Mientras el estudiantado de la Revolución Bolivariana i Socialista, nos muestra una serie de estudiantes de primera condición patriótica i revolucionaria, cumplidora de sus deberes estudiantiles, tales como los vemos ahora con frecuencia en la televisión, convirtiendose en guías extraordinarios de su pueblo, de este pueblo de Bolívar que por primera vez desde la gesta de independencia, adquiere todos los beneficios que soñó ese genio de la libertad, una muchacha como María Tapia, cuyo rostro no conocemos, parada en la tribuna vociferando, es una más del montón i por lo confesado por ella, de haber participado encapuchada tirando piedras i desestabilizando, alterando el orden, convocando a la rebelión pagada por el imperialismo i haber sido confundida con un “chamo” (con esa trivial designación importada de México por aquel payaso de Amador Bendayán i divulgada por el llanero capitalista Simón Díaz, sujeto destructor del idioma, cuyo célebre Caballo Viejo, según el escritor Dr. Manuel Matos Romero, fue una melodía comprada a otro autor), confundida entonces con un muchacho, debe ser porque es sintética. Esta María, lleva bien el apellido, pues como entre sus principales acepciones conocidas es un muro, grueso, rústico de arena i cal, que no deja pasar luz ni sonido, se dice desde España, aquello de ser más sordo que una tapia; i en Maracaibo, lo asimilan a tapiado con tapado, cuando dicen eufemísticamente bruto a uno que tiene una tapia cerebral. Esto con el perdón de los que llevan este apellido, pues no generalizo; tengo amigos con este apellido i entre ellos uno que es un brillante médico barinés, un recio escritor i un mejor ciudadano u hombre de bien. Es José León Tapia, mi compañero de grado en 1952, el biógrafo de Maisanta, el que buscó los pasos de Zamora, a quien conociéndonos más por nuestros libros i escritos, nos reencontramos en la Asamblea Nacional Constituyente. José León se debe sentir ofendido o triste, de tener una persona con ese apellido, confesando públicamente que es una malandra estudiantil que aspira a pasar a delincuente estudiantil como su “jefe” en Mérida, Nixon Moreno. Con orgullo dice que volverá a encapucharse, lanzar piedras i quizá “mejorar” sus fechorías, durante la Copa América. ¿Será realmente una gocha venezolana? ¿Quiere competir en grandeza i publicidad con el gocho Joham Santana? ¿Querrá ser una heroína igual que las tantas de la Independencia?
Sencillamente María no sabe percibir el tiempo que pasa i todo lo borra o lo eleva. Cree que esa efímera juventud le va a durar toda la vida i que si ahora otra serie de malandritos varones la rodean i la alaban, el tiempo se detendrá. I se detendrá de que manera, si en esas fechorías sin lei, la pueden violar o matar. Ojalá tome un poco de juicio i mire al futuro, al hogar que construirá con un marido i se le dará a los hijos. María tiene tapiado el cerebro; tal vez la culpa no sea toda de ella, sino de quienes la formaron i de las influencias nocivas que dejó germinar en su mente i en su corazón; María tiene tapiada la historia i el valor de la patria; debe ser de las que no solamente tira piedra, sino que ofende los símbolos patrios i desconoce la arcilla de los héroes que nos dieron libertad; María tiene tapiado el corazón para el respeto i amor a sus padres, a sus semejantes i a los seres que engendrará mañana. Les trasmitirá su herencia de disociación, de odio i de rebeldía sin causa; María tiene tapiados los cinco sentidos; le debe costar ver el sol, recibir el aire i los aromas de sus bellas montañas, las canciones de su músicos i el color dominante en sus artista pintores. Ella está para seguir órdenes de políticos caducos o de autoridades universitarias i profesores, más degenerados aún. Espero, reacciones a tiempo. Porque María Tapia, la supuesta heroína de hoi, ha levantado una tapia de arena, cal i veneno mediático, en el camino de la esperanza, la inteligencia i la buena vida ¡Cuándo podrá llegar al conocimiento i al amor!
