La Electricidad de Caracas, empresa que compra el Estado venezolano, debe convertirse en la revolución, en una organización que auspicie la nueva cultura del ahorro y, por otro lado, el uso intensivo de fuentes alternas de energía, como la solar, la eólica, hidráulica y otras posibilidades como la generación del Etanol a partir de la caña de azúcar y hasta la denominada biología sintética.
Y esto lo decimos no por inventar ni fastidiarle la vida a nadie. Es conocido de la comunidad científica venezolana, que a finales de los 70 hubo un gran interés por las fuentes alternas de energía, al punto que fueron efectuadas diversas reuniones y seminarios y hasta fue celebrado un simposio o seminario sobre fuentes alternas de energía en Maracaibo, auspiciado por el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Tecnológicas, Conicit.
La idea de los investigadores científicos de este país ha sido apoyar el desarrollo de fuentes alternas de energía, sólo que como la idea del facilismo siempre estuvo perneando entre nosotros y como la gasolina siempre fue superbarata, pues no le pararon.
En los actuales momentos, quienes no poseen petróleo ni gas o tienen poco, andan maldiciendo la dependencia que tienen de estos recursos y por eso es que andan inventando para apoderarse de los recursos que tienen otras naciones. El que no crea que eso sea así, basta ver la movilización de la maquinaria de muerte de los estadounidenses y todo el daño que ha causado en cualquier parte del mundo. No hace falta citar mucho, pero con Irak y los diversos intentos de agresión que hemos padecido basta y sobra.
Bueno, la cuestión es que hay que irse moviendo en ese sentido de explotar al máximo las nuevas fuentes de energía. No imaginamos cifras, pero siendo este un país tropical con mucha intensidad solar en casi toda nuestra geografía, la lógica indica que hay que favorecer el financiamiento de proyectos de investigación sobre esas fuentes alternas de energía.
Sabemos que ha estado siendo incrementada la superficie de siembra de la caña de azúcar, pero como hay necesidad de buscar nuevas posibilidades que nos permitan ahorrar como nación, definitivamente que habrá que aumentar el número de hectáreas para sembrar la caña de azúcar, porque no sólo servirá para fortalecer el área alimenticia, sino generar la cultura del etanol para uso en los vehículos.
La cuestión no es comiquita, porque en lo que concierne a esa búsqueda de alternativa, algunos andan trabajando en el área de la biología sintética, haciendo combinaciones de nuevos genes y creación de nuevos organismos que produzcan combustibles alternativos como hidrógeno y etanol. Entonces, la orden que hay es investigar y producir el mayor número posible de fuentes alternas de energía.