Una vieja conseja, que a la vez no es muy acertada, reza: “Cada pueblo tiene el gobierno que se merece”. Bien, nosotros los venezolanos ya tenemos, favorablemente, 13 años de gobierno bolivariano, revolucionario y enrumbado hacia el socialismo. Aun cuando no somos partidarios de creer en consejas que fueron impuestas por el eterno colonizador como una especie de mecanismo disparador de actitudes convenientes a los intereses del colonizador depredador. Creemos que el desempeño eficiente, de nuestro gobierno revolucionario está mostrando con meridiana claridad, que la mayoría de los venezolanos estamos contentos y, de paso nos merecemos el gobierno que nos estamos dando, sobretodo, que, en este gobierno la participación protagónica del pueblo es importante cierta y manifiesta y va creciendo.
Pero, que siempre aparece un pero. Resulta que hemos visto con gran preocupación que aun, permanece dentro, de un importante sector del pueblo venezolano, un peligroso deslizamiento hacia el consumismo exacerbado y un inquietante coqueteo de gran parte de la población citada, con las enseñanzas y manipulaciones de la televisión y las enfermedades conductuales que siempre ha usado el capitalismo para mantener nuestras población cautiva como un simple consumidor y prestador de servicios, o sea mano de obra cuasi esclava.
Toda esta introducción obedece a nuestro interés, de despertar o inducir, a ese sector del pueblo venezolano, a hacer la siguiente reflexión. Resulta que en estas navidades hemos notado –como en años anteriores- que ese sector ha estado actuando en forma muy inconsecuente con el desempeño humano y pedagógico del gobierno revolucionario, y las doctrinas y planes que el gobierno y la dirección política de la revolución han estado llevando a cabo durante este lapso revolucionario.
Como ejemplo de la inconsecuencia de este sector de la población, con las premisas de la revolución, tenemos la tendencia al consumismo exacerbado de artículos muy conspicuos por su elevado precio, por su irrelevante necesidad. Consumos que, van en detrimento de otras adquisiciones que debían ser de más interés por parte del pueblo. Esta vez, de nuevo, la venta de ropa importada; de juguetes importados; de juguetes electrónicos; de artículos de uso y costumbre de países del norte como USA. Deformaciones estas, que hacen que, nuestras navidades parecieran una vulgar copia de los estilos gringos, con un gran derroche de electricidad en luces y adornos que en nada representan nuestra idiosincrasia.
Por otro lado esa tendencia consumista es como un karma que nos mantiene conectados irremediablemente, a la obligación de comprar un arbolito de navidad –nada autóctono- unas bolas, estrellas, muñecos del nacionalizado san Nicolás, y guindalejos que nada tiene que ver con nosotros y que de paso, ocasionan un despilfarro de nuestra reservas operativas –dólares contante y sonante- internacionales. Para comprar, particularmente en USA, cosas que no nos identifican y terminan inyectando el dinero producido por la venta de nuestros recursos naturales, en las cadenas productivas de los países de donde importamos ese fardo de cosas inútiles de que al final van al perol de la basura.
Insistimos en este planteamiento, porque creemos que se plantea la necesidad imperativa, que, el pueblo venezolano asuma una actitud auténticamente patriótica con respecto a las metas que la mayoría de la población se ha impuesto, al seguir con decisión y firmeza la política económica y social del gobierno. Es necesario cambiar esa actitud inconveniente, porque mientras, el gobierno hace grandes esfuerzos en controlar la producción y distribución de alimentos, así como la construcción de viviendas muchos venezolanos se dedican a vivir bajo el marco de acción que nos da la televisión, con su pedagogía capitalista, ignorando la sabiduría que a diario nos da nuestro proceso revolucionario, bolivariano y socialista.
¡PATRIA SOCIALISTA E INDEPENDIENTE!
¡VIVIREMOS Y VENCEREMOS!
wiliancastillop@gmail.com