Sin dudas que producto de la guerra económica que desató la oligarquía y el imperialismo contra Venezuela ésta se desató de una manera desproporcionada con las alzas desmesuradas en absolutamente que se vienen produciendo. Pareciera un acuerdo o concertación de la minoría burguesa que prácticamente orienta a toda la cadena comercial, buhoneros incluidos, que a diario se producen alzas en los productos de consumo masivo y el gobierno no ha logrado contener, pese a los esfuerzos que indiscutiblemente hace, las alzas o el acaparamiento, claro hay alternativas como Mercal, los mercados Bicentenario y otras formas de llevarle alimentos al pueblo.
Cuando se dice que es una guerra económica eso no es un eslogan, es una guerra en todo el sentido y la extensión de la palabra y la oligarburguesía nos está tirando a matar hace rato, ubiquémonos en el año 2012 en plena gravedad del Comandante Chávez. El gobierno ha movido poderosos músculos, como ya se dijo, con el sistema de distribución de alimentos, pero eso no es suficiente, a ello se agrega otro de los frentes que la burguesía ha abierto en esta guerra económica: el contrabando. Que se vaya hacia Colombia en 40 ó el 50 por ciento de los alimentos de la cesta básica evidencia que allá y aquí funciona una poderosa industria, no son simples buhoneros que cual hormiguero llevan los productos que el gobierno pone en los mercados a la nación vecina, esa es una parte en un porcentaje modesto. Para hablar del 50% de los productos alimenticios que se van es que estamos en presencia de una industria no sólo poderosa sino con muchos tentáculos.
El tema del combate al contrabando de alimentos y otros productos no es nuevo, prácticamente desde el momento que llega al poder el camarada Nicolás Maduro eso se planteó y se activaron mecanismos donde el Ejército tiene papel esencial pues es el que controla las fronteras, los ‘caminos verdes’. Incluso se cambiaron oficiales, clases y efectivos y fueron sustituidos por nuevo personal. Se capturaron miles de toneladas de alimentos y otros productos, se confiscaron cientos de vehículos donde se transportaba el producto ilícitamente, aún así continúa el contrabando y una pregunta simple surge: ¿con todo ese accionar anti contrabando cuánto se disminuyó éste?
El Presidente Maduro, que trabaja intensamente y parece no descansar –ojo camarada Nicolás, mire que lo necesitamos sanito y en forma pues hay mucho que hacer– se acaba de reunir con el guabinoso presidente colombiano Santos para tratar, en lo fundamental, el tema del contrabando y otra pregunta surge: ¿no puede Venezuela sola enfrentar ese problema y hay en Colombia voluntad para una acción conjunta contra el contrabando.
Pareciera que la industria del contrabando de alimentos y productos venezolanos hacia Colombia tiene allá su epicentro, más aún, los análisis de la guarimbas y la altísima participación de colombianos en esa actividad subversiva en el estado Táchira tuvo mucho que ver con el problema del contrabando, cuando el gobierno empezó a localizar los centros de acopio y a confiscar toneladas y más toneladas de productos. Táchira es, al parecer, un punto neurálgico de la industria del contrabando y como se sucedieron los hechos, la alta intervención de paramilitares colombianos en aquellos trágicos sucesos, no es ocioso pensar que detrás de esa industria del contrabando esté metido el expresidente Uribe, que se la tiene jurada a Maduro y a Venezuela que busca secesionar su medialuna occidental.
Por supuesto que el esfuerzo del gobierno para enfrentar el contrabando buscando abrir un frente con Colombia, es correcta en la medida que ésta rinda frutos, pero hay que tener claro que el mayor esfuerzo debe hacerse por nuestra parte, de hecho ya se comenzó con medidas extraordinarias como trancar la frontera común por la noche.
Pero, ¿y los que alimentan el contrabando desde aquí, los delincuentes que sostienen clandestinamente esa industria, quiénes son, cuáles son sus redes, conexiones?
Es simple pensar que si un porcentaje de los productos que se van son los producidos, por ejemplo, por de las industrias Polar. ¿Cómo pueden los contrabandistas tener acceso a la harina precocida que por millonarias toneladas se la llevan? No es una sola persona, son muchos los que tienen que estar en esa ilícita actividad dentro de esa poderosa industria, ¿lo saben sus dueños? Porque no pueden hacerse los locos y no mirar lo que es más que evidente. Pregúntesele al Gobierno que confisca las mercancías que se van de contrabando cuantas de esas toneladas son de harina de maíz que fabrica la Polar.
Entonces tenemos que el contrabando es parte de la guerra económica, que se ha debilitado pero que sigue e incide sobre la inflación que en muchos rubros no se detiene. Incluso con productos que han sido aumentados, como el café Fama de América y otras marcas, en el mercado de Quinta Crespo el medio kilogramo lo venden a Bs. 35 cuando su precio es de Bs. 25.¿A cuánto se lo venden –¿el Gobierno?– al llamado pequeño comerciante –habría que ver si esa categoría de ‘pequeño comerciante’ es correcta– que éste lo vende a ese precio?
Otra pregunta elemental:¿quién abastece al buhonero que especula atrozmente con los productos que expende y nunca es tocado por las autoridades? Sabemos que la incidencia de este vendedor es de un bajo porcentaje, su incidencia es más de impacto psicológico en la población. Esa es otra forma de incidir en la inflación.
En dos platos, la lucha contra la inflación es la tarea principal del Gobierno, bajarla lo más posible, y a mi juicio, después que se tenga controlada es que se puede plantear el posible aumento razonable de la gasolina.