Al parecer el conocimiento positivista en las sociedades periféricas y dependientes de los países capitalistas desarrollados nos reducen a simplemente ser receptores de conocimientos, de técnicas y tecnologías, ellas están diseñadas para dar respuestas a problemas concreto propio de esas sociedades desarrolladas, a manera de justificación y motivo en tanto que los países a quienes le transfieren conocimiento, tecnología y técnicas, se hace dependientes estructuralmente, a la par de receptores de de bienes de manufacturas a cambio de materias primas a la que se han reducido los países subdesarrollados, tal es la división internacional de trabajo, los países periféricos están condenados a ser consumistas de allí que les indiquen no investiguen, no produzcan ciencia, tecnología, o técnicas eso lo hacemos nosotros, los países desarrollados, países neoliberales.
¿Qué papel juega la educación tradicional en este proceso de reproducción de la dependencia?, simplemente a ser "reproductores de conocimientos, de ciencia y tecnología", a reproducir el bagaje familiar, creencias y sus valores, tradiciones y costumbres, la escuela se limita a eso, a ser transmisores de conocimientos, en tanto que a nivel superior de educación, la universidad nos orienta a la asimilación de conocimientos, destrezas y habilidades para formar profesionales para insertarlos a la dinámica socio-laboral, al mundo de la explotación del trabajo, a la sociedad moderna capitalista y cuando más a la investigación marginal, sin apoyo, recursos para producir ciencias sociales o ciencias técnicas, ellas podrían acercarnos a las realidades de las comunidades y las empresas, a las industrias, darles respuestas a sus problemas, la asunción de una compromiso una práctica transformacional.
Sin embargo la educación y sus programas también están infectados de positivismo, hay la necesidad de descolonizar la academia, el saber, las instituciones monopolísticas del saber, las escuelas, las universidades, hay que hacer una deconstrucción criticas de las universidades en especial, vale decir efectuar una crítica de la colonialidad del saber arraigado, desmontar el euramericanocentrismo del saber enquistado, de la cárcel epistémica, nos enfrentamos a un problema complejo, la colonialidad del ser y el saber, no es suficiente que un país haya declarado la independencia política, haya logrado su soberanía, es necesario su descolonización integral, del sentido de la subjetividad, el saber y el poder que afectan las relaciones geopolíticas.
En los gobiernos capitalistas neoliberales subdesarrollados como en los países de gobiernos progresistas y de izquierda el problema de la brecha de la desigualdad del desarrollo persiste, sin embargo; mientras los primeros tienden hacer exclusiva la educación, los segundo procuran democratizarla, garantizar el acceso como medio para asegurar la igualdad de oportunidades y condiciones de ascenso social, pero no es suficiente, el tener una educación gratuita y técnicamente de calidad, es necesario ir mas allá, no solo elevando el porcentaje dedicado a la ciencia, la educación y la tecnología, es plantearse de que manera estos instrumentos cognitivos nos permite alcanzar la autonomía, la independencia en la esfera de los procesos científicos-tecnológico del país, dar respuesta a los problemas de soberanía e independencia tecnológica desde el punto de vista de un proyecto epistémico-político.
Debemos desmixtificar la ciencia, la tecnología y la técnica proveniente del Norte, ver nuestra realidades, como se vinculan la ciencia con la sociedad, como le dan respuesta a sus problemas sociales, económicos, políticos y culturales, hay que construir autonomía de pensamientos, capacidades reflexivas y criticas, eso solo es posible con una educación emancipadora, una educación política que atienda los problemas públicos, los problemas sociales del Estado, como se ha dicho, la intervinculación sociedad-naturaleza-empresa. Pero ese reto pasa por la descolonización del pensamiento. De la revisión de nuestros conocimientos euroamericanocentristas, situarse desde la diferencia, saber enunciar nuestras necesidades, explorarnos a nosotros mismos, desde lo que somos, quienes somos, desde dónde hacemos, para que hacemos y para quien hacemos ciencias en el marco de la lucha anticolonial.
