La revolución bolivariana y socialista esta permanentemente atacada, no sólo por los intereses de EUA y las trasnacionales, sino por los intereses de quienes jugando a ser “más chavistas que Chávez”, se erigen con el derecho de aplicar el “revolucionómetro” para señalar a quienes no complacen sus intereses muy particulares.
Los “más chavistas que Chávez”, minúsculo factor dentro del chavismo, con un amplio poder mediático, parecieran no comprender que la revolución se ha logrado, se ha mantenido y se mantendrá con votos, ya que el Presidente Chávez ha sabido ganarse la voluntad de las mayorías, ha aprendido a sumar y no a restar, ha sabido hacer política.
Los “más chavistas que Chávez”, en el marco de un deterioro moral, con amplio financiamiento, escoltas, columnas, suplementos, programas de televisión y radio, emisoras, etc. producto de su trabajo en defensa de la revolución y de ser referencia para el Presidente Chávez en algunas cosas, permanentemente se permiten señalar, como erigidos por la ética revolucionaria, quienes son chavistas y quienes no, asumiendo que su verdad es la única verdad en un vil ejercicio de chantaje comunicacional, sorprendentemente perdiendo el tiempo en atacar a los aliados al proceso, en lugar de orientar sus acciones plenas en develar al opositor y sus estrategias, hacer criticas propositivas u orientar pedagógicamente a quien dentro del proceso pudo haber cometido un error.
Este pequeño factor ataca a la crítica propositiva, pretende destruir cualquier voluntad de iniciativas propias a favor del proceso, y alimenta la división, siendo capaces de hacerlo en nombre de Chávez.
El ataque que recientemente se le ha propinado a Oswaldo Rivero (cabeza e´ mango), conductor de Zurda Conducta de VTV, por un evidente e ingenuo error, producto del hecho de que “lo cortés no quita lo valiente”, es un ejemplo de lo anterior, que no tiene precedente. Si algún partidario del proceso revolucionario observó el juego de basquet con Capriles como un error, el compromiso, en especial con alguien de comprobado talante revolucionario, es aleccionar privadamente y de manera orientadora la manera de subsanar el error, pero la conducta de un revolucionario, no puede, ni debe ser la del ataque personal para destruir la imagen pública de quien todos los días lucha por aportar a la revolución su grano de arena.
Mi aspiración es a que esta reflexión sirva, en primer lugar para comprender, que aunque el proceso revolucionario tenga 20 puntos de ventaja sobre la oposición, un proceso revolucionario que pretende ser socialista debe buscar sumar, nunca restar, en especial cuando ha decidido hacerlo por la vía del voto y no de las armas. Por lo que acciones tan antirrevolucionarias como las que practican quienes se erigen “más chavistas que Chávez” y se escudan en la consigna “con Chávez todo, sin Chávez nada” definitivamente le hacen un flaco favor al avance socialista en la suma de voluntades. Ninguna revolución cultura es impuesta, sólo con la voluntad del pueblo, esta puede concretarse y trascender en el tiempo.
No veo diferencia entre estos sectores minoritarios (aunque con poder) que atacan a cuadros jóvenes de la revolución y la actitud del gobernador de Monagas, cuando declara en Globovisión en contra de dirigentes del PSUV, ya que estoy seguro que desean restas, no sumar. La crítica propositiva debe ser leal, pero profundamente dialéctica, sin medias tintas, y el ataque, producto de intereses particulares o por miserias humanas, pone en duda a quien lo hace en nombre de la unidad revolucionaria.
La unidad en la revolución existe, sólo en torno a Chávez, y se construye y sustentará en torno a un proyecto político trascendente. Ojalá quienes habiendo sido revolucionarios, pero actualmente envilecidos en el poder, se permitieran comprender que la revolución va más allá de ellos mismos, y tiene generaciones de relevo avanzando de manera inevitable, lo demás es jugar al fracaso.
@NicmerEvans
