La presión política, el techo de deuda y la geopolítica del petróleo marcan el ritmo de las decisiones de Washington hacia Caracas.
La Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC, por sus siglas en inglés) mantiene en su sitio web un anuncio que indica que se está "preparando para tomar medidas para desmantelar la Licencia General 41", relacionada con la explotación de petróleo en Venezuela. Este anuncio responde a la decisión del presidente Donald Trump de revocar las licencias que permiten a Chevron bombear crudo en el país sudamericano. Sin embargo, la licencia sigue vigente hasta que se actualicen las normas, tras su última revisión el 1 de marzo.
La presión política detrás de la decisión
La medida no es casual. Obedece a la presión de sectores neoconservadores del Partido Republicano, particularmente de congresistas de Florida, quienes condicionaron a Trump a revocar la Licencia General 41 a cambio de su apoyo para aprobar una ley relacionada con el techo de deuda. Este movimiento está impulsado por grupos de oposición venezolana radicados en Miami, que buscan desestabilizar al gobierno de Nicolás Maduro al afectar sus ingresos petroleros.
Trump cumplió su parte del trato, pero el anuncio de la OFAC podría permanecer en suspenso mientras el presidente negocia con los congresistas. La pregunta es: ¿cuánto tiempo tendrá Trump para lograr su objetivo?
El techo de deuda y el margen de maniobra de Trump
El 1 de enero de 2025, se restableció el límite de deuda bajo la Ley de Responsabilidad Fiscal de 2023. A diferencia del gobierno de Joe Biden, que operó sin restricciones, la administración de Trump ahora enfrenta un techo de deuda de 36.104 billones de dólares. Según reportes, este límite se alcanzó el pasado 21 de enero. Sin embargo, esto no significa un impago inmediato, ya que el Tesoro activó medidas extraordinarias para evitar un cierre de gobierno.
Históricamente, tras alcanzar el límite de deuda, el gobierno federal ha logrado cumplir con sus obligaciones durante unos cuatro meses adicionales. Esto le da a Trump un margen de tiempo crucial para negociar con los congresistas y avanzar en su agenda.
Recortes y confianza: la estrategia económica de Trump
Además de las medidas extraordinarias, Trump inició un proceso de desmantelamiento de agencias como la USAID, con el objetivo de recortar gastos y reducir la presión fiscal. Esta estrategia está generando confianza en los mercados, reflejada en el fuerte repunte de los bonos del Tesoro, que subieron casi 9 % desde el 15 de enero.
Para Trump, la producción petrolera global es clave. Necesita maximizar la extracción de crudo para mitigar los efectos inflacionarios y permitir una reducción en las tasas de interés. Un dólar más débil, resultado de esta política, podría impulsar la manufactura estadounidense, un pilar fundamental de su plan MAGA (Make America Great Again).
La OPEP+ y el aumento de la producción petrolera
La OPEP+, que incluye a Rusia, anunció un aumento de 138.000 barriles diarios para abril, como parte de una serie de incrementos mensuales destinados a reactivar la producción paralizada en los últimos dos años. Se espera que para 2026 se agreguen 2,2 millones de barriles diarios a la producción global.
Este anuncio llega en un momento delicado, tras la controversia entre Trump y Ucrania, donde el presidente estadounidense ha presionado a Volodímir Zelenski para aceptar un acuerdo de paz con Rusia. La geopolítica del petróleo y la estabilidad global están intrínsecamente ligadas a las decisiones de Washington.
Venezuela responde: Guyana y la defensa de su soberanía
Mientras tanto, Venezuela jugó una de sus cartas. Tras el anuncio de Trump, un patrullero de la Armada venezolana detectó una plataforma flotante de Exxon Mobil en aguas territoriales en disputa con Guyana. El ministro de Defensa venezolano confirmó la presencia de 28 buques de perforación y cisternas extranjeros, operando en la zona.
Caracas busca fortalecer su posición en una eventual negociación con Washington, consciente de que un conflicto en Guyana sería indeseable para Estados Unidos, especialmente cuando Trump necesita maximizar la producción global de petróleo.
El petróleo como arma económica
Para Venezuela, los ingresos petroleros son vitales. Desde que Chevron aumentó su producción en el país, la inflación ha comenzado a ralentizarse. Sin embargo, la revocación de la Licencia General 41 podría revertir este avance, afectando tanto a Caracas como a Washington, que busca estabilidad en los precios del crudo.
La Licencia General 41 es solo una pieza en el complejo tablero geopolítico y económico que enfrenta a Washington, Caracas y otros actores globales. Mientras Trump negocia con los congresistas y busca maximizar la producción petrolera, Venezuela defiende su soberanía y sus ingresos. Todos esos factores tienen incidencia en lo que finalmente podría ser una resolución con respecto a la producción petrolera de Venezuela y los mercados a los que podrá acceder. En las opciones destacan una nueva relación bajo nuevas normas pactadas entre Caracas y Washington. Aunque Estados Unidos deje de recibir petróleo directamente desde los puertos de Jose, igual podría seguir haciéndolo de manera triangulada o a través de intermediarios.
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