Entrevistando imaginariamente a Marx sobre lo tratado en: El capítulo VIII de “El Capital” (VI)

¿Qué Código de vasallaje nos puede servir de referencia?

Según la Ordenanza orgánica –como se titulaba aquel Código de vasallaje-, el campesino de la Valaquia viene obligado a entregar al pretendido propietario de la tierra que trabaja, además de toda una serie de tributos en especie, que se detallan: doce días de trabajo de carácter general; un día de trabajo en el campo y, un día de recogida y transporte de leña. En resumen, 14 días al año. Sin embargo, dando pruebas de una gran perspicacia en materia de Economía política, el día de trabajo no se interpreta aquí en un sentido ordinario, sino como la jornada de trabajo necesaria para crear un producto diario medio; y da la casualidad de que este producto diario medio se determina con tal amplitud, que ni un cíclope podría rendirlo en 24 horas. Es la propia Ordenanza el que declara con palabras secas de auténtica ironía rusa, que por 12 días de trabajo se debe entender el producto de un trabajo de 36 días, por un día de campo tres días y por un día de recogida y transporte de leña también el triple.

Total: 42 días de prestación. Pero a esto hay que añadir la llamada “yobagia” contingente proporcional a su censo de población. Estas prestaciones adicionales se calculan a razón de 14 días al año para cada campesino de la Valaquia. Tenemos, pues, que el trabajo de vasallaje prescrito por la ley asciende a 56 jornadas de trabajo al año. En la Valaquia, el año agrícola sólo cuenta, por razón del mal clima de aquella región, 210 días, de los que hay que descontar 40 domingos y días festivos y 30, por término medio, en que no se puede trabajar por el mal tiempo: total, 70. Quedan 140 días de trabajo útiles. La proporción existente entre el trabajo de vasallaje y el trabajo necesario, 56/84, o sea el 66,67 por ciento, expresa una cuota de plusvalía muy inferior a la regula el trabajo del obrero agrícola o fabril inglés. Pero, téngase en cuenta que se trata solamente del trabajo de prestación exigido por la ley. La Ordenanza orgánica, animada de un espíritu todavía más “liberal” que la legislación fabril inglesa, da todo género de facilidades para su transgresión.

Después de convertir los 12 días de prestación en 54, reglamenta el trabajo nominal de cada uno de las 54 jornadas de prestación de tal modo, que tienen necesariamente que imponer una sobretasa sobre las jornadas siguientes. Así, por ejemplo, se dispone que en un día habrá que escardarse una extensión de tierra que en las tierras de maíz exige mucho más tiempo, por ejemplo, el doble. En algunas labores agrícolas la ley puede ser interpretada de tal modo, que el día de prestación comience en el mes de mayo y termine en el mes de octubre. Y en Moldavia las normas son todavía más duras.

“Los doce días de prestación que prescribe la Ordenanza orgánica -exclamaba un boyardo embriagado por su triunfo- ¡vienen a ser unos 365 días al año!


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Nicolás Urdaneta Núñez


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