A lo interno de las universidades autónomas, la conflictividad social, política y económica, no muestra el escenario de acción abiertamente violenta, insurreccional, confrontacional de momentos pasados. ¡No! Hoy es un escenario entre la delincuencia organizada, común, y la no operatividad institucional; la dejadez, no cooperación, brazos caídos… ¡de paz relativa, tensa!
Intuitivamente; parece inducirse, un estado de conmoción y terror que impacte, paralice, la vida universitaria y desde ella a la sociedad, a la opinión pública nacional e internacional. Desde esta perspectiva política, mediante la utilización de la delincuencia organizada, común, y necesaria complicidad interna; ¿se insiste en la creación de un estado-nación fallido?
¡Institucionalidad, gobierno, estado-nación fallido, incapaz de proteger sus recintos educativos, universitarios, ni siquiera del hampa común que los azota!
La acción delictiva, de desvalijamiento, en nuestros recintos universitarios, en la Universidad de Oriente, a alcanzando un nivel critico. ¡De conmoción y terrorismo!, en apariencia orientado al desvalijamiento de sus instalaciones. Sin embargo, más allá de lo casual ─pacotillero─ se intuye, un proceder sistemático, planificado, organizado, de causa y efecto paulatino, progresivo, con premeditación y alevosía ─en términos jurídicos─ que demanda, con extrema urgencia, de instancias superiores; seguridad, control, orden público. ¡Inteligencia, prevención y contención!
Al ser superada, como ha sido, por este estado de anarquía y descomposición social, la autonomía universitaria no puede, no debe, no tiene, que ser usada como excusa. En ella, las autoridades universitarias, no encontraran capacidad discursiva ni operativa para enfrentar el gravísimo problema, colocando nuevamente a la Universidad de Oriente, su comunidad e instalaciones, en desvalía, en indefensión. Su invocación, ante la gravedad del asunto ─desde la percepción de quien escribe─ puede entenderse como parte interesada ─¡complicidad interna por acción u omisión!─, en el desmantelamiento de la institución.
¡La Casa Más Alta, la casa que vierte su luz torrencial!
¿A la que jóvenes, hombres y mujeres, soñaban venir para luego regresar...?
Debe entenderse, reconocerse, buscar, solicitar, exigir, cooperación institucional, legal, legitima; Universidad, Gobierno, Estado-Nación. Cualquier otra acción, excusa, dilatadora, es ir contra la existencia y continuidad universitaria. ¡Es dar riendas sueltas a la imaginación sobre el destino de la Universidad de Oriente! ¿Será esa la intencionalidad? ¡Dios quiera que no y que prive la sensatez y la razón! ¡La Paz!
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