¿Ha entrado la Universidad en un proceso termodinámico fractal caótico irreversible? (2. Premisa Teórico-académica)

De la ‘teoría fractal’ −¡no se asuste!−, considere un Macro-Sistema (MS) en cuyo interior existen sistemas (S), microsistemas (mS), nanosistemas (nS)…, de comportamiento y estructura que pueden describirse bajo las mismas reglas, principios, teorías, leyes, que rigen al MS sin importar el nivel de escala. (‘Sistema Canónico’). ¡Piénselo!

Idealice la hipótesis de la teoría fractal aplicada a un sistema canónico de ESCALA SOCIAL tan grande y complejo como: ¡Universidad, Comunidad, Estado-Nación!, donde la Universidad es el más pequeño de los elementos componentes (El macrosistema es de ámbito externo a la Universidad). O, de pequeña dimensión y menos complejidad en el caso de: ¡Universidad, Núcleos, Escuelas, Departamentos, Extensiones…!, en el cual la Universidad es el Macro Sistema por estudiar (Intrauniversitario).

Para evaluar el funcionamiento de estas estructuras, desde el aspecto energético –¡no tenga miedo, solo son palabras bonitas, términos académicos!−, considere los conceptos termodinámicos de Entropía[1] y Entalpía[2]:

[1] Entropía: «Medida de la Energía interna no utilizable al interior de un Sistema (sin importar el tamaño o calificación; MS, S, mS, nS…) relacionada con el DESORDEN Molecular, el CAOS interno».

[2] Entalpía: «Magnitud equivalente o asociada a la suma de la Energía interna de un sistema y el producto de su Volumen (Vsi) por la Presión Externa[3] (PEx)».

[3] Con la Presión Externa (PEx) definida por el cociente de Fuerza Externa (FEx) entre Área o superficie ocupada por el sistema (A), y la Fuerza Externa (FEx) siempre considerada como una Fuerza Interventora o Invasora que actúa sobre el sistema. ¡Ajena al sistema y los intereses propios del sistema*! La Energía interna del sistema puede suponerse proveniente de fuerzas o potenciales pro-sistema (EPro) y contra-sistema (ECon) actuando simultáneamente al interior.

Entonces; la Entalpía del sistema en estudio puede ser expresada algebraicamente como:

[4] Entalpía = (EPro + ECon) + [Vsi x (FEx / A)]

De esta última relación se tiene que:

1. A lo interno del sistema las EPro y ECon se equilibran ‘Normalizando el Desorden Molecular’ evitando su caotización sin necesidad de Presión o Intervención Externa.

2. La Presión Externa desequilibra la ‘Normalidad’. ¡Aplasta al sistema como en sistemas de Súper Gravedad o de la llamada Materia Oscura! −¿Vainas de astrofísicos, verdad?−. Al actuar en combinación con las ECon superando las EPro desequilibran y ‘caotizan’ al sistema. ¡De interés para las Fuerzas Interventoras llamar a este efecto Caotización Constructiva! Por sí solas las ECon no son ni representan obstáculo alguno. ¡Al Final, solas, solitas, sucumbirán ante la Presión de la Fuerza Interventora! ¿Autodestrucción?

3. El efecto negativo de la Presión Externa sobre el sistema solo puede ser contrarrestado, eventualmente equilibrado o superado, siempre y cuando exista una EPro de efecto y proporciones de orden superior a la combinación:

ECon + [Vsi x (FEx / A)]

o un sistema con Volumen y Área lo suficientemente grande para soportar las presiones externas.

En este punto:

−¿Entiende usted? ¡Si, usted señor lector! ¿Entiende usted por dónde y de dónde viene la percepción de una Universidad sumida en un proceso de autodestrucción?

