La cadenciosa y excelente cantante veracruzana o “Jarocha”, Toña La Negra, hizo famosa por los años cuarenta aquella canción titulada “El apagón”, autoría de los también mexicanos Manuel Esperón y Ernesto Cortázar. Bastante se cantó, bailó y gozó aquella ocurrente composición
El origen de ella y su título están relacionados con acontecimientos de los tiempos de la segunda guerra mundial y un “programa” de cortes eléctricos imprevistos dispuestos por la presidencia de la república.
México, en plena guerra, como Venezuela, era proveedor de petróleo de los Estados Unidos. Circunstancia esta que dio origen a historias, verdaderas o ciertas, uno no sabe, de submarinos nazis que navegaban por nuestros mares.
El gobierno del país de los aztecas, como el venezolano, mantenía una posición de neutralidad ante aquella guerra. Pero el 13 de mayo de 1942, un submarino que no fue identificado, hundió al petrolero mexicano “Potero del Llano” y una semana después el “Faja de Oro”, de la misma nacionalidad, tuvo igual destino. El primero fue víctima de la agresión en las aguas del Atlántico y el segundo en la costa de La Florida.
Por supuesto, la inmediata explicación que se dio a aquellos hechos fue que submarinos nazis habían sido los victimarios por el rol de México, que si bien era neutral en el conflicto, suministraba petróleo a EEUU. No obstante, corrió otra versión, según la cual, el país al norte del río Bravo, había sido el autor de aquellas agresiones para presionar u obligar al gobierno “manito” a incursionar en la guerra en favor de “los aliados”. La historia pasada y reciente de la diplomacia y política exterior norteamericana fundamentan estas sospechas.
El entonces presidente mexicano, General Manuel Ávila Camacho, quien gobernó entre 1940 y 1946, optó por el rompimiento de relaciones con Alemania, Italia y Japón pero mantuvo la neutralidad. De la misma manera que los mexicanos extendieron su mano a todos, republicanos o monárquicos, que durante la guerra civil en España decidieron buscar refugio.
Previendo que aquella actitud pudiese atraer más “atención” del eje nazi-fascista o lo que es lo mismo incitase a este agredir al pueblo y territorio mexicano, el presidente tomó algunas medidas preventivas, entre ellas implementar apagones inesperados en todo el territorio de aquella nación como “simulación bélica y forma de preparar a la gente ante cualquier contingencia”.
El estado de ánimo generado por aquellos apagones imprevistos que pasó del temor y la confusión inicial, a la burla, estallidos de buen humor y gestos hasta como festivos, generó aquella canción, “El apagón”.
En ella se canta:
“Si el peligro está arriba,
acá abajo la cosa anda peor”.
Lo que encerraba una ácida crítica al gobierno en tono festivo. Luego se canta:
“Y sin ver al enemigo,
en aquella terrible oscuridad,
me quitaron el sombrero y….
¡qué barbaridad!
Cuando encendieron las luces
¡ay, era mi papá!”
Quien canta es una dama y una dama es el personaje quien habla en la canción que enfatiza diciendo:
“Con el apagón que cosas suceden,
Que cosas suceden con el apagón”.
En verdad estos cortes eléctricos, desde que “El niño” anda por allí desatado echando vainas y sirviendo de explicación o justificando por los mismos, a uno no afectan ni alteran tanto como sentirse mal. Ya es más que suficiente con la inflación, especulación, escasez y bachaqueo. A ellos, los cortes eléctricos, nos hemos acostumbrados. Pues en la cuarta república, para no ir a mi infancia de un barrio sin luz ni agua, esos cortes o interrupciones accidentales, no programados, fueron tan frecuentes como ahora. Sólo que no se hablaba de “El niño”, sino de saboteadores al gobierno de turno. Copei saboteaba a AD y viceversa; así justificaban las crisis del sector en aquellos tiempos.
