En un encuentro con Simonetta Fiori del diario italiano La Reppublica (reproducido en Rebelión), la periodista y militante política Rossana Rossanda expresa su decepción con la evolución del Partido Comunista Italiano y su preocupación por la indiferencia de los jóvenes ante las injusticias del mundo. Destaca el de los planteamientos pro abolición del conflicto, como si la confrontación social fuera un elemento pasado de moda, y plantea la validez de la lucha de clases.
Comentando su autobiografía "La Ragazza del Secolo Scorso" ("La chica del siglo pasado"), publicada en el 2006 a los 88 años, concluye: “Sí, es verdad, pertenezco al siglo XX… Pero fue un gran siglo, cosa que el actual no tiene la pinta de serlo. Hemos vivido una historia terrible, pero una gran historia. Ahora vivimos historietas”.
Sin tener las cualidades o la trayectoria de la Rossanda y, por ahora, tampoco su edad, confieso que me identifico con ella. No entiendo cómo se puede negar la lucha de clases cuando el antagonismo entre los pocos amos de los conglomerados financieros - industriales y la inmensa mayoría de la población explotada y marginada resulta más visible que nunca.
Menos aun entiendo la contradicción en que se cae cuando se utilizan los planteamientos de Marx para explicar la crisis del capitalismo y luego se acude a toda clase de piruetas intelectuales para evadir la referencia a la lucha de clases cuando se opina sobre situaciones concretas en Venezuela, América Latina u otra parte del mundo.
Mirando sólo 2 hojas del Correo del Orinoco al momento de escribir este artículo me pregunto ¿Son o no son manifestaciones de lucha de clases el enfrentamiento de Inglaterra y Argentina por las Malvinas, el desconocimiento del derecho de Bolivia a una salida soberana al mar, las protestas en Brasil, los ataques contra la ley de comunicación en Ecuador, las exigencias de la UE a Grecia, la complicidad de las potencias con los paraísos fiscales y el maltrato de Israel a niños palestinos?
Obviamente el antagonismo entre grupos sociales, entre explotados y explotadores, entre dominados y dominadores asume matices diversos en el tiempo y en el espacio, pero sigue siendo lucha de clases. No se trata de trasladar a Venezuela las especificidades de la lucha de clases de Inglaterra en la época de Marx, pero sí de observar cómo se manifiestan en nuestro país los elementos escenciales de dicha lucha.
Quienes creemos en una transformación revolucionaria de la sociedad tenemos es entender la evolución y la expresión particular que asume la lucha de clases en nuestra Venezuela petrolera e inserta en un complicado y contradictorio proceso de transición hacia un socialismo que a veces se desdibuja. No hacerlo implica convertirse en cómplices de la historieta impuesta por el imperio, referida por Rossanda.