La paga universitaria

Jamás la paga del docente universitario ha sido justa en cuanto a la cobertura digna de su cesta básica. Podría decirse que los sindicatos de la IV República redujeron sus reclamos ante el anterior “patrono”, hoy MPPEUniversitario, a reclamos salariales que siempre fueron atendidos de manera deficiente. Así, esos sindicatos mantuvieron una justificación parasitaria para seguir reclamando, pantalleando y reclamándole al mismo patrono, particularmente cuando era de un partido político diferente a la directiva sindical de marras.

Fue así como fueron aceptando como buenas todas esas numerosas primas y bonos complementarios que hoy suman y representan un alto porcentaje del salario “básico” oficial, primas y pagos extras que bien podrían quedar asimilados al salario ordinario, a manera de una verdadera integración salarial que contablemente ahorraría costes administrativos.

Actualmente sigue en discusión, en su fase final, un nuevo Contrato Colectivo sui géneris que uniforma la sindicalización y homogeneiza al funcionario universitario indistintamente de ser obrero de labores extracatedráticas y extradministrativas, o pertenecer al personal administrativo y docente.

En esa discusión actual, el gobierno ha ofrecido un aumento considerable el salario medio que ya para septiembre de este año debe rondar más de 100% del salario actual. Si bien es cierto que con ese ajuste todavía quedaría en rojo una parte de la cesta básica, esta elevada y costosa cesta ha respondido a los precios especulativos en los que se expresa la actual guerra económica que lleva a cabo el enemigo de esta revolución y con el que, sin lugar a dudas, están cuadrado aquellos docentes que se están declarando listos para ir a un paro parcial cuando las universidades reabran sus puestas.

Una agrupación de docentes universitarios que en realidad busque mejoras salariales debería  entender la situación petrolera por la que atraviesa el país, y bien podría aceptar el ajuste propuesto por el gobierno y seguir discutiendo nuevos ajustes que vayan equilibrando el salario del universitario indexadamente con los grados de  inflación que sigan apareciendo.

A ese personal que, más que búsqueda de reivindicaciones laborales, a estas las usa como excusa para mantener una férrea y obtusa, aunque estéril y perjudicial para el personal que los acompañe, el Ministerio podría simplemente depositarles de oficio sus ajustes salariales y luego llamarlos al cese de sus amenazas sólo perjudiciales para toda la sociedad.



Esta nota ha sido leída aproximadamente 2737 veces.



Manuel C. Martínez


Visite el perfil de Manuel C. Martínez para ver el listado de todos sus artículos en Aporrea.


Noticias Recientes:


Notas relacionadas

Revise artículos similares en la sección:
Movimiento Estudiantil, Educación


Revise artículos similares en la sección:
Anticorrupción y Contraloría Social