Nunca olvidaré, como un diputado de AD por el Estado Anzoátegui, de aquí de Barcelona, ante una serie de interrupciones del servicio en cadena, por razones de falta de mantenimiento e inversión, acusó de ello a los copeyanos que trabajaban en la industria entonces llamada CADAFE; lo hizo así, pues no podía culpar a izquierdista alguno, ya que estos no entraban en ningún espacio del gobierno. Y como Júpiter tronante pidió que a esos los despidiesen de inmediato, porque según él:
-“¡Quién gobierna sin los suyos se suicida!
Pero tal como ejecutan ahora el programa, que pudiera en algunas circunstancias no diferir de aquellos generados por saboteo, deterioro del servicio o lo que fuese, como también en aquella época, nos genera incomodidades especiales y hasta cosas divertidas, por lo menos en nuestro espacio, como pasó con los mexicanos.
Tengo frente a mí el plan de corte correspondiente al bloque al cual estoy conectado en la ciudad de Barcelona. Desde ayer lunes hasta hoy martes a las 12. m. no han coincidido para nada lo programado y lo ejecutado. Aunque debo reconocer que hay sectores donde el plan ha marchado como estaba previsto.
La falta de coincidencia entre lo planificado y lo ejecutado en algunos casos ha generado rabietas justificadas, no por los cortes, sino que la comunidad también ha hecho su planificación de acuerdo a lo anunciado por Corpoelec y al no haber coincidencias, todo se derrumba. Para más, a esta hora, muchos se abstienen de planificar por la incertidumbre.
Nos planificamos para hacer algo a partir de las 12 m. porque a esa hora regresa la luz que, según se iría a las 8 a.m y eso no sucede. ¡Eso es un conflicto, un motivo de disgusto y hasta, como es habitual en uno, pudiera provocar el reventón de un “poso de risas”!
Ayer, por la radio, escuché una entrevista que hacían a una señora, quien al parecer hablaba a nombre de una comunidad. Su entrevistador actuaba con inocultable intención de sacar del asunto ventaja política.
La señora sólo se quejaba que a esa hora, las tres de la tarde:
-“No nos han cortado la luz”.
Y lo hacía como quien se siente frustrada. Estaba en actitud de comprender y aceptar la medida; hasta la reclamaba con vehemencia.
Es decir, la señora curiosamente y como para reír, tal cual provocaba la canción mexicana, “solicitaba” a nombre de su comunidad que la empresa eléctrica cumpliese con su deber, suspenderles el servicio de la luz conforme a lo planificado. ¿Qué mejor disposición que esa? ¡Hasta graciosa es!
Por supuesto, la señora demandaba reglas claras para saber a qué atenerse y no quedarse en ascuas y hasta paralizada. No vaya ser cosa que más tarde, cuando tenía previsto hacer algo para lo cual requería energía eléctrica, de repente, fuera de lo planificada, se la quiten.
Por supuesto, hablo de mi sector y el de la señora, no sé si en los otros se haya actuado de acuerdo al plan anunciado. Pero tampoco crean que estoy pidiendo nos suspendan la luz, sino que habiendo aceptado y preparados de conformidad a un plan dispuesto por el gobierno nacional, uno espera coherencia y no un comportamiento que nos paralice o al contrario nos tenga del timbo al tambo.
Es obvio que aquella señora asumió lo que planificó la estatal eléctrica como demandan las circunstancias, al margen de lo que se piense del gobierno; por eso, con razón, se mostró confundida y hasta molesta. Dio muestras de entender, como lo entiende uno, que aparte de las razones de “fondo y hasta históricas” que motivan la crisis de energía eléctrica que ahora nos tiene en emergencia, lo esencial, puntual ahora es que hay que ahorrar. Pero también demanda, con sobrada razón, coherencia
¡Cónfiro, pero uno lamenta que, hasta en esto, tengamos que estar metiendo la cucharada!