"Hay muchas cosas que están mal en Venezuela"
Nicolás Maduro
"(Que pena me da) no pierda fe, no pierda fe, no pierda fe
(Que pena me da) víctimas del ay bendito""
"Enseñar con seriedad es poner las manos en lo que tiene de más vital un ser humano. Es buscar acceso a la carne viva, a lo más íntimo de la integridad de un niño o de un adulto"
George Steiner
Pensar hoy en la educación –con el apellido que pongamos: crítica, liberadora, ciudadana, "bolivariana"- es un acto de fe. Es educación lo que pasa entre los padres, las madres y sus hijos, lo que pasa entre profesores y profesoras y sus alumnos y alumnas. La educación (docencia) necesita de gente muy despierta y animada, y sobre todo, consciente de su responsabilidad. Necesita de una respuesta diaria. Quien es llamado para la educación, tiene que saber que es responsable ante el llamado para educar. Si somos llamados para las clases es porque tenemos madera, no de santo tal vez, pero sí de alguien que puede transmitir e influir en otros de manera positiva y duradera. Quien es llamado a la docencia, es llamado a tener una conversación constante con la verdad, con el conocimiento, con el ser humano, con la humanización de la persona. El llamado es la huella trascendente del docente. La Profesión Docente no es una chamba como la de "le cuido el carro señor" o la de "le llevo la bolsa señora".
La profunda crisis que en esta etapa de la historia está atravesando Venezuela, y que golpea con fuerza inusitada nuestra sociedad, nos impone la tarea de analizarla para aportar en la búsqueda de salidas. La crisis atraviesa todos los niveles de la sociedad, el económico, el social, el político, el religioso, el moral.
En su ensayo "La crisis de la educación", publicado en 1958, decía Hannah Arendt que toda situación de crisis nos obliga a volver a plantearnos preguntas y, sea que respondamos con nuevas o viejas respuestas, en cualquier caso solicita de nosotros que afrontemos la crisis formulando juicios directos.
Una situación de crisis no es necesariamente un desastre, al contrario de lo que muchos puedan creer. Y si lo es, quizá lo sea en la medida que a ella nos limitamos a responder con juicios preestablecidos, o que nos volvamos incapaces de atender, con ojos nuevos y mirada atenta, a la esencia de un asunto que, en virtud de tal crisis, parece manifestársenos con toda su insolente desnudez. ¿Dónde estamos y cómo hemos llegado hasta aquí? Una comparación entre la situación actual del sistema (proceso) educativo y la de hace 40 años, arroja un balance que, creo que sin exagerar demasiado, podríamos calificar de desolador. Es verdad que esta afirmación necesita muchas matizaciones y valoraciones más detenidas, pero es verdad también que este es el primer sentimiento que suele aflorar cuando abordamos el tema, y que no debemos maquillarlo. Pero, dicho esto, de nada sirve que nos lamentemos, sino que parece más oportuno que analicemos los porqués y reflexionemos sobre los retos que la situación actual plantea.
¿Cuáles son las causas que nos han hecho llegar hasta aquí? ¿Qué ha ocurrido en nuestra educación desde aquellos años de florecimiento a nuestros días? ¿Dónde estamos realmente? ¿Cómo y en qué dirección debemos responder a la situación presente? Estas son algunas preguntas que debemos hacernos y que debemos intentar responder con el máximo de honradez y de autocrítica. Es urgente pasar de "la fase critico disolutiva a la de las proposiciones constructivas"
CODA
La docencia es una actividad ocupacional que tiene todas las características por las que se define una profesión, entre ellas:
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presta un servicio específico a la sociedad;
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es una actividad encomendada y llevada a cabo por personas que se dedican a ella de forma estable y obtienen de ella su medio de vida;
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los profesionales acceden a la docencia tras un largo período de capacitación; y
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los profesionales forman un colectivo organizado que pretende obtener el control monopolístico sobre el ejercicio de su profesión.
Para analizar si una actividad profesional se está realizando correctamente es necesario reflexionar sobre los fines que legitiman la actividad y le dan sentido. En el caso de la profesión docente, el Informe Delors nos ofrece algunas claves importantes al decir que la finalidad de la educación es que los alumnos aprendan a conocer, aprendan a aprender, aprendan a vivir juntos y aprendan a ser.
Los profesores y educadores tienen la tarea de facilitar los procesos de aprendizaje de conocimientos y actitudes que favorecen el acceso a la vida adulta, a los estudios superiores, al mundo profesional y científico.
La educación, por lo tanto, no es sólo transmitir "la ciencia", la visión científica del mundo es, sobre todo, contribuir a la formación de las personas, de modo que puedan participar plenamente en la vida y en la cultura de la sociedad.
Los profesores y maestros son los profesionales específicamente preparados a quienes se les encomienda la tarea de transmitir los conocimientos, estimular el aprendizaje y las capacidades cognoscitivas de los alumnos, la de ser acompañantes y guías de la adquisición de habilidades, métodos y actitudes. Haciendo bien su cometido no sólo contribuyen al crecimiento intelectual de sus alumnos, sino a la vez educan y elevan su nivel vital y personal. Educar es siempre, a la vez que cualquier aspecto parcial, enseñar a vivir.