Apliquemos este planteamiento teórico-académico-objetivo a la escala social del Estado-Nación (MS), Sociedad (S), Universidad (mS), donde la Universidad de Oriente o cualquier otra, como universidad autónoma pública, pertenece a la escala de nanosistemas, como parte del microsistema Universidad. A su vez; desde otro sistema de observación referencial, el Rectorado o cada Núcleo pueden ser considerados como un sistema del MS Universidad de Oriente. Escuelas y Extensiones son mS, Departamentos y Programas son nS… ¡Defina usted una escala y alcance del estudio en este ámbito social!

En la escala de la UDO; la Fuerza Interventora contra el Rectorado, sus aliadas ECon, y las EPro defensoras del rectorado, al subir hasta la escala del MS Estado-Nación, ¡ACTUAN EN CONJUNTO!, comportándose como una ECon Total contra el Macro Sistema que las contiene. ¡Desde aquí, en boca o escritos de la autoridad universitaria, Consejo Universitario, ‘aliados externos al Rectorado, a los núcleos…’ se solicita, se implora, se clama… INTERVENCIÓN EXTRANJERA contra el Estado-Nación!

¿Cómo entender que desde la universidad, en alianza con fuerzas externas, se solicite ante instancias internacionales respeto a la AUTONOMIA UNIVERSITARIA y condena al Estado-Nación e institucionalidad que las define y contiene, en detrimento o en contra de la SOBERANIA de ese Estado-Nación?

¡AUTONOMIA ES SINONIMO DE SOBERANIA!

¿Por qué es buena la SOBERANIA UNIVERSITARIA y NO la del Estado-Nación que la contiene?

¿Cómo actuarían las Fuerzas Extranjeras, Externas, Interventoras del Estado-Nación en relación a la SOBERANIA UNIVERSITARIA?...

La dignidad, honor, orgullo, de la sociedad universitaria, académica, investigadora, innovadora. Nuestra inteligencia, interés, desprendimiento, lucha académica investigativa…, por una Venezuela vivible desde la mayor suma de satisfacción y bienestar posible, ¿dónde queda?

Por conveniencias personales e ideológicas, mezquindades políticas, ambición de poder político y económico; ¿no sabemos, no queremos, no podemos, desde nuestras universidades definir un proyecto de país democrático, no tutelado ni anexionado, una Nación prospera, productiva, con equidad e igualdad social?

¿Pasará por la inteligencia académica, pensante, de nuestra sociedad universitaria el inculcar la idea de una Patria Libre, Soberana e Independiente? ¿Por qué no? ¿Somos o no capaces que requerimos ayuda o intervención humanitaria para conducir o gobernar nuestro país? ¿Será esa ayuda o intervención humanitaria la neo-definición de invasiones militares para derrocar gobiernos, Estados-Naciones y TODA SU INSTITUCIONALIDAD?...

Las respuestas a estas y muchas otras interrogantes solo las encontraremos al interior de cada individuo o protagonista, en su conciencia, subjetividad e imperfección humana; sentimientos, deseos, ambiciones, intriga, pasión…, en la Premisa Sociopolítica, fuera de la objetividad de leyes, teorías, principios, argumentos científico-teóricos y de la divinidad del 8vo mandamiento.

¡Hasta entonces; un cuento para el desenfado!:

Asesinos del hombre muerto

Del primer vehículo se desprende un neumático delantero. ¡Ya no da más, su conductor lo obliga en el avance! Mi compañera parece estar entre sus ocupantes.

Estoy en el segundo, desciendo mientras puedo. ¡Se marchan dejándome solo a la entra del pueblo!

Solo, descalzo y de pantalones hasta las rodillas, camino a lo largo de la fangosa calle de entrada. A mi lado izquierdo una mujer, joven, casi niña. ¡No logro ver su rostro! ¡No sé quién es, luce despeinada y harapienta!

¡Me preocupa mi desnudes, condiciones en las que asisto a la conferencia! ¡Descalzo, con pantalones hasta la mitad de las piernas y empantanado! Ni Carmen ni Luisa me acompañan, no sé dónde están.

−¡Eh, eh…, SSSS!− Parecen llamar desde la antigua y ruinosa casa a la orilla de la calle.

¡La niña ya no está!

