“No hace falta ley de agroecología sino darle cumplimiento a la Constitución y a la Ley de Seguridad y Soberanía alimentaria”, manifestaron los comuneros en el encuentro realizado con Soto Rojas, Presidente de la Asamblea Nacional el pasado 18/04/2011. Planteamiento que acompañamos dado el marco jurídico existente en el país para el reimpulso de una agricultura que ABRACE LA VIDA como elemento CONSUSTANCIAL a la seguridad y soberanía alimentaria.
Pese a sus debilidades y contradicciones, contamos con unas leyes para el agro que superan el reduccionismo técnico con el cual se quiere encasillar las agriculturas alternativas (ecológica, orgánica, natural, biodinámica, conuco, aborigen, campesina, otras). Debemos asumirlas en toda su riqueza y complejidad técnica, económica, sociopolítica, cultural, espiritual, cósmica, y con todos los relacionamientos de los a GENTES involucrados en el sistema alimenticio: insumos y servicios, sistema primario, transformación, acopio, almacenamiento, comercialización, distribución y el consumo.
Sin embargo, consideramos que lo más importante sería buscar la ruptura del alimento como mercancía, y para ello es necesario que cada individuo-social se apropie de la agricultura como proyecto VITAL, y del alimento como vida, como afecto, como amor..., en armonía con la naturaleza. Requerimos perentoriamente, que el individuo-social se reconcilie con la Pacha mama, y restituya el proceder sagrado que otrora fue el sistema alimenticio. ¿Utopía difícil o irrealizable? Probablemente, la hará posible el exterminio de buena parte de nuestra representación antrópica, resultante de la implosión de la madre tierra por nuestro modo invivible. Recordemos, que hasta hoy, el planeta es nuestro único albergue, sustrato y soporte.
Precisado ese punto, pasemos a revisar algunos aspectos del ordenamiento jurídico del agro:
Artículo 127 y 129, consagra que El Estado protegerá el ambiente, la diversidad biológica, los recursos genéticos, los procesos ecológicos, (…) y demás áreas de especial importancia ecológica. El genoma de los seres vivos no podrá ser patentado, (…) garantizar que la población se desenvuelva en un ambiente libre de contaminación, en donde el aire, el agua, los suelos, las costas, el clima, la capa de ozono, las especies vivas, sean especialmente protegidos, de conformidad con la ley”. Y en el Artículo 305 el cual contempla la necesidad de promover una agricultura ‘sustentable’.
La Ley de Seguridad
y Soberanía Alimentaria “rige todas las actividades ejecutadas
en el territorio nacional, relacionadas con la garantía de seguridad
y soberanía agroalimentaria” (Artículo 2), y especifica
“desarrollar políticas agrarias y alimentarias apropiadas a sus
circunstancias específicas, a partir de la producción local”
(Artículo 4). Mandato que se aclara en la exposición de motivos,
ítem de la justificación político-territorial, donde señala que
“las políticas agroalimentarias deben adecuarse a la especificidad
de los sectores económicos, a los tipos y formas en que aparecen representados
en una amplia y compleja diversidad socio cultural las productoras y
productores”, es decir, que deben dictarse políticas diferenciadas
“en función del desarrollo social, económico y político del
sector rural”. Y que el Artículo 12, es explícito en cuanto
a que “Las políticas agrarias, además de promover la recuperación
de las prácticas y tecnologías tradicionales, que aseguren la conservación
de la biodiversidad, garanticen el acceso al agua, la tierra y los recursos
genéticos,…”.
Los Artículos
19 y 20 de la Ley de Tierras y Desarrollo Agrario que establecen el
conuco como fuente histórica de la biodiversidad, y la permanencia
de los conuqueros en las tierras cultivadas por ellos, y los Artículos
15 y 16 del Reglamento Parcial del Decreto con Fuerza de Ley de Tierras
y Desarrollo Agrario para la determinación de la Vocación de Uso de
la Tierra Rural, exhortan el respeto a las tradiciones, la cultura,
la memoria histórica, las costumbres y el ambiente.