Pues bien estas interrogantes responden a:
Tres categorizaciones que sirven para dar cuenta de los modos en los que aún se sostienen las dinámicas de poder global que nacieron con la modernidad y el capitalismo occidental posconquista. La colonialidad del poder refiere a los mecanismos institucionales de gobernabilidad como también a los procesos de clasificación social, es decir, de reconocimiento de las lógicas de dominio que prevalecen en el contexto globalizado….se pueden incluir las propias instituciones políticas modernas –como el lugar del Estado y la idea de nación/nacionalidad como marco hegemónico de subjetividad– y las prácticas políticas burocratizadas desde estas mismas. La colonialidad del ser involucra más concretamente las dimensiones ontológicas dominantes y las operaciones tanto de codificación como de legitimación de la alteridad. Por último, la colonialidad del saber se extiende sobre los parámetros de construcción de conocimiento y todos sus campos de incidencia (la academia, la escuela, los intelectuales y, más concretamente, los diversos procesos de valoración epistemológica), donde las nociones de objetividad y veracidad van de la mano de una episteme ligada a la supuesta sutura de lo racional, lo ilustrado y todos sus dispositivos académicos, los cuales, a su vez, sirven a la legitimación de lo moderno y occidental como marcos hegemónicos de sentido" (Panotto, N. (2020): 46 y 47).
En cuanto a la colonialidad del saber, La educación debe ayudar a construir una visión de país, independiente y soberano, capaz de dar respuesta a los problemas científicos, tecnológicos y sociales. Una visión contrahegemónica a los patrones cientificista, tecnocrático y de pseudoneutralidad del pensamiento dependentísta e imperialísta. La educación debe comprometerse con los procesos transformacionales del subdesarrollo, la dependencia y la esclavitud, tender hacia el desarrollo integral, por eso debemos luchar contra esa división internacional del trabajo, que nos limitado como simples consumidores y usuarios de manufacturas. Hay que luchar por la democratización la información del conocimiento, las tecnologías y las técnicas con sentido común, compartido y critico.
Por otra parte nada hacemos si democratizamos la información, el conocimiento científico técnico y no impedimos "el extractivismo infocognitivo" de profesionales y técnicos formados en los gobiernos progresistas y de izquierda, así como del "extractivismo de la naturaleza", debemos evitar la fuga de cerebros, de capital humano para las empresas y países desarrollados, como también de la esquilmación de medio ambiente fruto de la modernidad. Hay que comprometer desde temprano a los estudiantes y futuros profesionales en el servicio a la sociedad, a las comunidades, empresas e industrias públicas para ayudar al país a romper las cadenas de las dependencias científicas tecnológicas y sociales.
Tenemos pues problemas complejos, problemas sociales, ellos están asociados a las necesidades comunes de salud, educación, vivienda, empleo, infraestructura de servicios públicos, a esto se suma la calidad de vida; problemas científicos, asociados a problemas tecnológicos y técnicos de las empresas e industrias, así como respecto de la sociedad como de la naturaleza, tales problemas derivan también de que somos países reprimarizados, exportadores de materias primas, donde el intercambio desigual nos cargan de un peso financiero, nos impide el desarrollo.
La sociedad, las comunidades deben asumir tales problemas, no son solo problemas exclusivos de universidades y la educación, son problemas comunes, la soberanía científica y tecnológica es un problema nacional, en particular el tema de la protección de "las bases de datos", estamos expuestos, sencillamente porque no se termina de obligar a los centros científicos, educativos, empresas e industrias pública a implantar software libre, seguimos utilizando software privativo, aun a riesgo de que nos destruyan la información, estamos vulnerables, y pese a que existen instrumentos jurídicos, en el caso venezolano, de leyes que obligan a implementar el sistema operativo de Linux.
