¡Qué tal, camaradas! De nuevo con esta responsabilidad para emitir unas opiniones, que no deben coincidir con todos –los revolucionarios somos contestatarios– pero sí apreciando tener unos puntos coincidentes con varios, que es suficiente.
Sí, porque hemos leído algunos artículos que han motivado huracanes de variado género, ofensivos algunos, pero, estimo, que habría que leerlos más detallada y conceptualmente, dentro de un contexto, para comprender su sentido de la manera más lógica posible.
Lo arrecho es que me llegan correos de escuálidos desconocidos llenos de insultos personales y colectivos a los chavistas. Claro, mi correo aparece al final de cada artículo, como no aparece, por ejemplo, el del camarada Vladimir Acosta con quien quisiera comunicarme, ya que en un aniversario de Aporrea me atreví a regalarle un ejemplar de mi novela “”Bolívar de carne y eros” (una visión histórica-humorística de la vida sexual del Libertador) y quiero consultarle algo histórico-literario, también.
Antes de hablar de la Oposición –lástima que tengamos que gastar tiempo en eso–, “debemos aplaudirnos” por tener por vez primera un Presidente con un alto concepto patrio y por ello un luchador incansable por nuestra soberanía. Nunca antes. Es emocionante, para los venezolanos conscientes, que nuestra imagen venezolana se muestre con gallardía en los confines del planeta, y más allá.
Desde el magnificente estado ruso, hasta el muy querido y casi paisano, estado luso. Y no se puede esperar para mencionar a la oposición cuando siempre está estupizándolo todo, como que Chávez debería estar hablando con Inglaterra, con USA. Lo que no entienden es que a nosotros nos tuvieron “engringolados” (doblemente jodidos, por las gríngolas y por gringos)
Las gríngolas gringas no nos dejaban ver hacia ninguna parte, sólo al norte. Su norte. Porque ni siquiera el Canadá. Con la invasión hollywoodense, además de alienarnos en el consumismo, el destacar la heroicidad de sus combatientes (sus súpermanes), etc., nos cerraron el camino latinoamericano hacia México, ni siquiera vimos más sus películas.
Creo que hasta las acabaron. Ya no vemos las vibrantes películas que emocionaron generaciones enteras. Hoy las harían ver como cursis ante la grandiosidad de los grandes estudios cinematográficos y sus truculencias.
Es que los esquemas capitalistas salvajes destruyen lo sencillo. Vean cómo las grandes cadenas de supermercados, la más vieja iniciativa macrodestructora, que casi acabó con las pulperías. Se salvaron porque no todo los habitantes tienen vehículos.
Pero están las cadenas de Farmacias, las de Ferreterías. Ni se diga de los grandes centros comerciales, los llamados mall. Un ejemplo tangible en la isla de Margarita. Ir a la Ave. Santiago Mariño era el paseo por excelencia, buenas y variadas tiendas, restaurante y sitios de encuentro y ¡zás! apareció el San Bill (escrito así por referencia al santo del billete) y todo a media máquina o medio quebrado.
Por supuesto, nada con el Sur. No existía. De casualidad los carnavales de Río y los tangos argentinos. Sí bastante del fútbol. La idea era mantenernos divididos, fragmentados (divide y vencerás) y, entre tantas cosas, para que no analizáramos el daño que los gringos le hacían a los habitantes de su patio trasero.
Estuvimos cerrados, los más, a la triste realidad de la miseria, del abandono, de las enfermedades, de la ignorancia de nuestros pueblos. ¡Uff…! ¿Que vaina, ah? Fidel quiso romper ese esquema pero todos los gobernantes de antes eran unos vendidos. Lo logró sólo en su isla continental, soberana, y sembrándolo en muchos, en lo personal y en lo colectivo de sus partidos, hasta que, copiando a Puebla, “el comandante llegó y los mandó a parar…”
Llegó Chávez y fue tanta la estupidez gringa, junto a la oleada cipayica-oligárquica, que el Líder tomó el rumbo, correcto, hacia el Socialismo.
