Desde la psicopolitología (podríamos llamar así al esfuerzo de síntesis de dos ideas, una histórica, y otra epistemológica, que pueden ser el nacimiento de un encuentro concreto entre “La teoría crítica” y el “Construccionismo Social” o “Socioconstruccionismo”, agregando la arista reflexiva de los Estudios Políticos como disciplina que junto a la Psicología Social pueden permitir la instauración de una nueva disciplina como lo es la Psicopolitología, que gira en torno a las representaciones sociales y la construcción social de lo político y la política en nuestra sociedad, en especial dentro del fenómeno venezolano de construcción del nuevo socialismo.), la posibilidad de generar la apropiación del poder por parte de los sectores populares (cambiando así la dirección y el sentido del concepto tradicional del poder, que habla de él como la práctica del control de los medios de coerción), sustituyéndolo por un concepto que gira en torno al poder como un proceso colectivo de transformación de las realidades, a través de la acción concreta de quienes se ven afectados positiva o negativamente por él, con el derecho y el deber de ejercerlo directamente, se ve consagrado con la posibilidad de constituir la red del poder popular a través de los Consejos Comunales de Planificación Pública (CCPP).
Los Consejos Comunales de Planificación Pública (CCPP), nacen como espacios públicos de participación popular, que permiten la articulación de todos los sectores, agrupaciones y organizaciones sociales, con el único fin común de mejorar la calidad de vida de la comunidad con una visión colectiva.
El establecimiento de Los Consejos Comunales de Planificación Pública (CCPP), gira en torno al concepto de comunidad que se construye a partir de una realidad común tanto de espacio físico, de relación humana, de identidad social, de historia común, de servicios públicos comunes, de tradiciones culturales similares, y de problemas compartidos en áreas tales como la económica, la social, la urbanística, etc..
Los Consejos Comunales de Planificación Pública (CCPP), nacen del espíritu de las asambleas de ciudadanos y ciudadanas, consagradas en el artículo 70 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela como medio de participación y protagonismo del pueblo en ejercicio de su soberanía en lo político, además de atribuirle valor vinculante a las decisiones dadas en este espacio. Cuando hablamos de vinculante, le imprimimos a las decisiones de las asambleas un carácter de mandato popular, que implica el obligatorio cumplimiento por parte de las instituciones públicas vinculadas a la decisión asumida.
Nada puede estar por encima de las asambleas de ciudadanos y ciudadanas, y Los Consejos Comunales de Planificación Pública (CCPP), están subordinadas a las decisiones que ellas tomen, sin embargo, los CCPP son el brazo operativo y ejecutor de las decisiones que en las Asambleas de Ciudadanos y Ciudadanas (ACC) se tomen. Es importante aclarar esto en función de comprender donde radica el verdadero poder popular.
Sin embargo, a esta altura, este proceso de democratización todavía no posee tecnología para su aplicación. Cuando hablamos de tecnología, nos referimos a procedimientos técnicos para la toma de decisión en Las Asambleas de Ciudadanos y Ciudadanas y la operacionalización de su carácter vinculante. En este sentido pareciera pertinente que el Poder Moral fuese el garante de los procedimientos, lo que implica toda una estrategia para la presencia oportuna y pertinente de los defensores del pueblo en todo el país, tanto en el momento de constitución de los CCPP, avalando las actas de constitución y de decisiones, como en el seguimiento del trabajo desarrollado por las mesas técnicas que deben constituirse según las realidad específicas de cada comunidad.
El otro aspecto fundamental para la constitución de los CCPP es la cultura democrática que debe desarrollarse en estos espacios. La democracia es un valor fundamental, profundamente socialista, que solo se practica con la conciencia del reconocimiento del otro como parte integral de si mismo, es la posibilidad de reconocer que “todos somos otros” (con base en la propuesta de Carlos Silva en el libro del mismo nombre, editado en el 2002 por la Comisión de Estudios de Postgrado de la FHE-UCV), y de asumir la necesidad de practicar, entre otras cosas, la posibilidad de:
- Cuestionar lo incuestionable: Esto se basa en el cuestionamiento a la objetividad e imparcialidad de la realidad. Es la posibilidad de las comunidades de redimensionar la cultura política impositiva, macoyérica y adecoide, dejando de asumir que como siempre ha sido así, lo seguirá siendo, transformándola en una acción incluyente, plural y de cambio de las estructuras imperantes que estuvieron basadas en el egoísmo y la competencia política arraiga en nuestra identidad política.
- Tener en cuenta la especificidad histórica y cultural del conocimiento: Se refiere a que no tenemos que olvidar las condiciones políticas, económicas y culturales de la época histórica en que se produce y acepta un tipo determinado de conocimiento y práctica política. Es comprender la importancia y significación de los contextos donde se ejercen las acciones, respetando los mismos en el marco de cada comunidad, en nuestro caso, dentro del contexto revolucionario y de construcción del nuevo socialismo.
- El conocimiento se genera en procesos sociales: Tanto las supuestas verdades incuestionables como los artefactos culturales, se generan mediante las interacciones cotidianas, ya que se considera que son resultado de un continuo proceso de construcción y mantenimiento colectivo. Esto vendría relacionado con la concepciones de saber/poder que unifica Michel Foucault, por su mutua interrelación y con la dirección ascendente y no descendente del poder, es decir, no hay una imposición por parte de los poderosos de las estructuras y valores predominantes en una sociedad, sino que desde las interacciones cotidianas ya se ejerce poder, ya que se reproduce una serie de verdades o se generan nuevas concepciones que pueden entrar en conflicto con otros conocimientos (realidad difusa). Sobre esta concepción del poder se monta la posibilidad de concretar la constitución de los CCPP.
- La dimensión simbólica del conocimiento: Si cuestionamos una verdad incuestionable, estaremos contrastando esta con las referencias históricas y culturales pertinentes, que han generado metáforas o formas de expresión que se aproximan a la verdad, ya que pareciera imposible contrastar con la realidad misma. Esto implica que de manera constante confrontamos nuestras ideas significados y símbolos generados socialmente (representaciones sociales).
Nuestras comunidades tienen representaciones sociales constituidas sobre valores y prácticas que han estado en una reconstitución constante desde 1989, como consecuencia del llamado “Caracazo", y todo los cambios políticos que se desprendieron de ese hecho han generado una reconstrucción simbólica que ha permitido desmitificar la tradicional estructura de poder que aunque persiste en sobrevivir, cada día pierde más terreno en pos del ejercicio real de la democracia liberadora, inclusiva, plural, participativa, protagónica, equitativa y en fin, socialista.
Los Consejos Comunales de Planificación Pública, se convierten, a partir de su constitución, en la punta de lanza de un proceso que junto a la contraloría social, servirán de piso a las constituyentes municipales con la proyección de llegar a las constituyentes parroquiales, como medio para alcanzar el fin real, la construcción del poder popular.
Nicmer N. Evans/ nicmerevans@yahoo.es
Politólogo/Profesor-UBV