En vista de que los que no formamos parte activa del Proceso –aunque estemos con el mismo- no tenemos la menor posibilidad de dar a conocer nuestras opiniones y puntos de vista a través de sus medios, nos vemos obligados a apelar a este recurso electrónico para hacernos escuchar y romper el circulo dentro del cual se nos quiere colocar para silenciar nuestras voces. En esta oportunidad, consideramos necesario expresar nuestra opinión acerca del llamado Socialismo del Siglo XXI, porque consideramos que además de inviable, vago e impreciso, le puede causar un grave daño al proceso político vigente.
En efecto, en virtud de que la única versión que en nuestro país se conoce del socialismo es la versión interesada y falsa de sus enemigos, y en vista asimismo de que nadie se ha encargado de refutar efectivamente la cantidad de falsedades y mentiras que entorno del mismo se han dicho, hemos creído conveniente redactar este corto artículo en el cual tratamos de dar a conocer, de manera muy suscinsta, la naturaleza real del único orden político, económico y social en condiciones de garantizar los anhelos más acariciados por la humanidad, como son el bienestar material, el progreso económico y la paz.
Eso es así, porque además de sus otras virtudes políticas, morales y humanísticas, el socialismo es un sistema de abundancia en el cual se le garantiza a todos los ciudadanos, absolutamente a todos, repito, un estandar de vida superior al que el capitalismo puede garantizarle a la gente. Como se comprenderá, no se trata de un asunto de soplar y hacer botellas, como dice el lugar común. Porque para lograr ese ideal, es necesario que se cumplan ciertos requisitos históricos inviolables. Como, por ejemplo, que las fuerzas productivas hayan alcanzado un grado de desarrollo tal, que se pueda producir la mayor cantidad de bienes con la menor inversión y con el menor esfuerzo posibles, y en Venezuela, país altamente sub-desarrollado y atrasado en extremo, no se han logrado ni se lograrán por muchísimo tiempo esas condiciones. Por lo que es cuando menos un error estratégico que, en estos momentos, en que ni siquiera somos capaces de fabricar un botón ni producir caraotas, se esté hablando de la instauración de este sistema tan avanzado en Venezuela.
El socialismo, que sólo se incuba en las propias entrañas del capitalismo, únicamente será posible cuando el propio sistema que lo engendra haya agotado toda su capacidad de generar progreso y, al mismo tiempo también, sea incapaz, por la misma razón, de detener el empuje de las fuerzas socialistas emergentes. Como es fácil observar, ese momento tampoco ha llegado todavía en ninguna parte del mundo y menos en nuestro país. Por lo que lo único que le queda al gobierno en estos momentos, es dedicar todos los esfuerzos y todos los recursos disponibles a mejorar la calidad de la enseñanza, a modernizar y fortalecer la actividad agrícola e impulsar activamente la industrialización del país. Y todo, en estrecha alianza con una burguesía criolla, repito, criolla, completamente desvinculada de los centros del poder imperial. Es por aquí, y no por políticas totalmente divorciadas de la realidad, por donde se debe empezar la construcción del socialismo en nuestra nación. Lo demás, es dar pasos en falsos.
Para ilustrar
mejor esto último, tal vez sea útil decir lo siguiente: en su tránsito
hacia superiores y más avanzadas etapas de organización, la sociedad,
lamentablemente, no puede saltarse la etapa de las relaciones capitalistas
de producción. ¿Por qué? Porque como ya dijimos, es en el seno del
capitalismo y no en ninguna otra parte, donde nacen, crecen y se fortalecen
los factores históricos que habrán de permitir algún día la creación
del socialismo. Lo cual significa que, una vez surgido éste, será
porque el viejo orden capitalista habrá desaparecido y ya no existirá
la menor posibilidad de un retorno al viejo orden anterior. Lo demás
no pasa de ser un capricho anti-histórico.
Nota: En relación con la burguesía hay que entender que este sector de la sociedad no es un todo homogéneo. Por el contrario, este es un ente sumamente dividido y en muchos casos en intereses, no sólo diferentes sino ferozmente antagónicos. Pérez Abad, Empresarios por Venezuela, Alberto Cudemos, Velandría, etc., son los sectores de la burguesía criolla, nacionalista, en la que el gobierno debe apoyarse para llevar a cabo sus planes de desarrollo económico. De lo dicho se desprende que atacar a la burguesía en bloque, confundir a banqueros, grandes importadores, latifundistas, con productores criollos es un error estrátégico.