Aspectos no revolucionarios del gobierno revolucionario…

¡Qué tal, camaradas! Desde nuestro humilde puesto de lucha… verbal esperando ser leídos, como deben ser leídas muchas opiniones con críticas constructivas y, mucho más, si llevan propuestas.  

Sigue siendo una falla, en especial de nuestro Presidente y de nuestras autoridades que no teniendo asesoramiento adecuado, consistente, en muchas áreas, de casualidad se enteran y ponen en práctica algunas soluciones, a veces parciales, no de consenso, porque les llegan de alguno que otro con suerte de tener un contacto cercano. 

Importante es que contemos con ministros jóvenes, eso sí que lleven en el alma la llama revolucionaria, o de inexpertos en los cargos en el cual los han ubicados, aunque mayores, pero sin olvidar que “más sabe el diablo por viejo que por diablo” y esos deben ser los que asesoren. 

El PSUV debe tener censada a toda su militancia clasificada según sus experticias. Tal vez así dejemos de ver tanto improvisado en funciones. Es más, el presidente Chávez debería solicitar los “organigramas de todas instancias de poder”, sin excepciones, donde se indique quiénes ocupan los cargos y sus resúmenes curriculares. Una vez dijo que metería el ojo a los Viceministros. 

 Y, propongo, que sea obligatorio publicar los oragnigramas en un medio del partido, o en el Correo del Orinoco o VEA, para que podamos evaluarlos entre todos. Gobernación por gobernación y alcaldía por alcaldía. Ministerio por Ministerio, Instituto por Instituto, hasta PDVSA.  

Además de que nos daría confianza en conocer quiénes nos cuidan la Revolución y los recursos del Pueblo, saldría mucha sorpresa que seguro más de uno identificaría como ajeno al proceso, pícaro, etc.  

Y, para complementar seriamente el sentido de la propuesta, deben darnos un espacio “de fácil y seguro acceso” para oponernos, con argumentos demostrables, o por lo menos discutibles, a quién no merezca confianza por “re o por fa”, como dicen. 

Como tampoco es revolucionaria la falta de información masiva de la distribución detallada de los presupuestos de los gobiernos locales. Y no sólo por renglones, no, sino también por obras.  

Y, para mayor contraloría  –ya que no hemos podido darle forma a las interesantes, si existieran, Contralorías Sociales–, que se publiquen los nombres de las empresas con los contratos, fecha de registro –para detener las que comiencen a improvisar como distintas–  y los nombres de sus accionistas (tendencias, etc.)  

Y así mismo, la evolución de los trabajos, con sus correspondientes buenos rendimientos, adecuada asignación de recursos, etc. No podemos dejar esa delicada actuación de gobierno en la anual lectura de obras en la presentación de Memoria y Cuenta de gobernadores en actos pantalleros, ni de alcaldes en los Concejos Municipales. 

Se corre el riesgo, como ha sido costumbre, de nombrar y nombrar inversiones que, salvo las muy importantes, no sabemos si se hicieron, y bien. Ah, porque las evalúan, con sus excepciones, por supuesto, representantes muy comprometidos o “ligaditos”.  

Cuando hemos estado en las famosas lecturas de dichas memorias, más de uno, inclusive camaradas, nos indican que:”esa no se ha terminado”; “esa quedó mala” o “el contratista es un irresponsable con la comunidad o que es un bandido”, etc. 

Entonces, que abran la oportunidad en esos medios de hacer comentarios por parte de los representantes de las comunidades, de los Consejos Comunales y de otros menos comprometidos también. Y de técnicos que las evalúen. Monto inicial de la Obra versus monto final. Y calidad. 

Tratemos de enseriar un poco las gestiones. Vigilancia, controles personales, etc. Hay mucho ruido de inversiones millonarias en inmuebles. Controles que, pudiendo expresarlos en un medio, pudiesen corregir la “tramposería”. 

Comentan que el oficio, ya profesión, de Testaferro está galopante. Se trata de evaluar a hombres y mujeres, no todos bien revolucionarios, mucho menos “ángeles”. Reitero mis disculpas a quienes les caiga un poco de duda y actúan de buena fe, revolucionariamente, pues. 

Claro, lo utópico sería que les obligaran a publicar sus balances personales y los de sus familiares y amigos más cercanos. Y los de los directivos de los entes. 

No podemos descuidar a esta Revolución en ciernes. Las fallas no nos la puede seguir deteriorando, mucho menos la ineficiencia y menos aún la negociadera y corrupción que todo el mundo comenta. A averiguar y más nada. El que esté limpio, perfecto, el que no, al escarnio público y, de ser enjuiciado, a la cárcel.

Está bien que esta Revolución sea pacífica, sin armas agresoras, que no vaya nadie al paredón pero… ¿pendeja? 

Sigue la falla de no echarle un parao al máximo enemigo, a lo más contrarrevolucionario, a los medios de la “opocisiomentira”.  

He propuesto, entre las tantas veces, que se prohíba la lectura de periódicos por TV y radio. Peor los que las comentan que les agregan su veneno propio. Su reconcomio. Mostrándolos en pantallas y escuchándolos le damos cabida a una información grotesca, falsa la más, o que al sacar nuestros errores, que sobran, no lo hacen equilibradamente: lo malo y lo bueno que hacemos.  

Sólo destruirnos. ¡Basta! 

