Desde
Toronto, Canadá, el señor Francisco A. Gomez escribió un articulo
en Aporrea que me dio gran gusto y me hizo sonreír. Empieza así:
“A todos esos que creen que la solución es emigrar les quiero contar un cuentico que comenzó así: estaba Venezuela viviendo el primer gobierno de Caldera y como lo he dicho en crónicas anteriores, a estos señores se les ocurrió la idea de cerrar la Escuela Técnica Industrial de los Chaguaramos. La razón la sabemos todos, era importante destruir la educación técnica de un pueblo (al igual su salud) que necesitaba buenos técnicos para su recurso principal que era, es hoy y será por muchos años, la industria petrolera. Este escribiente, se quedo en el 5to., año de Ing. Mecánica, faltándome solamente un solo año para graduarme de técnico en esa profesión mencionada. Tuve la oportunidad de ir a estudiar a Canadá con una herencia que me dejaron, me gradué en ese país y hoy después de 40 años y con muchos cuentos que contar todavía me encuentro en este país.” Seria bueno que lean todo el articulo aquí:
http://www.aporrea.org/ actualidad/a154287.html
Lo que me hizo sonreír es que a mí me ocurrió lo contrario. Yo nací y crecí en Canadá, y me vine a Venezuela hace casi 40 años atrás, y también viví necesidades en Canadá y aquí en Venezuela, las cuales Francisco compara en su articulo. Como lo menciona Francisco, en Canadá hay que esperar meses o años para recibir alguna ayuda del gobierno para poder sobrevivir con dignidad, mientras que aquí, con la Revolución, se solucionan las dificultades sociales de manera rápida y digna.
Ahora, hace varias semanas que no escribo como lo hago normalmente porque me enfermé y ando en silla de ruedas, y medio drogado, incapaz de concentrarme o salir del taller donde vivo, donde me la he pasado sea en cama o sentado, con las dos rodillas en mala condición, una de aquellas destrozada, y probablemente por vida. Casi no he podido dormir ni comer, y a causa de esta condición, el otro día, en un estado sonámbulo, mandé sin darme cuenta un escrito a Aporrea, el cual era parte de una historia de un soldado en Iraq, lo cual no tenia nada que ver – y agradezco mucho que no lo publicaron, porque no era nada bonito.
De todas maneras, en Canadá, las dos veces en mi vida que tuve graves problemas de salud y financiero, me encontré en la calle, durmiendo en parques y comiendo comida de la basura durante meses antes que llegue alguna ayuda, porque el sistema de ayuda en Canadá, es, como lo dice Francisco en su articulo, una “selva financiera que no tiene compasión con nadie … como tratan a la gente.”
Al contrario, aquí en Venezuela, cuando me encontré en este estado grave de salud (y por consecuencia, financiero), mis vecinos Revolucionarios me trajeron comida casi todos los días hasta que organizaron algo con la casa de alimentación, y el Mercal me trae comida también, todo gratis e inmediato. La medicina me la traen camaradas gratis del CDI o de la Misión Barrio Adentro, y cuando pueda desplazarme un poco, me llevarán al SRI, y al CDI cuando sea necesario para tratamiento y tomografías – el todo sin que me cueste un bolívar. También vinieron algunos camaradas para conseguirme muletas y una silla de rueda en mejor condición, porque con la que tengo no puedo salir a la calle, y también me están averiguando para incluirme en la Gran Misión Vivienda, ya que no tengo casa y vivo arrimado en este pequeño, pero muy útil y bonito taller.
Lo que quiero decir, es que si comparo Venezuela con Canadá (y todos los países dichos desarrollados que he conocido), aquí la Revolución nos trata a todos, aun a los más necesitados, con urgencia, compasión y dignidad, algo que no ocurre en esos otros países, y por eso estoy tan agradecido. Y gracias a Francisco por su articulo.
Venezuela no me obliga a comer de la basura en la calle como en Canadá.
oscarheck111@yahoo.com
“A todos esos que creen que la solución es emigrar les quiero contar un cuentico que comenzó así: estaba Venezuela viviendo el primer gobierno de Caldera y como lo he dicho en crónicas anteriores, a estos señores se les ocurrió la idea de cerrar la Escuela Técnica Industrial de los Chaguaramos. La razón la sabemos todos, era importante destruir la educación técnica de un pueblo (al igual su salud) que necesitaba buenos técnicos para su recurso principal que era, es hoy y será por muchos años, la industria petrolera. Este escribiente, se quedo en el 5to., año de Ing. Mecánica, faltándome solamente un solo año para graduarme de técnico en esa profesión mencionada. Tuve la oportunidad de ir a estudiar a Canadá con una herencia que me dejaron, me gradué en ese país y hoy después de 40 años y con muchos cuentos que contar todavía me encuentro en este país.” Seria bueno que lean todo el articulo aquí:
http://www.aporrea.org/
Lo que me hizo sonreír es que a mí me ocurrió lo contrario. Yo nací y crecí en Canadá, y me vine a Venezuela hace casi 40 años atrás, y también viví necesidades en Canadá y aquí en Venezuela, las cuales Francisco compara en su articulo. Como lo menciona Francisco, en Canadá hay que esperar meses o años para recibir alguna ayuda del gobierno para poder sobrevivir con dignidad, mientras que aquí, con la Revolución, se solucionan las dificultades sociales de manera rápida y digna.
Ahora, hace varias semanas que no escribo como lo hago normalmente porque me enfermé y ando en silla de ruedas, y medio drogado, incapaz de concentrarme o salir del taller donde vivo, donde me la he pasado sea en cama o sentado, con las dos rodillas en mala condición, una de aquellas destrozada, y probablemente por vida. Casi no he podido dormir ni comer, y a causa de esta condición, el otro día, en un estado sonámbulo, mandé sin darme cuenta un escrito a Aporrea, el cual era parte de una historia de un soldado en Iraq, lo cual no tenia nada que ver – y agradezco mucho que no lo publicaron, porque no era nada bonito.
De todas maneras, en Canadá, las dos veces en mi vida que tuve graves problemas de salud y financiero, me encontré en la calle, durmiendo en parques y comiendo comida de la basura durante meses antes que llegue alguna ayuda, porque el sistema de ayuda en Canadá, es, como lo dice Francisco en su articulo, una “selva financiera que no tiene compasión con nadie … como tratan a la gente.”
Al contrario, aquí en Venezuela, cuando me encontré en este estado grave de salud (y por consecuencia, financiero), mis vecinos Revolucionarios me trajeron comida casi todos los días hasta que organizaron algo con la casa de alimentación, y el Mercal me trae comida también, todo gratis e inmediato. La medicina me la traen camaradas gratis del CDI o de la Misión Barrio Adentro, y cuando pueda desplazarme un poco, me llevarán al SRI, y al CDI cuando sea necesario para tratamiento y tomografías – el todo sin que me cueste un bolívar. También vinieron algunos camaradas para conseguirme muletas y una silla de rueda en mejor condición, porque con la que tengo no puedo salir a la calle, y también me están averiguando para incluirme en la Gran Misión Vivienda, ya que no tengo casa y vivo arrimado en este pequeño, pero muy útil y bonito taller.
Lo que quiero decir, es que si comparo Venezuela con Canadá (y todos los países dichos desarrollados que he conocido), aquí la Revolución nos trata a todos, aun a los más necesitados, con urgencia, compasión y dignidad, algo que no ocurre en esos otros países, y por eso estoy tan agradecido. Y gracias a Francisco por su articulo.
Venezuela no me obliga a comer de la basura en la calle como en Canadá.
oscarheck111@yahoo.com