La autonomía universitaria que defiende la Federación de Asociaciones de las Universidades Públicas de Venezuela (FAPUV), es la autonomía de las Universidades públicas venezolanas con respecto a la sociedad, pero no con respecto a las empresas transnacionales, es con la intención de evitar la influencia que en esas casas de estudios pueda tener el pensamiento socialista, pero si celebran que el pensamiento neo liberal se haya entronizado hasta la médula de las mismas, les importa la autonomía financiera, para la administración de los cuantiosos recursos que les asigna el Estado y la sociedad sin controles de ninguna naturaleza, les importa la autonomía administrativa para el manejo discrecional de la asignación de cargos, generalmente con criterios clientelistas y nepóticos, para el cambio de dedicación en tiempo de trabajo, y para los ascensos, pero no les importa la autonomía académica, por cuanto ella es garantía de la libre circulación de las diversas corrientes del pensamiento universal, de la libertad en cuanto a la creatividad y la inventiva en los diversos ámbitos del conocimiento y de los saberes, para crear tecnología propia, que nos libere de la tecnología importada de los países industrializados, en otras palabras una autonomía que favorezca la sustentabilidad como pueblo y como nación, pues esa autonomía pareciera contraria a los intereses de la FAPUV, “organización gremial” evidentemente alineada a los factores radicales de la oposición golpista venezolana asociada al imperialismo norteño.
El concepto de autonomía originado en el movimiento de Córdoba, en la Argentina de 1918, y que luego se extendiera a las diversas Universidades de todas las repúblicas de América latina, en diferentes tiempos, se le extravió a la FAPUV, y ese extravío tiene que ver con un concepto liberador que ellos “per se” no aceptan, y el cual se puede resumir en el “manifiesto Liminar de la reforma” el cual señala expresamente “Acabamos de romper la última cadena que, en pleno siglo XX, nos ataba a la antigua dominación monárquica y monástica”, el imperialismo hace lo posible y lo imposible para mantenernos encadenados, con la cooperación de sus lacayos, muchos de ellos defendiendo desde FAPUV un concepto de autonomía universitaria, opuesto a nuestra condición de pueblo empeñado en la emancipación y en la construcción del socialismo de siglo XXI.
*Profesor titular de la UPEL
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