¡Podrán cumplir las empresas cementeras en la satisfacción de viviendas para el pueblo damnificado?

En su Mensaje Anual 2009, el Camarada Presidente Hugo Chávez, estableció las metas de los próximos dos años en lo referente a construcción de viviendas, en los siguientes términos: “Este año nosotros estamos comprometidos a llegar hasta 150 mil viviendas, –dónde está el Ministro y Vicepresidente Ramírez– 150 mil. Miren es un plan bastante agresivo que va a requerir el apoyo de todo el país, gobernadores y alcaldes, los gobernadores y alcaldes tienen minas de arena, de piedras, siempre les he dicho que el que no tenga recursos, bueno, vamos a trabajar juntos para levantar la producción de arena, de piedra picada, la producción de cemento, que tenemos que recuperarla definitivamente con las inversiones que estamos haciendo, la producción de todos los insumos de la construcción, los materiales y bajar los costos, bajar los precios, acabar con la especulación… En este momento ya tenemos los terrenos levantados, como dicen ustedes, mapeados y todo, para cerca de 300 mil viviendas. Ya no andamos por ahí que si un pedacito aquí, un pedacito allá, no…” Como se aprecia, es una meta ambiciosa, aunque el número sea poco, en consideración a la enorme deuda social heredada de la cuarta república. En su Mensaje, el Camarada Chávez exhorta a todos quienes tengan que ver con el tema de la construcción de viviendas a actuar como un solo cuerpo, un solo Gobierno, para elevar en conjunto la producción de los materiales que se emplean en la construcción, claro está, cada uno desde su posición de trabajo.

Ese objetivo, propuesto por el Camarada Presidente, sin duda, no cuenta con el visto bueno de la oposición apátrida, quienes se han dedicado a través de sus medios de comunicación a desmeritar el propósito del Camarada Chávez que, en definitiva, es el propósito de nuestro pueblo, que sería el gran beneficiario. No es casual ver, en los noticieros de televisión a reporteros de los noticieros refiriéndose al tema, en términos tan despectivos como aquel que oíamos en el noticiero meridiano de Televen: “que la promesa de nueva vivienda no quede en eso, en promesa…” ya de antemano, el reportero colocaba en entredicho la palabra presidencial; por supuesto, sus deseos van en consonancia con sus palabras, pero a eso juega la oposición, a que esa meta no se cumpla, que el pueblo se joda, en otras palabras.

Ese reto que se ha propuesto el Gobierno Revolucionario debería haber puesto, suponemos, en tensión máxima a nuestras empresas cementeras, recuperadas para la nación. Hoy, nuestras trabajadoras/trabajadores deberían estar discutiendo con los gerentes a quienes se les ha encomendado la altísima responsabilidad de dirigirlas sobre cómo lograr esa meta. Elevar la producción o elevar la productividad, estimamos debiera ser un tema para el debate a lo interno de nuestras empresas cementeras. Juntos, gerentes, trabajadores/trabajadoras, gobiernos locales o regionales y, hasta Consejos Comunales debieran estar integrados en la consecución de tan loable objetivo. ¿Se estará haciendo esto, Camarada Ministro Ricardo Menendez?

Ese factor de unidad que plantea el Camarada Chávez, no es fortuito; recordemos que nuestras empresas cementeras fueron recuperadas no hace más de tres años, valga decir, a lo interno de las mismas, la cultura capitalista que orientaba el estilo gerencial de las transnacionales aún sobrevive el proceso de nacionalización. Peor aún, el proceso de tránsito de empresa privada a pública, aún no debe haberse concretado y debe expresarse en algunos vicios y corruptelas propias de la administración privada de los medios de producción, en los que no se aplican leyes claves para la transparencia de la gestión pública, como la Ley Contra la Corrupción, la Ley de la Contraloría General de la República, entre otras, de suma importancia.

