Todavía la multitud que es Marx prolifera en nuevas líneas de fuga y articulación. Hay muchos Marx, Marx para rato y para ratos; lo vemos discutiendo con Spinoza, Deleuze, , Foucault, Lanz, Biardeau, Negri, Žižek, Laclau, y tantos otros compañeros de viaje, de aquí y de más allá; contemplamos su retrato en cada mueca cínica de sus detractores, que hablan desde su admiración morbosa por él, desde el gobierno del capital. Y reaparece, a ratos, en la caricatura apologética de los charlatanes académicos acostumbrados a la imagen de un Marx determinista sin contundencia ni porvenir. Enterrado involuntariamente por sus presuntos defensores. Luego desterrado por el marketing de medios europeos. Y vuelto a enterrar por las rutinas dogmáticas de militantes apoltronados en dos o tres malas lecturas y en las citas oportunas para cada ocasión.
Lo vemos, a Marx, en toda su ambiciosa corpulencia caminando las calles, cada vez que las multitudes cruzan las esquinas, expresándose en los oscuros paladares del hambre cotidiana de las mayorías; robando la calma al presente, inquiriendo a los espíritus satisfechos, sembrando inquietud al paso de su sombra. Poniendo fuera de quicio, diría Hamlet, a los problemas referidos a la libertad, reproduciendo obsesiones, prohibiendo el reposo a cualquier forma de buena conciencia, pues siempre trasparece desde sus contextos difíciles, desde su humanidad falible e insuficiente, pero con todas sus chimeneas, caprichos y chisteras.
La modernidad registra sus marcas, reaparecen sus conjuros trazados a martillazos, habitamos sus laberintos y topamos con los tropos de sus fantasmas, descritos en su ontología materialista. No hay que ser marxista –tampoco aristotélico, hegeliano o cualquier cosa– para agradecerle algo a este pensamiento. Sólo los renegados reniegan.
Los que apostamos a las resistencias, a la memoria que libera, a más de 500 años de luchas, a la emergencia insurgente de sus proclamas ante los obreros del mundo, sabemos que si bien Marx vale más que una misa, también hace oportuna una nueva interpelación y una nueva, reclamada y distinta apuesta por su lectura crítica.
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