El sorpresivo resultado electoral del 14 de abril obliga a una urgente reflexión por parte del gobierno bolivariano. La realidad es sencilla: existe una pérdida de apoyo popular hacia la revolución, y un crecimiento sostenido del respaldo popular hacia la derecha. En números, la revolución perdió 685.794 votos en relación con los resultados del 7 de octubre, y la derecha elevó su votación en 679.099 votos.
La urgencia de la reflexión no es tanto por esa pérdida de votos propios y de crecimiento electoral de la derecha. La urgencia viene derivada de la escasa diferencia de votos entre Maduro y Capriles, de apenas un 1,59 % de votos (234.935 votos), que puede ser usada por el imperialismo y sus representantes criollos para cuestionar la legitimidad política de la revolución bolivariana. Como en efecto está sucediendo al no reconocer Capriles los resultados electorales anunciados por el CNE.
Estaríamos a las puertas de escenarios que pudieran conducir a Venezuela a una guerra civil en el corto plazo, y por tanto, todas las medidas que asuma Nicolás Maduro de aquí en adelante debería ser precisamente para impedir la configuración de esos escenarios violentos. Hay que estar claros: cuando Capriles y la MUD desconocen los resultados electorales, están abriendo las puertas de la conspiración golpista en busca del derrocamiento del gobierno revolucionario de Nicolás Maduro. Detrás de esta postura de Capriles y la MUD está el imperialismo yanqui. No pueden haber dudas. El escenario que busca Capriles, la MUD y el gobierno de los Estados Unidos es el escenario de la ingobernabilidad y de la rebelión política y militar en contra del legítimo gobierno de Maduro. Ante esta realidad es la que se debe actuar con urgencia.
Maduro y el gobierno bolivariano deben en lo inmediato:
- Reivindicar el triunfo electoral y la plena legalidad y legitimidad de su gobierno.
- Denunciar la conducta inconstitucional de Capriles y la MUD al desconocer los resultados anunciados por el CNE.
- Alertar a toda la población que la conducta de la oposición busca generar situaciones de violencia similares a las vividas en abril de 2002, tratando de conquistar por la vía conspirativa y golpista lo que no han podido alcanzar por medio de los votos.
- Preparar a todas las instituciones del estado bolivariano para enfrentar esta conducta conspirativa y golpista que desarrolla la oposición.
Como dijimos al comienzo, esta crisis política resultante de las elecciones del 14 de abril está siendo originada por la pérdida de apoyo popular hacia la revolución bolivariana. Eso se puede corroborar al analizar los resultados electorales de los últimos años. Recuperar ese respaldo popular debe ser uno de los objetivos principales del gobierno de Maduro. Si la erosión política continúa, es lógico pensar que estaremos en el umbral de una conspiración similar a la del 11 de abril de 2002.
La oposición ha mantenido un constante crecimiento de su votación desde 1998. Mientras el crecimiento de votos opositores ha sido constante, los votos por Chávez o por el chavismo no han crecido de la misma forma, tienden al estancamiento con los resultados del 7 de octubre y disminuyen abruptamente con las elecciones del 14 de abril. Podemos verlo en el siguiente cuadro:
Año Votos opositores Votos por Chávez o chavismo
1998 (presidenciales) 2613161 3673685
2000 (presidenciales) 2359459 3757773
2004 (referéndum revoo) 3989008 5800629
2006 (presidenciales) 4292466 7309080
2007 (referéndum Refo C)4504354 4379392
2009 (referéndum Enmie Consti)5193839 6310482
2010 (parlamentarias) 5077043 5268939
2012 (presidenciales) 6591304 8191132
2013 (presidenciales) 7270403 7505338
La explicación de estas tendencias electorales puede desafiar toda la lógica política y revolucionaria. Un gobierno que como el de Chávez enarboló el programa político más avanzado del mundo, reivindicando los derechos sociales y laborales de la ciudadanía, en un contexto internacional signado por la imposición brutal de planes neoliberales que por el contrario aplastan esos mismos derechos ciudadanos, debería contar con un apoyo ampliamente mayoritario de la población, que creciera exponencialmente a medida que avanzara la obra del gobierno revolucionario.
A 14 años de revolución bolivariana, la diferencia de votos entre el chavismo y la oposición debería haber aumentado considerablemente con relación a lo obtenido en los primeros años. Pero resulta que la tendencia electoral de los venezolanos pareciera avanzar en sentido contrario, indicando un claro desgaste del respaldo popular hacia el proceso bolivariano, y un creciente fortalecimiento electoral de la derecha.
La recuperación del respaldo popular hacia la revolución implica diagnosticar las causas de esa pérdida de apoyo. En esta campaña electoral que ha culminado el 14 de abril incidieron aspectos fundamentales como la crisis eléctrica (constantes apagones), la crisis de desabastecimiento alimentario, la alta conflictividad laboral y el auge general de la inseguridad. Hacia estos aspectos, que actúan erosionando ese apoyo popular, deberían dirigirse urgentes medidas del gobierno de Nicolás Maduro. En próximos escritos haremos un diagnóstico y propuestas sobre estas y otras problemáticas que inciden en la población venezolana.
Una última reflexión, por ahora. El necesario homenaje al fallecido presidente Chávez debe también considerar que la conducción del gobierno bolivariano implica consolidar un liderazgo político propio, a partir del presidente Maduro, el cual se fundamenta en el Plan de la Patria enarbolado por Chávez, considerando también lo planteado por el propio Chávez en el llamado “Golpe de Timón” de octubre de 2012. Pulverizar el estado burgués y consolidar el estado comunal, en base a una dirección colectiva del proceso, implica introducir profundos cambios en el desempeño institucional de la revolución. No es hora de maquillajes, es hora de corregir profundamente para evitar la debacle de este proceso revolucionario. Venezuela es esperanza de lucha para todos los pueblos del mundo, y no podemos fallarle a los millones de personas que siguen y respaldan el proceso de cambios iniciado en las tierras de Bolívar desde 1999.
El autor es miembro de Marea Socialista
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