Asimismo, recuérdese que los capitalistas fraccionan sus empresas a fin de no pagar muchos impuestos, beneficios laborales, impedir la concentración de grandes fuerzas de los trabajadores/trabajadoras, de manera de poder someterlos con mayor facilidad. Nuestras empresas no escapan de esas estrategias capitalistas, he allí que uno de los objetivos de las gerencias y de los trabajadores/trabajadoras, debiera ser la unificación y concentración de fuerzas de las empresas cementeras, integrándolas en una sola corporación, al estilo Pdvsa.

Nos parece, inaudito que una vez, anunciado los retos de los siguientes dos años, en materia de vivienda, no se haya procedido a elaborar un Plan Bi Anual de Construcción de Viviendas, que contemplara la sistematización de todos los factores de producción que intervendrán en la consecución de esa meta. Materias primas, maquinarias, procedimientos administrativos y legales, factores humanos y tecnológicos, entre otros.

Es por ello, que el Camarada Chávez en su discurso a la nación se refiriera también al tema de la producción, “vamos a trabajar juntos para levantar la producción de arena, de piedra picada, la producción de cemento…” Marx definió la productividad del trabajo en los términos siguientes: “…el grado social de productividad del trabajo se expresa en el volumen de la magnitud relativa de los medios de producción que un obrero, durante un tiempo dado y con la misma tensión de la fuerza de trabajo, transforma en producto…”.En otras palabras, es el lograr conseguir mayor producción sin aumentar las horas de trabajo ni exigir más esfuerzo por parte del trabajador o “conseguir más por lo mismo”, en este caso.

Marx apelaba, a que un trabajador/trabajadora con mayor destreza y mejores conocimientos es capaz de aumentar el producto o mejorar el servicio gracias a su habilidad o talento que ha sido mejorado con el tiempo de práctica, sin necesidad de aumentar las horas de trabajo o exigiéndose un sobreesfuerzo en la misma jornada laboral. Todo nuevo régimen social, indicaba Lenin, vence al que le precede consiguiendo una mayor productividad del trabajo. Elevar la productividad del trabajo significa economizar trabajo vivo y trabajo social, o sea, reducir el tiempo socialmente necesario para producir la unidad de mercancía, rebajar su valor. La proporción de trabajo vivo disminuye mientras que la proporción de trabajo pasado (materializado) aumenta relativamente y de tal modo que se reduce la suma global de trabajo encerrado, en la mercancía. En esta ley se manifiesta el decisivo significado del progreso de la técnica para el crecimiento de la productividad del trabajo.

Los capitalistas aprovechan el incremento de la productividad del trabajo en sus empresas para aumentar sus ganancias. En el capitalismo, el incremento de la productividad se realiza sobre la base de sustraerle vida a los trabajadores/trabajadoras, quienes se ven sometidos a intensas jornadas laborales, reduciéndoseles sus niveles de expectativa de vida. En oposición a lo que sucede bajo el capitalismo, en la sociedad en transición al Socialismo, elevar la productividad del trabajo debe constituirse en una fuente importantísima del crecimiento de la producción social y -sobre esta base- del bienestar del pueblo.

Los factores esenciales para que crezca la productividad del trabajo, en la sociedad de transición al socialismo serían: elevar por todos los medios el nivel técnico de la producción sobre la base de su electrificación, aplicación máxima de la química, mecanización y automatización, perfeccionamiento de los procesos tecnológicos; mejorar la organización planificada de la producción social haciendo que ésta se especialice cada vez más y eleve sin cesar su carácter cooperativo y combinado, haciendo que cambie de manera progresiva la estructura de la economía nacional, forzando el desarrollo de las ramas y producciones más progresivas.

Se va convirtiendo en un factor cada día más importante en el incremento de la productividad del trabajo, la ciencia, que se transforma en una fuerza productiva directa. Ahora bien, el factor más determinante, para un Socialista, vendría a ser la preservación y calidad de vida del factor humano, el hombre, la mujer. Lenin escribía: “La productividad del trabajo es, en última instancia, lo más importante, lo principal para el triunfo del nuevo régimen social. El capitalismo ha conseguido una productividad del trabajo sin precedente bajo el feudalismo. El capitalismo puede ser y será definitivamente derrotado, porque el socialismo logra una productividad del trabajo nueva, muchísimo más alta…” (V. I. Lenin, Una gran iniciativa, Obras Completas, edición rusa, t. 29, p. 394.)

