Brotó en tierra ranchera este fin de semana. Se metió en el alma de los panas del Sindicato de Telefonistas. Bromearon. Tequila de por medio, entonaron varios corríos. Por el amor a mi madre, de Luis Aguilar, sonó varias veces. La tequila alcanzó para todos.
En medio de la parranda hicieron un alto. Necesario alto. Había que enseriar la reunión. De nuevo su Venezuela del alma, sus venezolanas y venezolanos a quienes protegerá siempre, están en la mira de los apátridas lacayos del imperio.
Decidieron revelar todo. Callar, ahora, podría ser fatal. Estremecidos por la inspiración barinesa, los camaradas aztecas informaron que quienes organizan los movimientos del candidato de la derecha y él, porsupuesto, se disponen una vez más a ensuciar la cortísima campaña electoral que se avecina en nuestro suelo. Antes incluso, podrían activar sus maléficos planes. “El Comando de Campaña de Henrique Capriles compró un paquete de mensajes de textos y minutos a la empresa Teléfonos de México”, informó este domingo Ciudad CCS en su página dos.
El billete de por medio, es grueso. No son tres lochas. El paquete se eleva a ¡50 millones de dólares! Un realero, si tomamos en cuenta que el debate electoral será de apenas 10 días. O sea, 5 millones de dólares en mensajes de texto a diario.
Hay que prepararse. Otra vez nuestros teléfonos repicarán a altas horas de la noche o mientras dormimos en la madrugada. De nuevo nos ofenderán y nos catalogarán de perros sucios por ser chavistas. Querrán llenarnos de odio las entrañas y convencernos de que ser antipatria es lo que vende.
Es el momento de crecerse. Hasta el pueblo opositor decente debe enfrentar con valentía, la zancadilla que arman en su nombre. Nosotros, por nuestra parte, curtamos nuestro ser del coraje que heredamos de Hugo Chávez. Nos está negado retroceder, porque además él nos cubre desde cualquier rincón como ahora sucedió con México. ¡Chávez vive, la lucha sigue!
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