El año que ahora termina no es como para tirar cohetes. El Presidente y un círculo reducido de funcionarios hacen de tripas corazón. Esfuerzo, entrega, solidaridad y amor patrio convierten a Chávez en indiscutible líder. Para no variar, la avalancha no cesa. Por un lado el escualidismo se apertrecha de lo más innoble hacia la gran mayoría que junto a este gobierno abre espacios a fuerza de pura voluntad y esperanza. Por otro lado miles de funcionarios de todos los niveles, quintacolumnas, que ya no se conforman con poner un grano sino un volteo de arena para dejar mal parada a la Revolución. Y como si fuera poco, sumamos los estragos de la naturaleza que cada día aumenta su factura ante los desafueros del hombre, y de manera especial al capitalismo depredador.
De todos estos focos perturbadores, para este proceso que tiene como norte la reivindicación de quienes durante siglos fueron excluidos social, política y culturalmente, lo que más ha de preocuparnos es el papel que juegan los miles de hombres y mujeres afectos a la Revolución, y más concretamente quienes ocupan puestos de dirección en diversos niveles del gobierno y el partido. Menos mal que la paciencia del Presidente parece ser de hierro. ¿Cuántos llamados a revisar, rectificar y al reimpulso? El año termina y la tarea queda pendiente para el próximo. De manera que no hay sorpresas. Hay alarma.
Al respecto uno puede pensar o concluir varias lecturas que tienen que ver con preceptos básicos y sencillos, y cuidado con calificarnos como caídos de la mata. Hasta ahora no basta el discurso, las apariencias ni las poses. Ya es tiempo de concreciones. ¿Qué queremos, hacia dónde vamos, qué revolución construimos? La respuesta no puede ser el lugar común del socialismo del siglo XXI con cierta dirigencia de espaldas al proyecto constitucional y a los llamados del Presidente.
Como dice que diciembre es tiempo de reflexión, es una lástima que para esto sirvan tan pocos días del año. En todo caso el camino escogido por la mayoría de nuestros compatriotas y ratificado en una docena de elecciones es el cambio revolucionario, socialista, transformador del país maltrecho y arruinado que nos dejó el puntofijismo adeco-copeyano, tutelado por el imperio yanqui. Bien, tomemos la “R” de diciembre para reafirmar nuestra convicción sincera y honesta de hacer la Revolución al lado del Presidente Chávez… ¡No volverán!
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