Fidel reafirmaba la importancia de este tema en los términos siguientes: El único camino mediante el cual se puede ir elevando el estándar de vida es por el camino de ir elevando la producción. Y el camino de ir elevando la producción es elevar la productividad. Y la productividad se eleva con la técnica y la organización…” (Fidel Castro Ruz, Periódico Revolución, La Habana, 2 de noviembre de 1964, p.). Esto es parte del debate que, imaginamos, hoy debiera estarse dando en nuestras empresas cementeras.

En el incremento de la productividad intervienen factores diversos, como por ejemplo, el empleo de la ciencia y la técnica, el abastecimiento a tiempo de materias primas y materiales, el suministro de piezas de repuesto y herramientas para el mantenimiento, y factores de como la organización del trabajo, el cumplimiento de las normas de consumo, el cumplimiento de la calidad, la utilización racional de la fuerza de trabajo. Sin dirigentes capaces, desde el punto de vista ético-moral, alfabetos económicos, capaces de entender el significado de la productividad y de relacionarse adecuadamente con los trabajadores y su sentir, es imposible construir el Socialismo.

Quizás esto último, sea lo que nos explique la conflictividad laboral que se ha venido expresando en nuestras industrias cementeras. “La Junta Directiva del Sindicato Único del Cemento y sus Similares del Estado Anzoátegui (SINTRACEA), conjuntamente con los Delegados de Prevención de la empresa Cementos de Venezuela, denunciamos que ante la repetida accidentabilidad que coloca en riesgo la vida y salud de los trabajadores y trabajadoras que laboramos en la Planta Pertigalete, tenemos la obligación de desmentir las declaraciones emitidas por representantes de la Junta de Transición que pretenden ocultar la verdad sobre este grave flagelo que atenta contra condiciones de trabajo seguras y saludables…” (Aporrea, 11-02-2011); proponiendo los trabajadores/trabajadoras como posible solución: “Esta situación no es casual sino producto del autismo sistemático de los representantes de la empresa que niegan la participación de los trabajadores y trabajadoras a pesar asumir con conciencia y compromiso de en torno a la propuesta del Presidente de la República para la aplicación y profundización del control obrero, como instrumento fundamental de la democracia revolucionaria, de la planificación socialista de la producción, distribución e intercambio…”(Aporrea, 11-02-2011).

Sin la participación entusiasta de los trabajadores/trabajadoras en el logro de la meta de producción trazada por el Camarada Presidente Hugo Chávez, será imposible su concreción. El diálogo gerencia-trabajadores/trabajadoras se impone, es una necesidad impostergable; los retos de nuestra industria cementera nacional, competen directamente es, a nuestro pueblo, del cual forman parte gerentes y trabajadores/trabajadoras, las apetencias grupales no pueden estar por encima de un objetivo nacional como lo es la elevación de la producción cementera nacional, si no se tiene claro ese objetivo patrio, se colocarían al lado de los apátridas oposicionistas quienes impidan el buen funcionamiento de nuestras empresas.

Urge entonces, a lo interno de nuestras empresas cementeras dar el debate sobre los nuevos modelos estructurales-organizativos que desmonten las transnacionales como paradigmas organizacionales de nuestro modelo societario por construir. El socialismo sitúa el bienestar del hombre, sin exclusiones, en el centro del quehacer social; régimen que aspira a satisfacer las necesidades materiales y espirituales siempre crecientes; a respetar la dignidad plena del hombre y su individualidad; a la justicia social; a la libertad; a la democracia verdadera y a la eliminación de la explotación del hombre por el hombre. Nuevos modelos, en los cuales, los trabajadores/trabajadoras deben jugar un papel protagónico, de primera línea. Construir el Hombre, la Mujer nueva esa es la tarea del momento presente…


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Henry Escalante


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