Así como tenemos fuerzas para para resistir los embates de todos los enemigos, también tenemos la fuente maravillosa del afecto y la solidaridad expresados en los gestos más sublimes de la amistad. Eso es la UBV, una universidad que nació en medio de la corriente fluida y cristalina de los pensamientos de Hugo Chávez Frías, quien la soñó y la construyó para dar amor y un poco de calor, bañado de esperanza, a esos miles de hombres y mujeres que andaban buscando el horizonte esplendoroso pero que se les negaba esa posibilidad emancipadora.
Tras las huellas constitutivas fuimos construyendo el presente y sembrando los saberes, la amistad, la solidaridad y amor para ir regándolo en cada surco del alma. Ahora la cosecha la vemos por allí en el rostro de cada hombre y de cada mujer, quienes encontraron en esta Casa de los Saberes una palabra de aliento para desarrollar todas sus capacidades como seres humanos y contribuir así con el desarrollo de la patria. Vamos avanzando y el tiempo, ese que nos escucha y nos observa en silencio, nos dice que vamos por buen camino, arando la tierra fértil y sembrando la esperanza y el amanecer de cada día para ver y sentir el verdadero sentido de la vida.
Poco a poco hemos ido aprendiendo a ver a través de la experiencia y de la razón, lo que nos ha permitido crecer en consciencia y no caer en el fuego avasallante de la violencia que en algún momento se nos quiso imponer desde la acera de enfrente. Actuamos apegado a la racionalidad y así hemos vencido a los violentos, que ya no tienen fuerza moral para atacar a esta institución que está bañada en las aguas cristalinas de la verdad. Y para lograr avanzar en esta cruzada ha sido clave el esfuerzo de todos, de los que se han ido y de los que estamos ahora. De allí pues, que aprovechando la oportunidad quiero darles las gracias a todos porque cada día estamos conscientes del rol que le toca jugar a la UBV en este momento de grandes desafíos para la patria y donde debemos estar ganados para defender los legados de la revolución y tensar los lazos del amor y la solidaridad.
Quizás fueron esos duros momentos de asedio y ataques violentos que hemos sufrido, lo que nos permitió encontrarnos y allí descubrir que nuestra esencia es la solidaridad y el amor profundo por el prójimo, por los que vienen a esta universidad buscando ese rayo de esperanza que le permita ver la luz del conocimiento no para atarlo a los valores egoístas del capitalismo, si no para liberarlo de esas ataduras. Ese mismo sentimiento de solidaridad se ensancha a nuestros compañeros y compañeras de trabajo, a quienes le hemos extendido la mano amiga y el apoyo espiritual para que no desmayen ni un instante y seguir consolidando esta universidad que nos dejó el gigante Hugo Chávez.
Desde los sentimientos más profundos del alma y con la fe del palpitar, quiero pedir por la pronta recuperación de nuestra compañera Samarys y por el hijo de la profesora Catalina; y decirles con estas palabras que estamos pendientes de ustedes y firmes en la convicción que todo va a salir bien y pronto volveremos a ver a ese niño corriendo en sus travesuras y a nuestra compañera Samarys riéndose de mis buenos chistes. Como diría el poeta, gracias a todos esos hombres y mujeres que trabajan en esta Casa de los Saberes y decir con orgullos somos UBV, una universidad solidaria y de rostro humano.