Aquí pondré un ejemplo; en breve estadía en el Capet, centro de capacitación petrolera, tuve la oportunidad de impartir docencia a estudiantes del complejo petroquímico Ana María Campos, pues ellos disponen una sala de máquinas de PC, todas usan software window, programas privativos, regularmente los estudiantes que acuden a esa sala, al introducir los pendrive, los archivadores de información se ven decepcionados, adoptan virus, las medidas que adoptaron el centro de informática del complejo, fue no solo limitar acceso a páginas tales como facebook entre otras, sino adoptar un programa que desconfigura a los pendrive, en tal modo que no se puede accesar, bajar información, simplemente consultar pero no archivar, de hacerlo se corre el riesgo de desconfiguración.
Este hecho fue consultado con la dirección de informática y comunicación de AMC, del complejo Petroquímico, nos dijeron que estaba en marcha un pago millonario por licencias y que se queríamos saber porque no se implementaba el software libre, deberíamos acudir a la ciudad de Valencia, donde están los controladores centrales. Total no hay respuesta, asi no se puede impartir clases, orientar a los estudiantes a que bajen archivos enviados vía correo, como material didácticos, orientaciones académicas, excepto manejar programas, realizar practicas de laboratorios in situ, con las mismas máquinas.
A esta realidad no se escapan universidades, centros de información, de investigación, escuelas, oficinas, administraciones, etc., operan con software privativo, ya sea por costumbre, comodidad, hábito, etc., hace falta voluntad política para transformar procesos operativos de información, blindarnos de programas de virus que no hace otra cosa que desangrar el país, pagando licencias por uso de programas privados. Esto representa nuevos frenos al desarrollo, nuevos retos sobre todo para los países donde los gobiernos progresistas y de izquierda por cuanto es más importante el conocimiento y la innovación para responder a los problemas del subdesarrollo.
Hay que acotar; dan cuenta de que los procesos de colonialidad no culminaron que: con las empresas independentistas, sino que la conquista del "nuevo mundo" fue solo el epicentro de un proceso que venía gestándose desde antes, con las transformaciones en las lógicas imperiales europeas que se extienden hasta hoy día, y donde los valores, jerarquizaciones y cosmovisiones occidentales pasaron a ser parte de la amalgama social latinoamericana, así como de todo el mundo globalizado (Ibíd., p. 47).
La colonialidad no acabó con la lucha por la independencia, el colonialismo sobrevivió en el conocimiento, en el saber, en las creencias, en los valores, en las costumbres, en todo aquello que nos venía por la vía de los países desarrollados euroamericano-centristas, Dado que los países capitalistas desarrollados tienen el poder del conocimiento, las patentes, las tecnologías y el conocimiento, además de su comercialización tenemos aquí una barrera que derrotar, ellos nos transfiere conocimiento a cambio de pagar por el mismo, nos crean dependencia, de allí la necesidad de romper con ese sistema de dependencia científica tecnológica, por eso, los países progresistas y de izquierda deben invertir en investigación, innovación y desarrollo, para ello necesitamos sembrar una cultura de investigación, desde la escuela hasta la universidad, en las comunidades y en las empresas e industrias, crear centros de investigación e innovación, que respondan a los problemas comunes del desarrollo social.
Hay que colocar la ciencia en el lugar social donde corresponda, el arte y la cultura al servicio de la solución de los problemas sociales, económicos y políticos, realizar experimentos, recrear al hombre y dotarlo de conocimientos concretos para transformarla realidad social, tenemos que vincular la escuela ala ciencia, unir el arte y la ciencia, la ciencia y las comunidades, la ciencia y las empresas, no puede haber espacio alguno donde la ciencia no tenga una interrogante que responder, tienen que trabajar juntos, la comunidad y las empresas, las empresas y la educación, tenemos grandes retos, la independencia científica y tecnológica, además de la emancipación pedagógica, necesitamos soberanía cognitiva.