La justificación de la medida es que cada medio busque y elabore su propia información contratando periodistas. Otra justificación para que pataleen: aumento de mano de obra y contribuir con todos los periodistas recién egresados.  

Y que la información siempre, léase bien, siempre, debe estar equilibrada. Si les parece “noticiosa” una escuela con algún deterioro (que no entendemos cómo es que aparecen) que busque una que haya sido reparada. Y así sucesivamente.  

Otra medida porque, como sabemos todos, nos están ganando la guerra de cuarta generación, estamos ponchaos, pues, que quien exprese una falsedad –controlada por Cona… mejor por quienes controlen de verdad– está sujeto a penalización. Esto también incluye a los entrevistados, por supuesto que a los entrevistadores y a los productores y directores. 

En estos días el pelón lector del “bicho a estrecho”, menos mal que es muy tempranero, dijo que presentaba a alguien de la penúltima dictadura, la de Pérez Jiménez. Entonces que demuestre lo de esta última y si no… ¡fuera!  

Los invito a escuchar a los locutores, de paso lectores de noticias, de emisoras de la oposición más conocidas y se asombren con las interpretaciones sesgadas, hasta de la más mínima pendejada. Y los entrevistados, con aires de intelectualidad, sapiencia, diciendo las cosas que ellos quieren escuchar y que los escuálidos se sigan envenenando, ahora arreciando las dosis con miras al 2012. 

Claro, después deben tomar bicarbonato para las nauseas. No puede haber impunidad para las mentiras y las falsas interpretaciones.  

Otros asuntos no revolucionarios menores, porque es lo cotidiano y lo local lo que nos afecta, lean esto: en la urbanización donde habito se han venido cometiendo robos a viviendas. Ocurre en muchas y que no es que el hampa está desatada y hace que se vea en cada muchacho humilde un delincuente –en las barriadas es donde está y sobra la gente buena–, no, son unas bandas que escogen sectores como especies de supermercados y cada semana toman un anaquel (vivienda): “anoche se metieron casa de los…” y se repite. 

Este caso es que cuando se habían metido, 11:30 p.m., 5 tipos a una casa y estaban jorungando, e intimidando, llegó un vecino y observó lo sucedido, se desplazó 500 metros hasta la caseta policial de una alcaldía revolucio… –casa grande y bonita– y los dos agentes le informaron que ellos no podían abandonar la caseta. 

El amigo buscó  a otro vecino que desde afuera echó unos tiros –los asaltados sonrieron pensando que era la policía– que los ahuyentó y se acabó la angustia. Coño, camaradas, ni siquiera llamaron a una patrulla, a un motorizado. No apareció nadie, no joda. 

En otra oportunidad un vecino atrapó a uno, lo llevó a la caseta y luego de esperar apareció un tipo, dicen que capo del sector, y al saludo cordial de los policías lo dejaron ir. Todos sabemos que los de las mafias es muy arrecho pero… ¿qué hacemos? 

Se requieren labores de inteligencia. Mientras no se establezca la Policía Nacional que se apliquen Controles Internos, de las actuaciones y conducta de los policías. 

Otro asunto no revolucionario dentro de la Revolución, o de nuestras autoridades re vo lu cio na rias…, sigue la huecazón en la zona metropolitana norte de Anzoátegui. Insoportable hasta en las avenidas importantes de una zona turística ¡Qué vergüenza!  

Ah, y la huecazón está  latente en la ciudad de Lechería zona escuálida de billete –compite con Chacao–, lo que ocurre es que queremos que, por lo menos, arreglen las de nuestros gobiernos. 

Otros tips no revolucionarios, sigue el aumento de las medicinas, o el desorden. Ejemplo, en una farmacia que normalmente tiene precios aceptables dentro de la avasallante especulación, compre un producto Pritor Plus de obligatorio y diario consumo personal, no tiene genérico, Bs. 149,00 por 14 pastillas, o sea que sería Bs.298,00 para 28 días, faltando unas para cada mes.  Fui a comprar a una gran cadena (nada de propaganda con esos oligopolios, y me cobraron Bs.102,00. La expendedora me dijo que los laboratorios estaban molestos con los que cobraban demás, ya que le baja las ventas. ¿Quién controla los precios? 

Los supermercados chinos, muy cercanos y abastecidos, siguen sin entregar facturas. ¿Cuál será el convenio con INDEPABIS? 

¡Patria, huecazón y especulación… perdón, eficiencia o muerte¡ ¡Venceremos, si le ponemos!


edopasev@hotmail.com



Esta nota ha sido leída aproximadamente 3039 veces.



Eduardo Palacios Sevillano

Ingeniero Civil. Escritor y caricaturista. Productor radial y locutor. Miembro de la directiva de la Orquesta Sinfónica del Estado Anzoátegui. Miembro de la Junta Directiva de la Sociedad Bolivariana del Edo. Anzoátegui. Coordinador de la Red de Historia, Memoria y Patrimonio de Anzoátegui.

 edopasev@hotmail.com

Visite el perfil de Eduardo Palacios Sevillano para ver el listado de todos sus artículos en Aporrea.


Noticias Recientes:

Comparte en las redes sociales


Síguenos en Facebook y Twitter



Eduardo Palacios Sevillano

Eduardo Palacios Sevillano

Más artículos de este autor