Hasta mediados del siglo pasado, pese a la caída de Pérez Jiménez i el comienzo de la dictadura de partidos –de AD i COPEI- se elegían rectores en las universidades, por méritos logrados durante una vida creativa i honesta. En LUZ, después de Jesús Enrique Lossada que duró mui poco, por su inesperada i temprana muerte, había sido escogido por su vida ejemplar; educador de primera línea intelectual i ética, escritor, poeta i jurista, i primera figura en las luchas de años por la reapertura de la universidad, además de una bondad i educación que deslumbraba. Nos quedó, entonces, sembrada su figura como el prototipo de lo que debería ser un Rector Universitario. Vinieron otros que emularon sus virtudes, que aportaron nuevas facetas de una gran personalidad respetable, i recordamos con sentida pasión de suprema admiración, a hombres como José Hernández D’Empaire, Antonio Borjas Romero, José Manuel Delgado Ocando –distinguido discípulo de Lossada a quien no entendimos entonces, su actitud de serenidad i pacifismo- Imelda Rincón Finol, primera rectora en el país, o Rafael Acosta Martínez, quien me ayudó a crear la Cátedra de Ética Médica. En Caracas recordamos a un Francisco De Venanzzi i sobre todo a un Jesús María Bianco, todos fielmente comprometidos con el destino de la Universidades, o hasta hombre profundamente culto i excelente orador como Ernesto Mayz Vallenilla, pese a su inclinación por las clases oligarcas i alejado del pueblo. Eran hombres valiosos, sin que digamos perfectos pues esa clase de perfección, ni ninguna, existe. En cambio en los últimos años, los rectores son políticos solapados, integrantes de roscas o sectas, negociantes del poder,. manipuladores de profesores i alumnos i pésimos administradores junto con sus vice rectores cómplices. Recuerdo que una vez (i lo publiqué hace tiempo) al ver la escogencia de un insignificante profesor com o candidato a Decano, pregunté ¿Qué méritos tiene? I me respondieron: -Ninguno, pero es un bolsa i lo podemos manejar. Por eso coincido en estas cosas, otra vez, con mi amigo José Sant Roz. Con algunas discretas excepciones, muchas autoridades universitarias, han sido verdaderos asaltantes de los rectorados, como vemos últimamente en Mérida, donde hubo buenos rectores que yo recuerde como Rincón Gutiérrez i José Mendoza Angulo (por lo menos conocidos a distancia, puede que me equivoque), pero últimamente ni los nombres destacan; en Maracaibo igual i en Caracas, a excepción de Edmundo Chirinos i de Fuenmayor Toro, por lo menos este actual de apellido París, desluce hasta su apellido, porque es un verdadero mafioso, a mi juicio, porque desconozco sus méritos i observo su actuar. De otros en instituciones como el sacerdote vasco Luis Ugalde, ya conocen mi opinión i cuando lo vimos en la entrevista de hoi en televisión, imaginamos perfectamente al lobo o a un monstruo, disfrazado de oveja. Ese tiene en un cofre guardado, todo el odio i el rencor que despertó en muchos la Guerra Civil Española; es como esa ranita minúscula descubierta en los últimos años, cuyo veneno en la piel, supera a las cobras de la India. I en su universidad no es que implantó la reelección indefinida, puesto que no hai elecciones, sino que es vitalicio como los reyes, los emperadores i los Papas. Confíen en él.
Pues bien; el gran problema es un hombre valiente, decidido, con humor de calidad i con una habilidad especial para descubrirles hasta las mañas a la oposición –“el bachiller marginal i terrorista” Mario Silva- a quien no se le pasa una i, con la interesante, maravillosa i preciosa colaboración de Eva Golinger, les descubre las fechorías, los ridiculiza con razón i le presenta pruebas, demostrando ahora que desde hace dos años, con documentos desclasificados (pero debe ser desde mucho más tiempo atrás) esas universidades, rectores, profesores i estudiantes conspiradores, reciben dinero, dólares sucios, del depravado Imperio del Norte, como los granielistos los reciben, por “colaboración cultural”; unos pobrecitos periodistas, bichos i bichas, lacayos i asalariados que, necesitan culturizarse ellos, urgentemente. Por todo esto, estudiantes manipulados sitúense en los tiempos actuales; estudien la realidad del mundo i como el poeta filósofo que mencioné, que no es otro que el genial Antonio Machado, no se dejen engañar por las paradójicas “aparentes verdades”. La verdad es única i vamos juntos a buscarla.
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