Urgimos pues que la ciencia de respuesta a los problemas locales, es decir el desarrollo local, regional y nacional de la ciencia y la tecnología, que permita crear investigación, conocimiento e innovación, incluso crear patentes propias, proteger también nuestras semillas especies animales o vegetales, promoverlas y mejorarlas, para iniciar el camino de disminución de las asimetrías con los países capitalistas neoliberales, disminuyendo la compra de conocimientos, patentes, tecnologías, hasta mejorando nuestra balanza comercial y de servicios, debilitando así la compra comercial de capital cognitivo de los países desarrollados.
Tradicionalmente escuchamos, la educación libera, el conocimiento libera, la educación y el conocimiento transforma, pero, ¿porque no ha ocurrido la independencia científica y tecnológica en los países progresistas y de izquierda, porque no termina de lograr la soberanía tecnológica, científica, porqué seguimos comprando e importando conocimiento y tecnología?, ¿Por qué seguimos imitando patrones científicos tecnológicos de los países imperialístas, los países que nos mantienen en la neodependencia del capital infocognitivo? Hay que ver que seguimos operando con los patrones científicos y tecnológicos conque operan las fábricas, empresas e industrias, incluso, escuelas y universidades, seguimos importado de los países neoliberales los equipos, los aparatos, los insumos, incluso las técnicas, ¿Cuándo romperemos esta neo dependencia?. ¿Cuándo aprenderemos a pensar por si mismo?.
¿Que nos ha pasado?:
La "superioridad" auto atribuida por la mentalidad moderna, de su estatus ontológico identitario, y la idea de progreso en las naciones coloniales, sitúa el racionalismo ilustrado y el positivismo científico como los epicentros universales de la construcción del conocimiento. Dicha epistemología predomina en las prácticas de clasificación deductiva, las determinaciones positivistas, la ubicación de la razón como el epicentro del saber y de la ciencia como poseedora de la "verdad" absoluta, transparente y neutral, que a su vez representa la naturalización de las propias relaciones sociales. (Panotta, N. 2020: 50).
Nos hacen ver que no tenemos alternativas, que existe la exclusión social de toda propuesta epistémica, ya sea inductiva, sensopensante o sencillamente dialéctica, esto significa discriminación de toda propuesta epistemológica que nos empiro-deductiva, racionalista, moderna, sujeta al mundo occidental. Para salir de esta cárcel epistemológica necesitamos operatividad sociopolítica para la descolonización epistemológica.
Sin embargo; sabemos que los gobiernos progresistas y de izquierda hace de la educación y el conocimiento un bien común, es decir un bien público y común, entonces si logramos educación masiva, comunicamos conocimientos para todos, que ocurre entonces, porque no transformamos nuestras propias realidades, es esto, una paradoja cognitiva, ¿porque no termina de liberarse el hombre, la sociedad en el capitalísmo?. Hace falta articulación, el gobierno progresista debe articular las universidades, las escuelas con las comunidades con las empresas, fábricas e industrias, hace falta comunicación y cooperación para producir cambios sociales, respuestas sociales a los problemas concretos, necesitamos integrarnos todos en los problemas de todos.
Hace falta producir si producir, no ya bienes materiales que ya es necesario, unir esta necesidad con las innovaciones y esto con conocimientos, y esto es lo que hay que producir, investigación, conocimientos e innovación para producir nuevos bienes materiales, con ello estaríamos liquidando el rentismo del conocimiento, los pagos de los servicios, de asesorías, programas y asistencia científica y tecnológica tal cual ocurre en el Centro de capacitación petrolero del Complejo petroquímico Ana maría Campos, ubicado en la Costa oriental del estado Zulia de Venezuela, el cual se ven obligado a pagar propiedad intelectual.
