“Diez mil locos puestos en un montón
no hacen una persona razonable”
Artur Schopenhauer
Ha veces en la vida tenemos oportunidades que no sabemos valorarlas en el momento, sino años después. Ahora, con los acontecimientos en pleno desarrollo como expresa Walter Martínez, i cuando la Tierra ha dado muchas vueltas sobre su eje, me percato de que mi padre, médico de la antigua Universidad del Zulia, inaugurada o nacida en 1891, fue clausurada por Cipriano Castro en 1904, cuando él cursaba el 4º año de medicina, i terminó graduándose en Caracas; vio, entonces, morir una universidad, mientras en 1946, yo tuve la oportunidad de ver nacer otra, o revivir la que había perecido, gracias a la lucha de muchos zulianos ejemplares, guiados por el esfuerzo i la sabiduría del Dr. Jesús Enrique Lossada, su primer Rector en esta segunda etapa. Lossada, como Ramón Gómez h., Antonio J. Ocando, Eduardo Mathyas Lossada, Juan B. Jiménez, mi padre, Rafael Belloso Chacín, José Ortín Rodríguez i muchos otros que se me escapan; fueron hombres empeñados en recuperar esta casa de estudio, constituyendo los tres primeros, las autoridades iniciales de la otra vez naciente institución, i Juan B. Jiménez como representante ante el Ministerio de Educación.
La presencia de Jesús E. Lossada quien fue Director del Liceo Baralt, en sus comienzos el Colegio Federal de Varones, Director de la Escuela de Derecho que ya funcionaba i todo un prestigio bien ganado como Abogado, Juez, escritor, poeta i hasta pintor ocasional, era un hombre a quien se respetaba casi con veneración, amor i admiración, con su sola presencia, i recuerdo que en Liceo Baralt de verlo venir por los corredores fuera de las aulas, bastaba para ponernos circunspectos i esconder o apagar los cigarrillos, algunos con cierto temor, cuando jamás se le escuchó ni siquiera levantar la voz para imponer autoridad o reprender. Fue un hombre que, solamente muchos años después conseguí alguien que me evocó su lejana imagen, como lo fue el profesor Jean Ladrière en Lovaina, Bélgica, un hombre sencillo, humilde, sabio i con la fama de “el profesor de más prestigio de las Universidades de Bélgica”. Lossada podía dictar clases de filosofía, de derecho, de literatura, etc., con la misma capacidad que lo hacía de álgebra, física, francés o cualquier otra materia. Su consagración a su madre, su educación esmerada i sus convicciones políticas, eran proverbiales, así como su alejamiento de las religiones i de la iglesia católica por razones que no es de tocar aquí. Esa imagen de lo que es un Rector, un verdadero intelectual, un poeta i un filósofo, parece que fue ejemplo por varios años después de su prematura muerte, a los dos años de rectorado, constituyendo quizá, el más grande sepelio que se haya visto en la historia de Maracaibo. Soi de los pocos que quedamos ya, cuando desde su residencia al final de los Haticos, casi en la Arreaga, cargamos el féretro hasta la Casa del Obrero en La Ciega -primera sede de la Universidad- i luego al Cementerio El Cuadrado, con boinas negras, en dos filas de estudiantes consternados por la partida de un verdadero maestro de juventudes.
Los rectores que vinieron después, todos fueron hombres en cuyas mentes estaba sembrado el ejemplo, hasta que llegamos al más dinámico, bueno i excelente rector de progreso, como lo fue el Dr. Antonio Borjas Romero, creador de la Ciudad Universitaria del Zulia, gran cirujano i mejor persona, que fue otro icono para generaciones futuras. Empero, desde allí en adelante la Universidad se fue politizando, i en tiempos siguientes, apenas si José M. Delgado Ocando, Régulo Pachano e Imelda Rincón Finol, fueron rectores de verdad con ciertas carencias admisibles, hasta que caímos en una serie de imposiciones políticas, de intereses ajenos al destino de la universidad, de modo que, de las últimas rectorías no me atrevo ni a mencionar sus nombres, pues han llevado la universidad al mismo desastre de anarquía que ahora vemos en la UCV. Hubo uno que hasta por prensa, manifestó su apoyo al golpe de estado de Carmona El Breve. Ahora, hasta estudiantes muertos hai en las universidades, incluyendo también a la de Mérida, en un tiempo atrás una universidad donde no había rectores que avergüencen, como el que fue a otorgar el grado a un delincuente, amparado en “una embajada vaticana”. Sin embargo, esto ha sido un breve preámbulo al caso que nos ocupa, como es lo derivado de los hechos que hace años vienen ocurriendo en la primera de nuestras universidades i la marcha que sus autoridades, de manera irresponsable i como complicidad con los conspiradores que quieren desestabilizar al país o buscar otro golpe de estado, hicieron ayer en la capital, muchos de los participantes sin saber explicar por qué estaban marchando. Una marcha, como siempre, escuálida; con