Toda la plataforma
educativa y cultural de un país lo identifica y define como pueblo.
Por ello, cuando en una sociedad se instala una forma de gobierno estructuralmente
diferente a las anteriores, necesariamente cambian los modelos educativos
y se fortalecen, debilitan o resurgen nuestras manifestaciones culturales
o el saber popular. El gran debate por la aprobación de la Ley Orgánica
de Educación, es la sustancia y médula del sistema social y la Revolución.
Todo gira en torno a nuevos conocimientos y la formación que
reciban los ciudadanos venezolanos. La ideología capitalista debe ser
enterrada en el tiempo y desaparecida como paradigma, para abrir paso
a las ideas del nuevo republicano, patriota, latinoamericano, indoamericano,
afrodescendiente, e impulsar la Venezuela soberana, plena de hombres
y mujeres libres. Esa es la gran disyuntiva, los defensores del sueño
(norte) americano califican la propuesta educativa de “ideologizante”.
¿Pero, es que acaso toda educación no encierra una ideología? ¿Carece
de contenido ideológico el mensaje de los medios de comunicación
privados? ¿Es espontánea la negación de nuestra raíz cultural por
parte de muchos venezolanos, o acaso responde a intereses bien identificados?
¿Por qué subestimamos nuestras propias capacidades y ser idolatra
de la sociedad estadounidense? Toda nuestra conducta se guía por un
proceso de vivencias donde se transmiten los valores obtenidos a través
de la educación. Nuestros lazos de identidad cultural se han roto para
imponerse la transculturación y el dominio ideológico que legitiman
la explotación de las riquezas del país, la dependencia, el
atraso tecnológico y la desaparición de nuestras manifestaciones autóctonas
hasta esconderlas de la historia y cotidianidad, convirtiéndolas
en un contemplativo ejemplar de museo, sin vida ni vigencia. La Nueva
Ley de Educación debe ser un instrumento de reconstrucción de la nación,
fundamentalmente orientada a volver a las raíces de estas tierras,
con autonomía, progreso y sentido de pertenencia por este territorio
venezolano tan inmenso en riquezas, historia y bellezas naturales. La
Constitución Nacional es muy precisa en su artículo nº 1: “La República
Bolivariana de Venezuela es irrevocablemente libre e independiente y
fundamenta su patrimonio moral y sus valores de libertad, igualdad,
justicia y paz internacional en la doctrina de Simón Bolívar, El Libertador.
Son derechos irrenunciables de la nación, la independencia, la libertad,
la soberanía, la inmunidad, la integridad territorial y la autodeterminación
nacional.”
Art. Nº
99: “Los valores de la cultura constituyen un bien irrenunciable del
pueblo venezolano y un derecho fundamental que el Estado fomentará
y garantizará, procurando las condiciones, instrumentos legales, medios
y presupuestos necesarios.”
Como se puede
entender en estos dos artículos de la Constitución Nacional, la independencia
y la cultura van de la mano; por ello es indispensable la formación
de una conciencia revolucionaria que rompa la dominación extranjera,
a través de un Sistema Educativo vinculado orgánicamente con nuestras
leyes rectoras. En la Constitución de 1961 también se contemplaba
la independencia, pero los responsables de dirigir al país, fueron
eternos cómplices de la violación flagrante de esa Carta Magna cuando
permitieron la intromisión de otros países en nuestros asuntos internos
y establecieron canales comunicantes más directos con la gran potencia
mundial que hoy por hoy, oprime y quiere seguir pisoteando a NuestraAmerica.
La filosofía de la Nueva Ley de Educación es y debe ser totalmente
transformadora, irreverente ante el vasallaje impuesto por los mecanismos
de sometimiento mental. La Educación venezolana debe confrontar directamente
a la ideología dominante del capitalismo. Estamos en la guerra por
el cambio de pensamiento y la transformación social, la patria
bolivariana debe contar con su pueblo consiente del compromiso histórico
con el Socialismo.
obalbasvester@gmail.com