Educación (MPPE). Se trata de las historias de dos personas que viajaron a Caracas a realizar sendas gestiones en la sede del máximo organismo rector de la educación en Venezuela. Con base en la información que obtuve, le voy a formular dos preguntas a la Ministra Maryann Hanson, en espera de sus respuestas por esta misma vía.
La primera persona viajó a Caracas a preguntar por sus notas de bachillerato, ya que la han tenido del timbo al tambo, entre el Liceo Rafael Rangel de la ciudad de Valera, y la sede de la Zona Educativa del estado Trujillo. En ninguno de esos lugares le han sabido dar información precisa sobre el destino de sus notas de bachillerato. Según cuenta esta persona, en la sede del MPPE en Caracas, simplemente le dijeron que ellos no tienen nada que ver con eso, que preguntara en la sede de la Zona Educativa de Trujillo. Entonces, esta es la primera pregunta para la Ministra Maryann Hanson: ¿Qué debe hacer la persona que requiere sus calificaciones de bachillerato para obtenerlas sin mayor dilación?
El otro caso tiene que ver con las prestaciones sociales que le adeudan a una maestra ---que por cierto está delicada de salud--- que se jubiló en el año 2009. Al llegar a la sede del MPPE en Caracas, le entregaron un ticket numerado y le dijeron que esperara. Cuando le correspondió su turno, luego de haber escuchado varias historias de maestras procedentes de distintas ciudades de Venezuela que andaban en lo mismo, la funcionaria que le atendió consultó en su computadora y le dijo: Oiga, apenas están pagando las prestaciones sociales del personal docente que se jubiló en el año 2006, así que tendrá que esperar. Con esa contundente información, creo que vale la pena formularle la segunda pregunta a la Ministra Maryann Hanson: ¿No debería el MPPE declarar en emergencia el caso de la deuda con los docentes jubilados, y hacer justicia poniéndose al día, antes de que esa situación se convierta en catástrofe financiera para los interesados? Dos preguntas sencillas que merecen, esta vez, respuestas concretas.