No es indispensable ser docente en nivel inicial, básico o diversificado para inmiscuirse en las reflexiones y discusiones acerca de la pertinencia o no de un nuevo currículo o la modificación del actual; indudablemente que es un asunto de todos y todas, fundamentalmente porque atañe a lo más bello y representativo de un país como el nuestro; eso son nuestros niños, niñas y adolescentes en cuya cadena se unen sentimientos, conocimientos, nexos familiares, solidaridad social, cuidados especiales, atención ciudadana, sentido de patria, unidad comunal, personalidad, pertenencia, salud física y mental, entretenimiento, avance social, soberanía alimentaria y territorial, entre muchas otras razones.
Qué significa en verdad un currículo escolar, en principio es la conceptualización de un programa para darle cumplimiento en un tiempo determinado, cuyo contenido y alcances depende fundamentalmente de la filosofía y/o ideología con la cual los gestores intentan moldear el intento educativo. La dirección y posterior aplicación está en manos del maestro, del docente de aula, de la subjetividad con la cual se transmite el conocimiento y los valores, he allí, en nuestro concepto donde radica el quid del asunto a resolver, en la sutil hora de la percepción y aprehensión por parte del alumno.
Creo radicalmente hablando, que todo el mundo está de acuerdo en la necesidad de corregir o modificar el actual currículo educativo, entonces, donde está la discusión, la contravención, la contradicción, los puntos opuestos en la ojeada de cual debe ser esa transformación, quiero ante todo reiterar, que hasta este momento el testigo lo tienen quienes de manera directa actúan en el campo de la educación y es razonable que así sea, no obstante la actual discusión debe colocarse en un más allá finito y ponderable por sus propias razones e injerencias, nos referimos al entorno comunitario, entendido este como la agrupación que agrupa al entorno de cada centro educativo, incluidos por supuesto los familiares, padres y representantes, consejos comunales, organizaciones sociales, las iglesias en donde esta participe de buena fe, en fin al ser un asunto de todos y todas, efectivamente así debe ser, es decir los especialistas son necesarios pero no únicos en su construcción y base sustentadora.
En acatamiento a la norma constitucional, debe otorgársele un tratamiento en búsqueda de la justicia social, igualdad de género, equidad, inclusión, solidaridad y sentido de patria. La norma debe ir más allá que las contenidas hasta ahora, por tanto deben reflejar aspectos nuevos e inéditos ceñidos a la norma constitucional y aquellos que por derivación se extraigan de las costumbres y hábitos del venezolano, del silogismo entendido como propuestas en la cual la última de estas se deduce necesariamente de las otras dos Ej: Todos los nacidos en el territorio de Venezuela son venezolanos y si Oswaldo nació en Maturín. Estado Monagas. Venezuela, luego Oswaldo es venezolano.
Deducimos entonces del párrafo anterior que la propuesta de currículo debe estar conectada en nuestra realidad nacional, sin injerencias externas, ajenas a nuestros valores e idiosincrasia, de tal modo que la educación venezolana en estos niveles prepare al hombre y mujer futuros, en seres humanos dignos, patriotas, no individualistas, que amen el ser ante el tener, esto tenemos que necesariamente relacionarlo con la población, por ser el individuo estudiante parte de esta y relevo generacional para una mejor vida, para una patria sin temores ni complejos, es allí precisamente donde las comunidades juegan el papel fundamental en esa compenetración social hija de las mejores políticas sociales y económicas, en aras de una patria independiente, soberana y digna, cuyo gentilicio lo llevemos con orgullo de ser venezolanos.
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