Hasta ahora hemos identificado como una causa que entorpece el avance del socialismo la presencia de contrarrevolucionarios en el gobierno. Sin embargo, cabe preguntase, ¿esta es la única causa, e inclusive, es la más importante?
Poco se ha hablado de la definición y claridad de las políticas públicas revolucionarias y menos aún del poco conocimiento y alto grado de desorden de las personas e instituciones llamadas a implementarla. El voluntarismo en una primera fase, fue un elemento de avance que permitió romper la inercia institucional; pero, la misma, ahora, es insuficiente cuando se trata de construir pacientemente y de manera sostenida un cambio revolucionario. No se trata de hacer tareas, se trata de hacer aquello que permite el avance del socialismo. Entender los coyuntural dentro de lo estructural.
El más importante inconveniente en esa construcción es descubrir que los revolucionarios no sabemos cómo se hace el socialismo (en la práctica) o peor aún no sabemos que no se sabemos. En ese sentido, es importante el tratamiento profundo, en un nivel técnico- político, de los problemas objeto de las políticas públicas socialistas. Esto, a los efectos de que las mismas permitan resolver las contradicciones fundamentales de este quiebre histórico. Pero, que es incompleto si no se acompaña del diseño de una estrategia política que le de viabilidad a la ejecución de dichas políticas públicas.
En este punto, el control y seguimiento cumplen su función: corregir la ruta crítica o los errores en que se incurre en el logro de los resultados que se buscan. Una política pública que no logre solucionar el problema para el cual fue hecha, que no se terminó de ejecutar o que se ejecutó mal se podría calificar como una acción contrarrevolucionaria hacia el pueblo. Esto, en virtud de que se pierde tiempo, presupuesto y esperanza del pueblo en la construcción del socialista. La tarea cultura del socialismo es romper con la forma de planificación basada en el dicho ¡como vaya viniendo, vamos viendo! Estamos llamados a utilizar a nuestros mejores técnicos y políticos; así como, al pueblo en general en la ejecución de las políticas públicas socialistas. Y esa incorporación debe articular las habilidades y competencias de cada quien en su escenario natural, a fin de una correcta y efectiva construcción del socialismo: eficiencia o nada.
Sin embargo, un tratamiento especial merece la conformación de los equipos de alto nivel del Estado (Ministros, Directores de despacho, Vice ministros, Directores generales y de líneas). Ellos deben contar con un conocimiento especial y profundo en la ciencia y técnica de gobierno. Gobernar no es sólo dar órdenes. Gobernar es una mezcla adecuada de objetivos, estrategias, oportunidades, recursos y conocimientos tecno-políticos que potencien iniciativas que viabilice el avance en la construcción revolucionaria. Se trata de resolver los problemas que tiene el socialismo (el pueblo) en su búsqueda de la suprema felicidad. Pero un gobierno sin revisión permanente y rendición de cuentas mata el motor del re- impulso que nos permita medir cuanto nos acercamos a nuestro objetivo: el socialismo. Viviremos y venceremos, que viva el socialismo, Carajo.
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