http://www.aporrea.org/actualidad/a141876.html 1
Muy lógicas sus apreciaciones, amigo Jorgensen, pero lamentablemente usted comete una grave imprecisión:Paséese por este inobjetable hecho, amigo Jorgensen: En estas sociedades, en estos mercados, son muy escasos quienes mejoran su calidad de vida a punta de sudor propio, emanado de sus propias glándulas, muy pocos quienes logran salir de la miseria que aguarda siempre afuera de la fábrica al trabajador honesto, al que no se arrastra ni se adecua calladamente a los intereses de su patrono, nacional o extranjero, ni a político alguno.
Abogados, contables, médicos, arquitectos, sicólogos, economistas de empresas, etc., todos ellos obnubilados con los encantos de un supuesto “capitalismo bueno”, al lado de funcionarios públicos proclives a corruptelas, comerciantes y pequeños empresarios ávidos de riqueza fácil y aceleradamente adquirible, todos in sólidum conforman, como en Europa y sus “indignados”, un grupo selecto de proletarios y pequeños empresarios que se han arrogado para sí las mejores rentas, tanto mal habidas como bienhabidas, mientras el resto de sus compañeros de trabajo y de funcionarios honestos siguen en la miseria invisible para ellos y para los gobernantes.
Por eso, aunque usted siga sin verlo aún, el propio sistema, no Chávez quien apenas sirve como ejecutivo nacional, es el que está haciendo esa nueva redistribución de las rentas: quita un poco a la clase trabajadora privilegiada elitistamente, por ahora, y da mendrugos transitorios a los marginados.
Ahí están los empresarios maulas venezolanos y extranjeros que han recibido todos los dólares del Estado, a punta de razones políticas, sin más cualidades empresariales ni industriales que las teórica y convencionalmente señaladas por fuerza en los registros de comercio, no menos amañados en sus textos y libros. El Estado les ha otorgado créditos tras créditos, exoneraciones tributarias por varias décadas, mercados cautivos, largos períodos muertos, parques industriales, bien dotados con galpones inmensos, electricidad, teléfonos, vías de agua potables y servidas, etc. Les ha condonado deudas impagables por sus propias negligencias e ineptitudes empresariales. En fin les ha facilitado de todo, y sin embargo, todavía se sigue hablando de ayuda al empresariado para industrializar el país, una bandera que ya lleva más de 60 años sin que se le vea el queso a la tostá.
Pero en paralelo y paradójicamente observe usted que jamás nadie ha visto esa política corruptora proveniente del Estado, inducida por el Estado, como un mal ejemplo a seguir por los hijos de esos beneficiarios de la cosa pública. Porque, si a ver vamos, el Estado los corrompió, y eso no pudieron hacerlo nuestros gobernantes, no motu proprio, aunque sí por mandato imperial para nos mantengamos tan atrasados como 100 años atrás.
Pisemos tierra burguesa, tierra capitalista, tierra imperialista:
Sobre esas bases podemos inferir que los más corrompidos que ha fabricado el Estado son, precisamente, esas personas por las que usted de buena fe-no lo dudo-ahora se preocupa.
Mientras eso no lo asimilemos correctamente no estaremos comprendiendo lo que pasa en el mundo burgués, qué les pasa a ciertos gobernantes, ni que nos pasa a nosotros mismos. Por cierto, este asesoramiento es exclusivo, me pertenece, sin embargo, se los regalo con mucho gusto. Tenemos que ayudarnos los unos con los demás y viceversa.