La revolución de los Privilegios

El sistema capitalista igual que el feudalismo define una estructura de privilegio que incluye a los administradores del Estado. Esos privilegios definen el grado de libertad de acción de los seres humanos con respecto a los demás y al propio Estado. Pero, a diferencia del feudalismo en el capitalismo los privilegios nacen de la acumulación de dinero (y de tierras) y no únicamente de tierras como en los casos de los latifundistas y Aristócratas. En el capitalismo el monto del dinero que se tiene define tu nivel (o acceso) a la salud, educación, valoración social, recreación, vivienda, acción política e impunidad. Mientras más dinero se tiene más se goza de las mieles del consumo de mercancías y servicios y mayor será la impunidad frente a lo que se define como ilícito. Pero, la mayoría que gana lo suficiente para subsistir, los trabajadores, no solo trabajan para mantener los privilegios de los que tienen dinero; sino que deben aguantar las escases y baja calidad de la mercancías y servicios que consumen. En materia de impunidad la tolerancia es mínima. Lo ilícito se define para señalar los límites de acción de las clases o sectores no privilegiadas como son, buena parte de la clase trabajadora y campesina. En esta clase su capacidad de acción política es tan reducida como su consumo de mercancías.

Sin embargo, los privilegios no son exclusivos de la burguesía en el capitalismo; estos, al igual que en el feudalismo son matizados con la incorporación de los Funcionarios que administran el Estado. Los Funcionarios reciben privilegios de acuerdo con el grado de confianza (o sumisión) que tengan con la aristocracia o la burguesía. En este contexto ciertos niveles de corrupción o de abuso en el uso de los bienes públicos son permitidos de acuerdo a los nivel de autoridad jerárquica. Mientras mayor sea el grado de autonomía del Estado en su generación de ingresos, respecto a los tributos provenientes del modelo capitalista, mayores serán los privilegios y libertad de acción de los Altos Funcionarios Públicos frente a la burguesía y los Estados imperialistas. Si bien los Funcionarios Públicos son un tipo de trabajador perteneciente a la clase trabajadora su conciencia (su ser social) se ve impactada (como en la denominada clase media) y modificada por los privilegios que la hacen sentir y pensar que son una clase social distintas. Mientras mas alto el nivel jerárquico mayor es su conciencia aburguesada: porque, su ser social reproduce y se apega a sus niveles de privilegios y distinción social.

En Venezuela los niveles de ingreso petrolero que obtiene el Estado determinan la forma de distribución de privilegios dentro de la sociedad. En este país, el Estado reparte ingreso petroleros (o privilegios) a la burguesía, la clase trabajadora, la clase campesina, el lumpen y a los funcionarios públicos como una especie atípica dentro de la clase trabajadora. Los porcentajes de repartición determinan el grado de privilegio (o de libertad de acción) de los funcionario públicos, en particular de aquellos pertenecientes al alto gobierno. El nivel de conciencia de los altos Funcionarios Públicos en un capitalismo de Estado, que centraliza y reparte la riqueza que la burguesía venezolana no produce sino que consume en grandes cantidades, distorsiona aún más su ser social y lo acerca a posiciones burguesas, con intereses contrapuestos a los de las clases trabajadora y campesina.

La conciencia del Funcionario obedece al nivel de privilegios que permite el modelo económico. El caso chino resulta un caso de estudio, los privilegios y la conciencia de sus altos funcionarios responde no al discurso político “comunista” que hacen para las grande masas de trabajadores y campesinos de china (y el mundo) sino que responde a su base económica real de tipo capitalismo salvaje en fase imperialista. De allí que su impunidad esté garantizada y solo se juzgue a los caídos en desgracias.

Por otra parte, debemos insistir que la llamada justicia social no es igual a socialismo, su límite de batería socialdemócrata los lleva a plantear una mejoría en los niveles de vida de los trabajadores y postular, por esta vía, la eliminación de la lucha de clases; la convivencia pacífica de los que tienen privilegios y los que no los tienen privilegios. En una sociedad petrolera esa mejoría implica un mayor o menor cambio a favor del porcentaje de ingresos que recibe del Estado la clase trabajadora y campesina. Porcentaje que una veces más y otra menos siempre se ha plantea antes en Venezuela. De allí que la justicia social no quita privilegios sino circunstancialmente mejora los privilegios de la clase trabajadora.

Los privilegios no son malos per sé; lo que es malo es que se reduzca a uno pocos. Solo el comunismo garantiza privilegios para todos, por que en él todos somos trabajadores: todos trabajamos para todos. En el comunismo el pueblo garantiza que los administradores de la cosa pública no tengan privilegios mayores a la resto de la clase trabajadora; ya que un exceso de privilegios se notaría y la conciencia de todos los trabajadores (su ser social) la rechazarían. Entonces pues, que viva el Socialismo, Carajo.


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Néstor Aponte


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