El Decreto
con Rango Valor y Fuerza de la Ley de Salud Agrícola Integral en sus
Artículos 5 y 7 les confiere protección y tratamiento especial a los
pequeños productores, y los Artículos del 48 al 50 que refieren los
principios basados en los conocimientos ancestrales de respeto, conservación
y preservación de todos los componentes naturales de agroecosistemas,
como base de los proyectos para la transformación del modelo extractivo
y contaminante predominante el país. Y el Artículo 56, numeral
3 que reza: “Impedir progresivamente la producción, distribución,
intercambio, comercialización y uso de insumos químicos tóxicos
en los sub‐sectores: vegetal, animal, forestal,
acuícola y pesquero…”
Para no extendernos,
sólo mencionaremos entre otros marcos legales, a la Ley de Biodiversidad
Biológica, Ley de las Comunas, Código de Bioética y Bioseguridad
del MPPCT. Siendo las cosas así, resulta evidente que se cuenta
con suficiente arsenal legal para combatir la agricultura del perverso
paquete multidimensional de la ‘revolución verde’. Al respecto,
y en un intento de problematizar la situación alimentaria del país
en cuanto a su ordenamiento jurídico, el discurso y la praxis institucional,
nos hacemos las siguientes interrogantes:
¿Por qué
la superficie bajo una agricultura alternativa (incluye conuco o cualquier
unidad de producción que utilice al menos una práctica agroecológica),
registrada en el MPAT-PIDA 2008-09, y 2010-11 no llega al 1% del área
sembrada? Valor que nos deja con un 99% de los ‘circuitos’
vegetales bajo el sistema monocultivo-agrotóxico-maquinaria intensiva.
Esta situación
evidencia algunas de las tensiones y contradicciones del proceso de
cambio del modo de producción agrícola: la retórica cuidadora de
la naturaleza con toda su parafernalia de leyes y reglamentos, proyectos
y programas, y por ejemplo, el Lineamiento Nº 4 “Modelo productivo
socialista’ del Proyecto Nacional Simón Bolívar 2007-2013, el cual,
pese a invocar la agricultura ‘sustentable’ del Artículo 305 de
la Constitución, promueve el desarrollismo del ‘socialismo agrario’.
O las contradicciones que se encuentran en las declaraciones del Presidente
de La República Bolivariana de Venezuela, quien ha señalado: “Algún
día Venezuela se convertirá en una
potencia agrícola, se autoabastecerá
y exportará alimentos al mundo entero
(...) Tenemos mil ríos y todas estas hectáreas para producir alimentos
para todo mundo, pero hace falta tecnología, maquinaria, inversiones,
sistemas de riego” (ABN
(2009b). Chávez sentenció
que Venezuela será una potencia exportadora de alimentos, [en línea].
Agencia Bolivariana de Noticias (ABN). 02-04-2009. Disponible en: http://www.abn.info.ve/noticia.php?articulo=176183&lee=16).
Pero por otro lado, también ha escrito que: “Optar por la agroecología
es optar por el porvenir de la humanidad y por la salvación del planeta;
es deslindarse de la destructividad capitalista y reconectarse con los
saberes y con el amor por la tierra de la agricultura indígena(…)
[Agroisleña nos imponía] un paquete agrotóxico y ecocida trasnacional
que deteriora nuestros suelos con productos de alta incidencia ambiental” (Agropatria. En: Las líneas de Chávez.
Diario Últimas Noticias. 10 octubre 2010. Pág. 13).
Lo anterior nos conduce a otras interrogantes:
¿Cambiará este contexto con la expropiación forzosa de ‘Agroisleña’, -ahora empresa pública-? La Presidenta de Agropatria, Riblia Rodríguez en el programa ‘Despertó Venezuela’ del 02/02/2011 señaló que “se mantienen los mismos proveedores y la misma forma de producción”. Léase, las mismas transnacionales, el mismo nivel operativo, los mismos tóxicos. ¿Habrá alguna propuesta de cambio para este emporio de la revolución verde?
¿Cuál será
la orientación de la Misión Agro Venezuela en lo que respecta a las
agriculturas alternativas? El Ministro Loyo en el marco de esta
Misión, exhorta a la utilización de insumos biológicos pero su fuerte
es la entrega de maquinarias y los mismos tóxicos de la otrora Agroisleña.
No obstante, debemos ponderar que por primera vez en nuestra historia,
Agropatria compró bio insumos de producción nacional, sólo que apenas
abastecerán 460.000 hectáreas, aproximadamente, superficie que ni
siquiera se acerca a superar el histórico valor del 1% bajo agriculturas
alternativas.
La vulnerabilidad del país ante la amenaza del hambre en un contexto de desastre ecológico-climático, amerita revisar a profundidad cuáles son las posibilidades e imposibilidades internas de las estructuras para una transformación del modo de producción agrícola del país por un agro que nos ‘salve’.
“Las palabras, a veces convencen pero los hechos arrastran”
(José Ángel
Martínez, productor de bio insumos de Ojo de Agua en Lara).
* Docente Fagro-UCV. Correo: polanco.delia@yahoo.es