Si queremos lograr nuestras propias propiedades intelectuales, sembremos hábitos y capacidades, hay necesidad de obtener competencias, sembrarlas en las comunidades, divulgar la ciencia, la innovación, lo mismo da en las escuelas, en las universidades, aplicarlas en las comunidades, en la educación y las empresas, de no hacerlos seguiríamos en el neodependencia, genuflexos al sistema imperial científico-tecnológico, dependiente del cerebro central del imperialísmo. Hay por tanto, que saber como se maneja el conocimiento, la tecnología y la información. Estamos ante el reto del "desprendimiento también involucra descreer que la razón imperial puede dar por sí misma una razón liberadora…"
Aquí haremos un digresión con Panotta, N., el piensa que " por ejemplo las propuestas de descolonización que utilizan el marxismo, que no representan un desprendimiento radical sino más bien una "emancipación radical", ya que el marxismo ofrece un "contenido" distinto pero no así una "lógica" distinta)….",(Ibíd., p. 54). una teoría como lo el marxismo, radical, emancipadora, como no va pensarse el contradecir el marxismo, en hacer y contradecir la lógica del modernismo, la lógica con que nació la sociedad capitalista, quien descubre científicamente, la naturaleza de la explotación social del trabajo, y más aún establece la piedra fundamental de la lógica dialéctica, una lógica totalmente distinta a la lógica cartesiana.
Por supuesto concordamos en que, "El proceso de descolonización comienza cuando los actores que habitan las lenguas y las identidades negadas por el imperio toman conciencia de los efectos de la colonialidad en el ser, el cuerpo y el saber. (Panotto, N., Ibídem).
Fijémonos que si disponemos de materias primas estratégica los países del Sur, los países subdesarrollados, pero no disponemos de conocimiento y tecnología autónomos, los gobiernos progresistas y de izquierda democratizan la educación, el conocimiento hasta la técnica, pero al parecer no sabemos aplicarlos en forma autónoma, no terminamos de empoderárnoslo, no culminamos en la emancipación, la independencia y la soberanía. ¿Qué nos falta por hacer?. Saber pensar, saber hacer, ser sin complejos, otros modos de pensar, de ser, de convivir, de comprender el mundo no sin implosionar el saber hegemónico que ha dominado durante siglos.
No podemos seguir reproduciendo la ciencia y tecnología del capitalísmo, de los países neoliberales, debemos diferenciarnos, ser originales, sacar provecho a la minería de datos e información del internet, apropiarnos del conocimiento, experimentar, aplicar e innovar, construir prototipos, maquetas, modelos, nada de copia o calco, eso si, innovaciones atendiendo las necesidades locales, regionales y nacionales. Todo esto pasa por una nueva perspectiva de la educación, el cuestionamiento al conocimiento dominante, toda vez que somos conscientes de saber a quien sirve la ciencia. El saber es siempre una búsqueda, una indagación abierta, una representatividad del mundo, una teoría explicativa de la realidad.
La nueva perspectiva del conocimiento pasa por una nueva visión anti patriarcal, social, étnica, de género, lo más democrática posible, evaluando sus contenidos, sus fines, para que sirve el saber, a quien sirve el saber, de allí la necesidad de "gobernar el conocimiento", colocarlo al servicio de la sociedad para que este responda a la sociedad sin diferenciación alguna. Esto nos lleva ala construcción de una nueva esfera, la economía social del conocimiento, donde debemos centrarnos en la producción, distribución, circulación e intercambio del conocimiento libremente.
Hay pues que revertir esta situación neodependentista, de injusticia cognitiva global, de mercantilización del conocimiento, de la ciencia, de la tecnología, de comercialización de propiedades intelectuales, de patentes, tenemos que dar nuestra propia respuesta al desafío del Norte, asimismo ir liquidando el extractivismo, la compra de patente, de conocimiento intangibles y tangibles, de allí la importancia en nuestra propia epistemología emancipatoria. Critica y revolucionaria, crear nuestras propias metodologías, tecnologías, técnicas e instrumentalización para responder las necesidades locales, regionales y nacionales, solamente la ciencia revoluciona la sociedad, en manos del pueblo transforma y libera atendiendo sus problemas concretos. Pero esto pasa necesariamente por romper las dicotomías, "….de la separación de la practica y la teoría, de la división del sujeto del objeto, la cosificación de la realidad, la abstracción neutralizante de los enunciados científicos…" (Panotto, N., 2020:60). Hay que deconstruir el sistema hegemónico del saber y su método de pensar cartesiano, deslegitimar las lógicas epistémicas occidentales, "cuestionar las lógicas del monopolio epistemológico moderno y las dinámicas del poder" (Ibíd., p. 67).
