Ramoncito Arias, quien fuese un excelente peleador zuliano peso mosca, conocido además por su vida desordenada que no le permitió llegar al sitial que por su calidad merecía, dijo jocosamente a un periodista, ya en su etapa de retiro:
“¡Me dieron tantos consejos! Muy pocos tomé o casi ninguno, pero terminé trabajando en el Concejo Municipal de Maracaibo”.
He recordado esa jocosa anécdota, mientras reviso varios escritos, donde se le aconseja a Nicolás lo que habrá de hacer una vez gane las elecciones y se convierta en presidente de Venezuela.
“Nicolás, debes hacer esto y no lo otro”. “La política que implementes debe consolidar lo alcanzado y avanzar hacia nuestra meta estratégica”. “No te reúnas con los de aquí; si con los de allá.”
Leo esas notas y me pregunto:
¿Nicolás las leerá? ¿Estará en disposición de atender lo que alguien diga por allí acerca lo que piensa del “qué hacer”?
Es poco probable. Aunque si es pertinente pensar que asuma políticas que en la calle se comentan o soliciten.
Creo que aquí se cerró la etapa en la que el talento y lo asertivo implícito en la conducta de Chávez, permitía que éste tomase decisiones que suelen corresponder a los colectivos. Creo, sospecho que el ex presidente hasta eso advirtió, dejó a Maduro entre sus recomendaciones, apoyarse en los órganos colectivos, bien sean del gobierno, partido y hasta Polo Patriótico. Porque eso está envuelto en la expresión “Maduro no es Chávez”.
En su oportunidad, este columnista, resaltó como muy positivo y un paso de vanguardia, que Nicolás Maduro, anunciase la creación del Comando Estratégico Político Militar de la Revolución y de paso, convocase al PCV a incorporarse al mismo. Ese llamado de Maduro, pareciera envolver un cambio en el diseño de políticas, relación con los aliados e intento de fortalecer la dirección colectiva; pero también se intuye que detrás está la mano de Hugo Chávez.
Por estas cosas, mi llamado más que a Nicolás, quien está dando contundentes muestras de su deseo por hacer más participativo el proceso, está dirigido a la militancia y la dirigencia, quienes están obligados a atender ese reclamo popular y contribuir que organismos como el mencionado se instalen y asuman los tareas que le corresponden.
Dentro de esta idea, sería bueno solicitar que el Polo Patriótico, el Psuv y otras instituciones u organismos de masas, hagan sentir su deseo de colaborar en ese sentido. Por ejemplo, en los Estatutos del Psuv, existe la figura del Congreso. Incluso creo, si mi memoria no me traiciona, lo que suele hacer con frecuencia, el Congreso anterior, todavía sigue instalado; aunque esto no es lo que importa. Pero sí la necesidad de convocar esa instancia, para que, aunque tangamos en manos el plan de la patria, empiece por escoger al nuevo presidente y haga los ajustes que haya por hacer, en la organización y políticas.
Ese congreso si tendría el vocerío para decir, ordenar con la certeza que las autoridades habrán de atenderle. Además, sería un gesto para dejar claro que en esta revolución predomina lo colectivo, participativo protagónico y profundo sentido unitario. Por supuesto, para no distraer las fuerzas ni extraviar los objetivos, habrá que salir de los retos electorales que en lo inmediato tenemos planteados.
Si no fortalecemos ese sentimiento en el cual está inmerso Nicolás Maduro, como herencia de Hugo Chávez, ampliar lo participativo y darle más peso a genuinos centros de decisiones, nos podría pasar lo que a Ramoncito Arias, todo el mundo aconsejando a diestra y siniestras y trabajando en una Alcaldía.
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