La respuesta es no. En las universidades autónomas el paro comenzó desde que Chávez llegó al gobierno. Tal ha sido el comportamiento de las autoridades y buena parte de los integrantes de estas instituciones que, sencillamente, siguen plegadas al macabro juego de la desestabilización continuada. Desde hace buen rato se olvidaron de principios, ética, conocimientos al servicio de la sociedad, extensión, etc.
Esta dirigencia universitaria se arrinconó, se encuevó y secuestró a la universidad vanguardia, democrática y popular que pudo convertirse en referencia, apoyo y guía de primera línea en estos últimos años que ha vivido nuestro país.
Este paro, al que alguna dirigencia insiste en darle continuidad (hasta que se vaya Maduro, según), desenmascara la posición politiquera y antiestudiantil de la FAPUV, conexos y similares. La comunidad universitaria sabe muy bien que en los tiempos de la cuarta república no había diálogo con el gobierno. El allanamiento, el cierre, plan y plomo fueron las respuestas para callar la protesta y el reclamo.
Como dato curioso, ha sido precisamente el diálogo, mediante la instalación de mesas de trabajo y respuesta a las justas peticiones del sector, el elemento que ha caracterizado la relación en los últimos tiempos. Nadie, absolutamente nadie, puede acusar al gobierno Bolivariano de evadir sus responsabilidades con el proceso educativo en todos sus niveles. En el caso concreto de las universidades, desde la gestión del Prof. Samuel Moncada, hasta la actual, del Prof. Pedro Calzadilla, ha quedado demostrado de manera fehaciente esta disposición franca y constitucional. Los comités “procupo” ya forman parte del pasado y dan paso a la democratización de la matrícula mediante nuevas medidas de acceso y creación de nuevas casas de estudio.
Una prueba contundente de la responsabilidad del gobierno Bolivariano es la cancelación de los intereses de prestaciones sociales para el personal docente y administrativo. Acceder a esa reivindicación era un sueño que comenzó a hacerse realidad cuando ganó Chávez. En la gestión de Moncada se inició el pago. El golpe y el paro, con sus negativas consecuencias económicas, lo frenaron. Actualmente éste, para beneplácito de miles que estaban desencantados, marcha con toda normalidad.
Resulta que la deuda es de los universitarios. Mientras el proceso de empoderamiento popular es propiciado por el gobierno, en las universidades sucede lo contrario. El germen antidemocrático cada día toma más cuerpo. Es en Revolución que la Autonomía se convierte en precepto constitucional y la Ley Orgánica de Educación (2009) en su Artículos 31, 32, 33 y 34 refiere normas en el marco de la democracia, la libertad, la solidaridad, universalidad, eficiencia, justicia social, respeto a los derechos humanos, etc.
En fin, una dirigencia irresponsable y apátrida, convierte un recurso como la huelga en una acción perversa. La descalifica y desvirtúa. Este maratónico paro no fue por aumento salarial. No fue por presupuesto justo. No fue por la autonomía. Menos por falta de diálogo. No se les ocurra decir que el paro terminó. Asuman la verdad. Las universidades autónomas tienen años mirándose el ombligo.