Me encontraba de vacaciones en mi querida Ciudad Bolívar cuando me sorprendió la noticia de la muerte de Luis Tascón. Al regresar a la mansedumbre de mi hogar, me tomó por asalto el corazón la dolorosa partida del querido general Müller. Dos hombres entregados por entero a la causa revolucionaria y que regaron su salud por estos caminos llenos de escollos por tantos ingratos y oportunistas al acecho del oportuno momento de hacer negocios en nombre de la revolución.
Tascón y Müller fueron victimas de la canalla infiltrada en las altas esferas del gobierno. Éstas les hicieron la vida imposible dentro del Psuv, hasta que ambos cansados de tanta burocracia y desvaríos socialistas, renunciaron al partido que ayudaron a fundar. Nadie puede dudar de su entrega y su amor por la revolución y lealtad al presidente.
Tascón en el golpe de estado, fue uno de los pocos diputados que no se escondió y dio la cara para lograr el regreso de Chávez a Miraflores. En la AN se fajó como buen luchador que era, contra la apatía burocrática que existe en la casa encargada de elaborar las leyes que puedan consolidar el poder popular, para que este proceso sea totalmente irreversible.
Müller, lloraba por dentro tanta ineficacia gubernamental. No soportó la cueva de alacranes en que en que se convirtió Miraflores y tuvo que retirarse a sus cuarteles de invierno a ver como poco a poco las cosas de las cuales el nos advirtió, estaban carcomiendo las entrañas del gobierno. Ambos por ser críticos a algunas políticas del gobierno, cayeron en desgracia y fueron desterrados al olvido.
Ahora cuando ambos se nos van, los mismos que los execraron salen compungidos y llorones a decirnos de las bondades revolucionarias de estos dos camaradas. Estos dos mosqueteros se unieron en vida al otro que aún nos queda que es Eduardo Samán. Otro que fue devorado por la quinta columna que rodea a Chávez y que no acepta que dentro del gobierno puedan haber compañeros eficientes que estén rodeados de pueblo y que combatan a muerte al capitalismo representado en Fedecámaras y los medios de comunicación a su servicio.
Hasta siempre camarada Tascón y camarada Müller. Ustedes quedaron sembrados de por vida en el corazón del pueblo revolucionario que siempre los amó. Al amigo Samán donde quiera que se encuentre, le pido que salga del encierro en que está y que recoja las piedras que la canalla colocó en el camino de estos dos valiosos hombres y continúe sus luchas por liberarnos de tanta ineficacia burocrática y del capitalismo existente dentro del gobierno.
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