El pronunciamiento del Consejo Universitario (CU) de la UPEL, sobre la elaboración e implementación del diseño curricular bolivariano, resulta un verdadero contrasentido, tal afirmación la hacemos tomando en consideración los siguientes aspectos:
Manifiestan mediante comunicado público, la preocupación que les embarga por la forma como el Ministerio del Poder Popular para la Educación (MPPE) ha venido llevando a cabo la elaboración e implementación del citado diseño curricular, pero no manifiestan la misma preocupación por una Universidad que siendo pedagógica, ha sido incapaz de abordar su propia transformación curricular de manera efectiva, los intentos efectuados han resultado fallidos, particularmente el de “la modernización del currículo” del año 1996, y de “la transformación del currículo” del año 2005, para este último cometido la inefable Vicerrectora de Docencia, designó a una cúpula de “ilustrados curriculeros”, seguramente para que presentaran una versión curricular acabada, y la presentaran entre “gallos y media noche” a la comunidad universitaria, pero los mismos después de profundas reflexiones y encendidos debates (...), no han podido acordarse para el diseño de tal engendro curricular, Pero ocurre que eso no le preocupa al honorable CU de la UPEL.
Rechazan el diseño curricular bolivariano, argumentando que el mismo es desactualizado, pero ocurre que ellos dirigen una Universidad con un diseño curricular de los tiempos del jurásico; de orientación conductista y tayleriano, con programas analíticos que contienen objetivos específicos redactados en términos netamente conductuales, con un listado de asignaturas inconexas, que nada tienen que ver con la transversalidad, la interdisciplinariedad y la transdisciplinariedad, pero eso tampoco le preocupa al C.U. Upelista...
Es lamentable ver como la Universidad formadora de los docentes venezolanos por excelencia, está tan atrasada en materia curricular, y no por ausencia de Docentes e investigadores con la suficiente formación académica y profesional, sino por una gestión signada por la antiacademia, y al servicio de la contrarrevolución, dirigida desde al CEN de un partido fósil como lo es AD, cuyos últimos esténtores sobreviven al abrigo de una Universidad secuestrada por el oscurantismo, y la cual debe ser recuperada para que cumpla con la importante función social que la asigna la sociedad venezolana de nuestro tiempo, como Universidad formadora de maestros.
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