Se trata de cuestionar y en definitiva de desmontar el sistema universitario:
En el modelo universitario vigente prepondera una visión privilegiada del cientificismo positivista, donde inclusive las ciencias sociales pierden su instancia crítica a partir del estudio neutralizado de la reproducción de leyes y modelos que "explican" la "realidad" tal como se presenta, sin ninguna fisura, y donde la figura académica es alguien que posee la distancia subjetiva suficiente, sin intervención de lente ideológico o cultural alguno…la universidad es que se le considera como una institución depositaria de la verdad, precisamente como un modo de legitimar el propio estatus ontológico de la modernidad….Estos campos remiten no solo al contenido de la producción académica (sea en términos de investigación o diseños curriculares), sino también a los sujetos que lo representan (quiénes enseñan y cuál es el estatus de los agentes representativos). En el modelo universitario vigente prepondera una visión privilegiada del cientificismo positivista, donde inclusive las ciencias sociales pierden su instancia crítica a partir del estudio neutralizado de la reproducción de leyes y modelos que "explican" la "realidad" tal como se presenta, sin ninguna fisura, y donde la figura académica es alguien que posee la distancia subjetiva suficiente, sin intervención de lente ideológico o cultural alguno….Por todo esto, predomina el modelo del intelectual que se rige en el hallazgo y la codificación, modelo que se ubica paralelamente con las empresas coloniales y las dinámicas de descubrimiento y codificación, sustentadoras de la colonialidad del poder frente a la alteridad.
Como puede verse el trabajo del intelectual revolucionario no es tarea fácil, menos de quienes estamos en la academia y en la investigación, tenemos el reto de descolonizar la Casa de los Saberes, las Universidades, descolonizar el tiempo y el espacio moderno, cuestione la mercantilización del conocimiento, el monopolio del saber, las visiones ortodoxas positivista y ahora pospositivista, los diseños curriculares, las dinámicas pedagógicas, en el marco de la interdisciplinariedad, la construcción de espacios enseñanza-producción, asimismo de construcción abierto de espacios de educación sociopolítica, de empoderamiento de subjetivación descolonial.
Tal como están las cosas aún dentro de los sistemas progresistas que no ha transformado la institucionalización del sistema colonial del poder, ellas funcionan como: Hoy la universidad funciona como empresa científica, profesionalizante y deshumanizante con complicidad directa con el poder del capital. Con su enfoque en el "conocimiento útil", las letras, humanidades y ciencias sociales van desapareciendo; en el mejor de los casos están relegadas al último peldaño de interés y prioridad. El interés y preocupación por lo que sucede en el mundo (incluyendo a nivel local, nacional, regional y global) desvanecen ante la miopía del consumismo e individualismo; el sonambulismo intelectual, tanto de docentes como de estudiantes, ahora es lo más usual (Walsh, K, 2020: 159).
Cuando egresan los educandos, comienza la frustración social, se ven en la realidad de vender su fuerza de trabajo, debido a que lo profesionalizaron como fuerza de trabajo, mas no le enseñaron a pensar distinto a ser mercancía-trabajo, a desplegar el conocimiento útil, a pensar distinto a ser mano de obra, a emprender proyectos de liberación del trabajo, a engranarse al sistema del trabajo libre y asociado, a presentar proyecto útiles a las comunidades, a articular con el estado en proyectos de servicios comunitarios capaces de dar respuestas a problemas sociales, económicos y políticos.
