Aunque es de reconocerse que esta reinvención del socialismo en Venezuela tiene sus matices, conforme a la realidad del nuevo siglo, distando aún de ser un modelo acabado, algunas de sus iniciativas podrían ayudar a definirlo, de permitirse su profundización independiente por parte de los sectores populares, así como todos los análisis hechos por organizaciones e individuos revolucionarios que han comprobado sus carencias ideológicas y de dirección o vanguardia auténticamente revolucionarias. Pero este socialismo todavía tiene que adentrarse en lo que entendemos como la superación necesaria de la teoría del Estado, la construcción de un modelo económico no capitalista o postcapitalista y la instauración de una democracia real que incluya no únicamente lo teórico y lo social, sino que sea ciertamente participativa; todo ello enmarcado en el pensamiento emancipador e integracionista del Libertador Simón Bolívar, sin olvidar -por supuesto- los aportes teóricos de Marx y de otros revolucionarios que se plantearon el socialismo como alternativa revolucionaria al capitalismo.
Esta comprensión del proceso venezolano facilitaría darle la orientación revolucionaria requerida, especialmente en relación a la lucha antiglobalizadora y antiimperialista que tiene lugar en el planeta desde finales del siglo pasado, teniendo como actores una heterogeneidad de movimientos sociales y políticos, especialmente en nuestra América, que han reivindicado las banderas socialistas. De este modo, al calor de las masas populares, Venezuela ha experimentado un cambio que aún oscila entre un pasado representativo que no acaba de morir y un futuro por concretar, pero que tiene en la participación y en el protagonismo del pueblo a sus principales elementos.
Por lo pronto, en esta singular batalla ideológica y “reinvención” del socialismo resaltan algunos rasgos que harían de este proceso una revolución en su significación más amplia al definirse como participativo, humanista, de inclusión social, latinoamericanista, bolivariano, antiimperialista, anticolonialista, antiglobalizador y anticapitalista; rasgos estos que la ubicarían en un nivel más avanzado del cual pudieron tener otras experiencias prerrevolucionarias y revolucionarias del pasado. Por ello se subraya la necesidad teórico-práctica de caracterizar objetivamente el proceso revolucionario venezolano, sin dogmas de por medio, en una trascendental batalla ideológica que le haga vencer las conjuras nacionales e internacionales en su contra, al mismo tiempo que se fortalece la convicción revolucionaria popular.
Esto exige la concurrencia de los mejores esfuerzos intelectuales y teóricos de todas las organizaciones e individualidades revolucionarias. Esto indica, además, desechar el pragmatismo, tan propio de la dirigencia chavista actual, dado que el mismo imposibilita que se discuta, se procese, se difunda, se aplique y se compruebe lo acertado de la teoría revolucionaria en boga. Contrario a lo que suponen varios dirigentes del chavismo, el debate ideológico sigue constituyendo -ahora más que nunca- una necesidad trascendental para el avance y la profundización del proyecto bolivariano, de modo que de él se originen las líneas de orientación que lo harán posible.-
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