Ante el quejumbroso llamado, me detengo, miro hacia el interior, a través de la media puerta que a la entrada va quedando. ¡No veo quién es!

−¡SSSS, eh, eh!− ¡Insisten en el llamado captando mi atención, interés, curiosidad!

Decido entrar abriendo camino ante la pila de escombros. ¡Está complicado, muy abandonado y destruido por completo! No puedo ir más allá de unos cuantos metros tras la destruida puerta del jardín principal. ¡No logro entrar ni divisar a nadie en la penumbra al interior de lo que fue una grande y hermosa casa!

Decido regresar por otro camino, en apariencia más largo y de mayor claridez, sobre escombros mucho más apilados. En la cima, a mi espalda, un niño; ocho, diez años, blanca piel, amarilla, agreste y reverberante cabellera bajo el sol del mediodía, se burla de mi incapacidad para sortear las dificultades. Al preguntarle sobre la pesca, incrédulo, se burla de mis conocimientos sobre el asunto:

¡No lo conozco, él a mí tampoco! No sabe quién soy ni cuánto sé de aquellos parajes, su gente, la pesca que alguna vez en ellos hubo. ¡No conoce de historia!

¡Salgo a la calle! Tres cuatro pasos al frente, en el fangoso camino, un hombre intenta poner en funcionamiento un auto blanco, Maverick de los 70, con puertas corroídas por el salitre, sostenidas con los brazos de los ocupantes colgados hacia afuera o por algún trozo de cuerda. ¡Creo saber quién es y me apresuro a saludar!

¡No es Goyo!

Es un viejo hombre negro; de cabellos y blancos bigotes. ¡En el asiento de atrás una misteriosa mujer! No entiendo ni puedo escuchar lo que dice el hombre, habla en otro idioma. Mi atención está centrada en un choque de dos motocicletas –¡al interior de la vieja casa!– ¡Corro a ver qué ocurre! Sus conductores se han ido a los puños! El escenario es diferente, no logro entrar hasta el accidente, pero; entre la multitud, puedo divisar con claridad lo que ocurre:

En el intercambio de puñetazos; el hombre más viejo, de la motocicleta delantera, ha caído al suelo tras una barra de bar. El de la de atrás productor del choque, igualmente viejo, en apariencia más joven, fornido, de elegante y nuevo vestir; camisa manga larga a cuadros y pantalón jean, sombrero vaquero –‘pelo e guama’−, esgrime un brillante y enorme revolver; Colt 45 cañón largo, cacha de marfil entre blanco y marrones, en vieja y muy reseca fornitura de cuero. ¡No logra desenfundarlo hasta colocarlo sobre la barra! Una de sus manos parece herida. ¡Lo esgrime en alto y apunta al suelo, tras la barra! ¡Nadie hace nada!

¡La cosa se pondrá fea! Me oculto tras una pared. Suena un disparo. ¡Uno solo! ¡Muy apagado, menudo y apagado disparo! Nada que ver con la potencia del arma en cuestión. Más parecido a una vieja pistola neumática de balines. En persecución alejándose del suceso, revolver Smith & Wesson 38 cañón largo en mano, un agente policial cruza la escena.

Al asomar la cabeza para verificar lo sucedido; la pared del fondo está salpicada por sangre esparcida producto del disparo. Sobre el lustrado piso, de antigua madera, yace el cuerpo de un hombre muerto en laguna de oscura y marchita sangre. La escena ha quedado sola, el viejo tirador no está, tampoco los curiosos y testigos, todos han corrido hacia la calle lateral, perpendicular a la fangosa calle principal.

Es una calle de agobiante y extremo calor, polvorienta, solitaria, que hace recordar las viejas escenificaciones de sumisos y desérticos pueblos del Oeste americano ante el anuncio de bandas forajidas, llegada de cuatreros.

***

En su original, este documento fue una correspondencia enviada, vía e-mail, a las autoridades universitarias el 22 de Mayo de 2019.



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Felipe Marcano


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