Ha hegemonizado un sistema universitario orientado a la privizatización del trabajo, al control político, ideológico, religioso y del conocimiento, la aplicación del saber al mercado, el autoritarismo académico, la violencia epistémica, étnica, social, cultural, lingüística, étnico racial y existencial con fines de servir al capital global. Se trata de construir una universidad diferente, de pensar y actuar distinto a lo tradicional, a los cánones con la que ellas fueron fundadas, hacer otra cosa de ella, a reconocerla como un ser viviente, a lucharla, caminarla y multiplicarla desde los de abajo en el sentido político epistémico que desmontan los universalismos con en ellas se edificaron sus ladrillos del ser, vale decir, desaprender, reaprender descolonialmente a nivel individual, colectivo y comunitario, luchando contra las formas miopes del vivir moderno, estandarizado, consumistas, despilfarrador estandarizado.
Tenemos que liberarnos de las cárceles universitarias, de esas cárceles intelectuales e ideológicas, de esas prisiones epistemológicas que nos impiden pensar de forma concreta, dialéctica y libre, tenemos que saber qué es lo que pesa tanto epistemológica e ideológicamente, porque no podemos pensar haciendo, porque que no encontramos solución a nuestros problemas colectivos, qué nos impide desplazar las lógicas de la razón y la lógica occidental y monocultural, de la obediencia a la razón y lógica totalitarista del modelo colonial y modernista neocolonial. A los jóvenes y educadores se les exige la urgencia de actuar en las "Universidades cada vez más serviciales (y al servicio) al poder, a los discursos de la interculturalidad funcional y a la matriz capitalista/moderno/colonial/heteropatriarcal. Allí la urgencia de cultivar nuevos semilleros de pensamiento crítico, de plantar la semilla que cuestione, provoque, aliente e impulse a seguir pensando y analizando. Semillas, sembríos y semilleros que hacen cuestionar, desafiar, transgredir e interrumpir las lógicas, racionalidades y monólogos occidentales y occidentalizantes cuyo disciplinamiento nos hace ciegos y ciegas a la realidad abyayaleana, a los otros modos, lógicas y racionalidades de existencia y de saber, conocer y sentipensar. Semillas, sembradíos y semilleros que de esta manera críticamente interculturalizan y decolonizan, que cultivan modos muy otros de aprender a desaprender para reaprender a pensar, sentir, saber, expresar, actuar, agenciar y también enseñar desde y con Abya Yala (Walsh K., 2020: 172).
Concretamente; sin practica no construimos universidad e investigación y transformación, pero este camino, no puede hacerse sin referentes, se necesita un brújula gnoseológica-política, una brújula para saber en qué caminos nos enrumbamos, vale decir "son los principios como dice Dussel lo que nos dice en qué dirección caminar, el descubrir las aplicaciones concretas del conocimiento con el material de la praxis, cotidiana, militante y solidario. "esta praxis que Freire entendió como la acción y reflexión en el mundo para cambiarlo, una praxis ético-política –significativa o de sentido como decía la feminista afroamericana bell hooks –fundamentada en la lucha de, por y para la vida" (Ibíd., p. 173).
Ahora bien la praxis transformadora de la universidad no se realiza en "las aulas de las universidades, en las escuelas", sino en la vida, en la realidad misma, eso si con conciencia teórica aprendida en el aula, se trata de pasar a la práctica del conocimiento en la que el proceso de educación va evaluándose, revaluándose, retroalimentándose en proceso progresivo de reconcientización social, esto la práctica de afirmar lo que se aprende, de verificar los conocimientos, de liberar el conocimientos de la academia, de la prisión del aula, sembrando esperanza en el ser, que hacer, pensar y sentir, además de aprender a convivir, alcanzando una conciencia ético-social liberadora desde los territorios del Abya Yala (Ibíd., p. 174).
Fuente consultada:
1.-Panotto, Nicolás (2020). Descolonizar el saber: el pensamiento-otro como estrategia epistémica sociopolítica. Hacia una descolonización del marxismo contemporáneo, en Véase en Pensar distinto, pensar (de) colonial. Editorial El perro y la rana, Caracas, Venezuela.