Amazonía y Petróleo

Cabalgando sobre el egoísmo, el utilitarismo y la maximización de las ganancias como principios de la conducta individual o societal, hemos ido destruyendo bosques, mares, ríos, montañas, vida vegetal y animal, convirtiendo el humano vivir, en muriente sobrevivencia. La contrapartida de esta destrucción son las multimillonarias masas de capital generadas, que representan muerte humana y natural acumulada. La modernidad, finalmente, ha sido una extensión de la barbarie.

Los glaciares y la amazonía representan el límite entre la vida y la muerte. Destruidos ambos, el estado de sobrevivencia se transformará en estado de muerte.

Tristemente en el ártico, en las reservas naturales de Alaska, en Siberia, en la Amazonía… hay petróleo. La ganancia fácil multiplicará los gases invernadero. Por tanto, el hielo del planeta continuaría derritiéndose y la Amazonía destruyéndose.

Más de 180 campos petroleros y gasíferos se extienden por la Amazonía occidental a través de Brasil, Colombia, Bolivia, Perú y Ecuador en un área de 688.000 Km2 bajo el control de 35 compañías transnacionales. El 72% de las selvas peruanas está vinculado a este proceso. El gobierno de Ecuador, delimitó una zona de 7.580 Km2 en el Yasuní para mantener el crudo bajo tierra a cambio de una compensación internacional.

Esta es la zona más biodiversa del mundo. En una hectárea, se puede encontrar más de 600 especies de árboles, mientras en todo el territorio de Estados Unidos quizás haya unas 800.

La geopolítica del petróleo tiene un peso sustantivo en la política exterior de Venezuela, lo cual es comprensible dadas las características del juego de poder mundial y las amenazas contra Venezuela. Pero para que la vida predomine sobre la geopolítica del poder, sin renunciar a ventajas geoestratégicas, es necesaria otra política petrolera, como parte de otra estrategia que tenga como prioridad el sostenimiento de los equilibrios ecosistémicos del planeta, que hacen más productivas a todas las especies que lo habitan y al planeta mismo, al conservar y multiplicar su capacidad para producir oxígeno, agua potable, tierra fértil… Sabemos que la Faja Petrolífera del Orinoco puede amenazar los humedales de Monagas y la plataforma deltana, donde nacen casi todos los peces que van hacia El Caribe.

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Julio Escalona


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