Me parece lamentable que periodistas y comunicadores sociales que
tienen años luchando por este proceso, estén siguiendo al pie de la
letra la matriz de opinión que impone la oposición, sin averiguar
primero qué pasó.
Este
jueves la oposición radical, que aparentemente ha mejorado sus
asesores, ejecutó un plan para causar caos en el centro y evitar la
aprobación de la Ley de Educación: Hizo que decenas de pequeños grupos opositores se repartieran en el centro de Caracas, desplazándose
a pie o en Metro, con el fin de crear caos generalizado y confrontar la
gigantesca marcha de más de 20 mil revolucionarios y revolucionarias
apoyando la Ley Orgánica de Educación.
Desde temprano, pequeños grupos de opositores llegaban a la plaza Bolívar y los alrededores del Palacio Legislativo,
sede de la Asamblea Nacional, donde también habían decenas de
bolivarianos apoyando el proyecto de Ley. Un pana me contó con
preocupación que chavistas y opositores estaban lado a lado, discutiendo con mucha agresividad
entre sí en torno a la Ley Orgánica de Educación. En los videos
proyectados por Avila TV y La Hojilla este jueves podía verse algo de
esto.
Me encontré a muchos opositores en Metro, desplazándose
acompañados de camarógrafos de medios privados y bajándose en
diferentes estaciones. No iban a un mismo lugar, sino a muchos puntos
distintos.
Posteriormente, quien escribe fue testigo directo de
cómo pequeños grupos liderados por Bandera Roja llegaron a la esquina
de El Chorro, apenas a 100 metros de la marcha revolucionaria, esto
minutos antes del mediodía. La Policía Metropolitana tuvo que
interponerse entre el grupo de Bandera Roja y la marcha de más de 20
mil revolucionarios para evitar que se confrontaran; los policías lanzaron bombas lacrimógenas a ambos grupos para replegarlos.
Me fue posible ver a algunos líderes estudiantiles afectados por los
gases, intentando tranquilizar a sus exaltados compañeros, con muchas
ganas de confrontar a los banderosos por su intentos de sabotear la
marcha.
Bandera Roja se disolvió y sus miembros se esparcieron por todo el centro de la ciudad, y acompañaron a otros grupos de choque.
Otros grupos opositores hicieron presencia en la Plaza Caracas, el
MetroCenter de La Hoyada y un grupo de periodistas opositores hacían
acto de presencia en la Av. Urdaneta, entregando panfletos y trancando
parcialmente las vías.
Tres testigos concidieron en contarme de haber visto a decenas de personas en la Av. Urdaneta con palos en la mano, y de algunos gritando "¡saqueo!" y
haciendo llamados a la violencia. Nada de extrañar, conociendo las
técnicas de Bandera Roja, Acción Democrática y otros grupos violentos.
Parece ser que había un plan muy claro de intentar provocar fuertes desórdenes en el centro de Caracas, tal vez buscando usar la Ley Orgánica de Educación como catalizador de una "revolución de colores".
Este
era el clima para nada legítimo dentro de un estado democrático, en el
cual un grupo de periodistas opositores del diario Últimas Noticias
escogió entregar panfletos en contra de dicha Ley, causando
perturbaciones y trancas en el centro, lo que provocó que
revolucionarios no identificados los confrontaran.
¿Estaban estos periodistas opositores conscientes del papel que jugaban
causando trancas en la Av. Urdaneta y el centro de Caracas? Que cada quien opine.
Creo
también que nosotros como revolucionarios tenemos que pensar mejor en
la estrategia y táctica ante las acciones de los grupos de oposición,
que están cambiando su forma de operar para ejecutar acciones violentas
pero muy bien pensadas. A veces, sin querer, causamos un fuerte daño al
proceso, y si a eso le sumamos que algunos periodistas revolucionarios
terminan siguiéndole la matriz de opinión a los opositores, el daño se
agrava aún más.
Quiero aclarar que, si bien estoy de acuerdo con
el 99% de los comunicados del Movimiento por el Periodismo Necesario
(MPN), no apoyo el más reciente texto emitido por el citado movimiento,
emitido creo que en solidaridad, o por la insistencia, o bajo la
influencia de Eleazar Díaz Rangel, a quien por demás admiro y apoyo.
Estoy en desacuerdo con el comunicado, no porque yo apoye la violencia, sino porque sólo
muestra una realidad de los hechos y no condena que periodistas dejen
de lado su profesionalismo para unirser a grupos de choque en un plan
que no tenía nada de pacífico, de legítimo ni de democratico. Tengo
muchas amistades en ese grupo, pero hace meses que dejé de formar parte
del mismo porque prefiero esperar a que aparezca uno donde haya más
protagonismo de comunicadores comunitarios y alternativos, entre
quienes yo me cuento.
El Estado tiene un papel muy importante para evitar que la violencia se generalice y vayamos a una guerra civil. Desde
antes de 2002, los medios de comunicación privados afectan la salud
mental de millones de personas. Manipulan. Mienten. Tergiversan.
Familias y amistades se rompen. Parejas se divorcian. Algunos que viven
en zonas opositoras temen vestir o usar símbolos del chavismo, por
temor a ser identificados o atacados.
Contemos la cantidad de
personas afectadas por la influencia dañina de los medios de
comunicación masivos. Y añadamos delitos mediáticos con consecuencias
más trágicas, como
el asesinato del líder político Jorge Nieves a manos de paramilitares,
luego de que el "periodista" Roberto Giusti lo acusara de ser líder de
un grupo guerrillero.
Me pregunto si de verdad estamos locos
cuando nos preocupamos con tanta celeridad en poner presos a quienes
lancen una bombita lacrimógena que hizo llorar a 5 personas,
pero en cambio tardamos más de siete años en aplicar sanciones
contundentes a medios que, en cualquier otro país del mundo, hubieran
sido sancionados en abril o en diciembre de 2002 por afectar a 27.000.000 de personas.
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