En el marco de las Primarias del PSUV, hubo un sector importante que entendió que sólo participando podíamos dar un primer paso para avanzar en la pelea en contra de la burocracia y la corrupción. Por supuesto, los candidatos surgidos desde la base entraron en esta contienda en franca desventaja con respecto a los candidatos fichas del aparato burocrático de gobierno.
Sentimos en el desarrollo de la campaña la bofetada sin mano de parte de los candidatos que venían apadrinados desde arriba, no hablo de los costosos afiches, de los exquisitos volantes, de los grandes camiones con sonidos costosísimos, ni siquiera de las innumerables veces que aparecieron en los medios junto al Presidente o en cualquier tarima en el marco de las fechas de abril y del 1° de mayo. NO, hablo del clientelismo político, de la confiscación de la autonomía para elegir. Sabemos de la “línea” bajada a los empleados desde las gobernaciones, alcaldías, instituciones, ministerios, carpas Tricolor, Consejos Comunales…. Los cuentos que iban surgiendo en medio de la campaña eran terribles: “En una reunión de consejos comunales nos dijeron que los recursos se iban a poner difíciles si no votamos por………” “Me votaron de la Carpa Tricolor porque manifesté que no iba a votar por…………”, y otras cosas que por el estilo mutilan la crítica seria, bajo el cínico argumento: “le hacen el juego a la canalla opositora”
¡Hasta cuando! Debo confesar que esta perversa práctica acelera la curva de desencanto en el pueblo Bolivariano y empieza a convertirse en una patología política que puede ir en fases, como un cáncer que inunda el proceso revolucionario. Por un lado, tenemos a los que desde la inconsciencia fortalecen a esta nefasta burocracia, haciéndole el juego y convirtiéndose en una “sólida base social”, en una mercancía electoral para quienes lo compran a cambio de que los “legitimen” en las instancias de poder para seguir acumulando dinero: no se dan cuenta que se han convertido en un sector social mercantilizado, que están siendo cómplice del estancamiento de este proceso revolucionario, cual soldados repiten prácticas que han copiado de sus “panas” que están en puestos “importantes del gobierno” y el “aprendizaje” de que la práctica política es sinónimo de zancadilla, de trampa, de oportunismo en la dinámica de la “astucia política que les permite obtener unos recursos, unos puestos, unos privilegios”. En esa práctica los vemos aplastando a sus iguales, ejerciendo de manera vergonzosa la defensa de sus espacitos pequeñísimos de poder en contra de cualquier propuesta autónoma surgida de otro sector. Escuchamos a cada instante: “Fulano es de la tendencia de …..(Colóquese cualquier nombre de algún alto funcionario de gobierno), dejando atrás que las tendencias políticas nada tienen que ver con seguirle el juego a quienes en nombre de la revolución tienen prácticas políticas en las que lo que priva es la lógica capitalista de la más rancia derecha…esa que se involucra con un sector del pueblo para escoñetar al pueblo. Si haces crítica revolucionaria para avanzar, inmediatamente escucharás: “Camarada, eso no es la actitud de un revolucionario”. En nombre de la “Disciplina revolucionaria” cualquier crítica se convierte en una actitud digna de ser descalificada y tildada de potencial actitud “salta-talanquera”
Ahora, entremos en el tema de las apuestas: En este proceso político existimos los que apostamos a la profundización del mismo, los que apostamos a que este sector que se siente desencantando no se desmoralice, sino que dé la pelea desde las filas de los revolucionarios que apoyamos este proceso, los que apostamos por hacer un verdadero ejercicio de Poder Popular, los que apostamos que esta revolución se coloque cada día más cerca del campo anticapitalista, de los que apostamos a que Chávez continúe a la cabeza de este proceso, pero de la mano nuestra: de los campesinos, de los estudiantes, de los trabajadores, del movimiento popular que hace grandes esfuerzos por hacer realidad la gobernabilidad revolucionaria desde abajo, en fin los que apostamos a que nuestra disposición de cambio, encuentre acompañamiento en el Presidente.
Por otro lado, existen los que apuestan a que el Poder Popular se siga convirtiendo en un número de personas que siguen sus líneas, a los que no les brindan ni siquiera formación política, que sólo aspiran a que repitan como loros los que ellos les transmiten, que apuestan a que la revolución es una suerte de asistencialismo capitalista que pasa desde los empleos públicos “bozales de arepa” hasta por “créditos socialistas”. Los mismos a que apuestan que sonriamos de manera cómplice y complaciente ante las actitudes que tienen ellos y, hasta el mismo presidente, cuando “vuelven mierda” cualquier opositor, así sea de nuestra clase social….piensan: “Bien hecho, estos escuálidos, no están claros”…. pero ,¿acaso están claros los que son seguidores ciegos de los burócratas que los colocan a espaldas de las claves conquistadas por este pueblo: Protagonismo y participación? ¿Acaso nuestra lucha no es contra de la burguesía y de sus capitalistas? ¿o nuestra pelea se ensaña con el más débil del eslabón, el trabajador que se reclama de derecha y no con sus jefes que son los dueños de los medios de producción?
Chávez, hay un gran sector frente a tus ojos: Los que apostamos a profundizar, a avanzar hacia un carácter anticapitalista de este proceso, al ejercicio de la gobernabilidad revolucionaria desde abajo, por el Control Obrero como la manera de derrotar el estado burgués. Otros apuestan a todo lo contrario: A cambiar todo para que todo siga igual, a negociar con los explotadores de siempre, a ejercer su poder para hegemonizar en lo que ellos llaman “Poder Popular”, a los que les parece perfecto esta convivencia con este Estado de carácter capitalista y que lucharán por no derrotarlo, pero usando, manoseando y prostituyendo el discurso de que estamos construyendo “socialismo”
Chávez, si volteas pa´ este sector de los que apostamos por construir y avanzar en el camino de la transición al socialismo…..segura estoy de que te enamoras…..Entonces ¿apostamos?