También me recuerda que por ese engringolamiento nos tuvieron alejados de lo japonés. Esa nación atropelladora que, superando la destrucción, emergió como la mayor potencia. Poco a poco, que yo recuerde, fueron invadiendo los mercados con las perlas cultivadas (una iniciativa japonesa), luego con las cámaras fotográficas con lo que le metieron… a los alemanes, y los gringos dejaron que se le colaran los autos japoneses y son los preferidos allá.
Acá en Venezuela logramos quitarnos las gríngolas y nos llegó toda la tecnología japonesa. Antes la que venía era usaense con aquella negociación chimba con los llamados petrodólares, que no era más que una explotación con especulación. Suministrarles pura materia prima y recibir un latero en línea blanca y carros.
Carros, y eso sólo ensamblándolos ya que motores y cajas se fabrican en Canadá y México. De vaina se ha logrado, y eso por costos bajos, suministrar algunas partes eléctricas y tapicerías.
Camarada, agradecería me indicaran ¿cuál ha sido el aporte humanitario estadounidense en nuestro país?, ¿cuál alianza para atender la educación, la salud? ¿En cuáles barrios y cerros están los médicos gringos? ¿Cuántos visitan para censar a las personas con discapacidades? ¿Dónde han estado, o están, los entrenadores deportivos usaenses apoyando a nuestros jóvenes? De vainita el YMCA, porque era una organización para la penetración. ¡Pero Cuba…!
Así como cuando vemos en pares a jóvenes de pantalón oscuro y camisa blanca manga corta y corbata caminando como perdidos, se dice que son Mormones, pero las investigaciones, según me han dicho, se corresponden a agentes de la CIA que informan sobre los estados de inconformidad de las comunidades.
De Rusia sólo recordamos las críticas cuando la Unión Soviética, de que encargaban a las viejitas a colocar los adoquines en la Plaza Roja de Moscú. Los escuálidos no quieren olvidar que ya no hay más URSS sino países independientes. Rusia ha sido grande siempre, sólo que hubo mucha miseria en la época de los zares, así como que la burocracia soviética acabó con el socialismo.
Eso es lo que debemos cuidar que no ocurra. Mucho más difícil cuando tenemos “quintaburócratas” a granel y de alto nivel, y en los niveles medios al extremo de que entre el 60 y 70% de los funcionarios de los ministerios son antichavistas.
Ni idea de que existía Bielorrusia. De Ucrania muy poco. Y de los sirios (y libaneses) sólo de los que tienen tiendas. De los iraníes (persas) si acaso sus leyendas y cuentos. De los chinos unos sombrerúos chapoteando en arrozales. Bien tarde nos enteramos de que tienen excelentes automóviles, por mencionar lo más popular del transporte. Así como los caros rusos.
Camaradas, lo de que “la oposición tiene razón” es porque ellos, los jerarcas y los viejos (as) escuálidos (as) envenenados(as) de por vida hasta con las estupideces, muy a lo escuálido, desde cuando escuchamos que los comunistas comían muchachitos y ahora los escualidherederos de miedos y egoísmos permanecen azuzados por la dura e interminable acción mediática, implacable. De la guerra que nos están ganando.
Tienen su razón porque luchan en contra de “ese comunismo” que acabará con todos sus bienes y familias. Como hacemos los revolucionarios porque los capitalistas nos llenaron de miserias. Esa es nuestra mayor razón.
Claro, también porque se lo nutrimos con la expropiadera. Que no es que no sean válidas sino que algunas, por lo menos en el campo, todavía no han sido canceladas y, lo peor, no están siendo productivas. Y, en mi opinión, y me caerán encima, en el caso de las Industrias Polar considero que aún con todas las arbitrariedades que han cometido, el golpismo, sus oligopolios, deberían ser penalizadas antes de expropiarlas. Son 11.000 trabajadores con sus familiares. Y me disculpan.
Además sería una mala imagen en un país todavía lleno de miedos. Todo poco a poco.
¡Patria, concientización o muerte! ¡Venceremos!
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