poquísimos estudiantes, con mezcla de partidos políticos devaluados i otros que están todavía en etapa fetal, i así vimos banderas de Copei, signos de AD i unos revoltillos de las recientes agrupaciones con líderes de pacotilla. I aun cuando muchos de ellos ya les da pena asistir, resultó que esa marcha estaba presidida o encabezada por profesores universitarios del Consejo Universitario tal vez, i descollando la Rectora Cecilia García Arocha, a quien no conocía i me dicen que es odontóloga (¿Acaso doctora? I de la cual desconocemos sus méritos), que no está acostumbrada al diálogo porque sus pacientes están siempre con la boca abierta, i tal vez cuando se marchan tienen que morder alguna compresita o aquietar la mandíbula para el dolor. Conste que no me burlo de los odontólogos, pues tengo hermano, primo i sobrinos en esta científica profesión, pero que una profesora de la universidad, economista, hizo esa cita porque tal vez conoce que esta rectora no es mui amiga del diálogo. Por eso la vimos quedarse sin argumentos ni respuesta alguna, ante la magnífica exposición de un estudiante de historia, brillante al exponer, cuyas palabras fueron más que ciertas i tocó puntos vulnerables de la gestión rectoral. Una Universidad que el año anterior, dejó un 45% del situado sin invertir i que, ahora con un 6% de rebaja de todos las instituciones públicas de la nación, le sirve solamente para recortar i desmejorar lo que concierne al alumnado universitario, es algo que no tiene explicación i, de seguido, si su gestión ha sido limpia i eficiente, si yo fuese el rector, habría aprovechado la ocasión para que se hiciera una auditoría e intervención de la contraloría, para que todo el país viera con claridad, de que manera tan precisa, clara i honesta, se utiliza el presupuesto de la Universidad Central de Venezuela que, según señala la prensa es de 954.332.304 bolívares fuertes, superior al situado individual de 16 estados de la república bolivariana de Venezuela i a otros países de Latinoamérica. Ante esa firme i enjundiosa exposición del estudiante Vicente Moronta, la Rectora, visiblemente alterada, con gestos de poca educación i respeto frente al Ministro i de todo el pueblo del país que veíamos la escena por televisión, mal vestida aparentando ser mui fuera de la clase oligarca a la cual parece pertenecer, acusando al ministro de haberle puesto una emboscada, optó por retirarse, no sin alegar que no dejaban pasar a los seguidores que tenía afuera, en la esquina del Chorro, i cuando salió no había casi nadie. ¡Que estampa decepcionante, rectora García Arocha! Usted, por vergüenza, debería estar ya redactando su renuncia. Empezando porque usted no ha debido encabezar esa marcha, sino dejárselo a algún político inculto como los hai por montones en la oposición (Ledezma, Pablo Medina, Ramos Allup, Ismael García, Teodoro Petkoff, Capriles Randosky, Leopoldo López, Julio Borges, Gerardo Blyde, o a la estrella de Oscar “Cabeza de Motor” Pérez). En cambio creo que iba acompañada entre otros, del presidentico ilegal del Centro de Estudiantes, Ricardo Sánchez, al cual le permite figurar en la Universidad cuando ni estudiante es, porque perdió todas las materias incluyendo la materia gris; igualmente del Presidente de la Asociación de Profesores V. Márquez, todos los que constituyen una tiranía anti-estudiantil que acosan a los revolucionarios pacíficos i hasta pretenden expulsiones sin fundamentos. Personalmente, lejos de la capital, recuerdo grandes rectores de la UCV, como Pizzani o Jesús María Bianco, de manera que allá, también se desechan los buenos ejemplos, i no se les emula.
Quizá tomará como consuelo que también la Universidad del Zulia, con un presupuesto de 741,6 millones de bolívares fuertes (más que la ciudad de Maracaibo) i la ULA de Mérida con 666.037.862 bF., están tan anacrónicas i anarquizadas como la suya. Se impone, creo, una Constituyente Universitaria, auditorías i controlaría a todas, acabar con la impunidad de los delincuentes en el recinto universitario, i exigir informar al gobierno i al pueblo, como se utiliza el dinero de todos en las Universidades Autónomas, en manos casi todas de los viudos i viudas de la IV República. En cuanto a la seguridad interna, no se quieren responsabilizar, sino decir que los actos vandálicos, la quema de vehículos i otros daños, son obra de estudiantes bolivarianos. Es brutalidad pensar que se les pueda creer algo absolutamente ilógico. Por eso a la oposición venezolana, contraria a la soberanía del país, entregada a la sumisión imperialista, bruta i loca en mayoría cuando no les importa sumir al país en desgracias o una guerra, con contadas excepciones, son un montón de locos que no hacen una persona cuerda.
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